Te enamoraré (versión nueva)

Capítulo 16 "t y t" (Editado)

t y t

—¡Linda! ¡Linda la difuminación! ¡Lindo el paisaje! E-es muy lindo como se difumina y el color se mezcla con los otros y hace una combinación algo homogénea de colores —balbucea con las mejillas enrojecidas —Ah, mejor continuemos.

Sí, en realidad, es lo mejor, así que asiento no queriendo avergonzarlo más. Ay, Gregory. ¡En realidad estás peor que yo! Por un momento quiero fundar el club de ayuda lo más rápido posible.

Da unos pasos torpes tratando de caminar, pero está tan nervioso que no ve que en frente de él hay una lata de pintura. Abro los ojos y doy un paso al frente.

—¡Cuidado con la... —grito mientras me acerco y pongo mis manos en su pecho para evitar que se acerque más —lata…!

Lo último suelto como si fuera un suspiro de alivio. ¡Y es que lo es! ¡La lata está a un centímetro de su pie! Alzo la mirada, me topo con sus ojos y le sonrío.

—Eso estuvo cerca —digo y veo como sus mejillas se sonrojan más de lo que ya estaban.

Pero me asusto cuando veo que está en exceso de sonrojado.

» Gregory, ¿estás bien?

Coloco mi mano en su frente y me asusto cuando está muy caliente. Voy de decir algo más cuando noto que su boca se cierra y se abre para al final terminar empujándome para alejarme.

Mi vista va hacia atrás porque recuerdo que al acercarme evité una lata. Y en efecto, ¡la lata está detrás de mí! Mis pies se enredan porque no retrocedo y siento que voy a caer de espaldas.

¡Mierda, ahora sí haré una obra abstracta!

Por suerte no sucede, alguien rodea mi cintura y me atrae hacia él. Mis ojos desorbitados se encuentran con un pecho y cuando alzo la cabeza veo a Alan. Oh…ahora mis colores se suben y yo siento mi temperatura.

¡Está cosa debe ser contagiosa, maldición!

—Lo siento…

Escucho eso tan cerca de mí que volteo hacia un lado y noto que no soy la única a la que sostiene Alan. Aunque yo…estoy más segura que Gregory al ser sujetado. Al menos eso pienso cuando veo que el brazo izquierdo de Alan rodea mi cintura, mientras que su brazo derecho tiene tomado del cuello de la camisa a Gregory sosteniéndolo para evitar que choque contra el bote de pintura tras sus pies.

» Lo siento —repite Gregory —casi hago un desastre.

Voy a negarlo por educación, pero Alan tiene otros planes.

—Sí.

Gregory se colorea más y siento pena por él.

—Ya puedes soltarme…gracias —murmura Gregory bajando la cabeza.

Alan lo trae hacia adelante y lo lleva a un lado antes de soltarlo.

—¿Estás bien? —me pregunta Alan y está tan cerca que he sentido escalofríos en mi oreja.

—Sí, sí, no es nada. Ah —subo la mirada y me paniqueo —A-alan, ya puedes soltarme.

Estoy por llorar al sentirme tan avergonzada, así que agradezco que me haga caso, sin embargo, estar fuera de sus brazos todavía no ha calmado mi corazón.

—Abigail.

—¿Sí? —veo a Gregory y me sorprende su rostro pálido.

—También siento haberte alejado de esa manera.

Oh…

—No, lo entiendo, debí haberte sorprendido mucho. Además, Alan me atrapó así que nada pasó a mayores y estoy bien.

—Sí…tienes razón.

Esto…es incómodo. Así que aclaro mi garganta antes de sonreír.

—¿Continuamos? Los chicos nos deben estar esperando.

Ambos asienten, así que me doy la vuelta y evitando las demás latas los llevo en dirección del patio. El camino es silencioso entre nosotros, pero agradezco que al caminar haya algo de ruido, de lo contrario, me daría cosas saber que pueden escuchar mis latidos acelerados.

Cuando llegamos veo que Emilia está ahí con los chicos y parece que ya ha dado algunas indicaciones, ya que varios se encuentran arreglando las flores y otros están pintando los juegos de los niños.

Al notarnos sonríe y con la mano nos indica acercarnos.

—¡Abi, pequeña, perdón por hacerte abrir la puerta! Estaba escuchando música mientras limpiaba —niega la cabeza y suspira —Que bueno que abriste la puerta, ya estoy tan vieja que no oigo, pero te estaba buscando para...

—¿Ayudarte? —le interrumpo antes de que suelte algo sobre que trabajo aquí.

—¿Eh? —parpadea confundida —No, yo quería...

—No te preocupes —le interrumpo de nuevo y haciendo un ademán restándole importancia —ayudaré a pintar los juegos.

—¿Está bien? —murmura confundida.

Mira mi cara por unos segundos y creo que trata de entender qué pasa. Creo que mi cara luce lo suficientemente desesperada como para que no diga nada más. Finalmente deja de verme y sonríe con diversión al encontrar a otra víctima.

—Gregory, que gusto verte, no creí que lograran convencerte de venir.

Enmarco una ceja con curiosidad. ¿No quería venir? Creí que él dijo que sí. La pregunta lo incomoda haciendo que pase una mano por su nuca.

—Sí, bueno, hubo un cambio de planes... ¿En qué ayudo? —cambia de tema haciendo que Emilia se ría.

Esta mujer sí que ama incomodar.

—Puedes ayudarme pintando los juegos de la izquierda. Falta darles una segunda mano.

Él asiente.

—Y tú, y tú —señala a Alan y luego a mí —podrían hacer lo mismo con los de la derecha. Junto a Hilary —asentimos haciendo que sonría —Excelente, tengo que volver a dentro, pero me llaman si me necesitan ¿de acuerdo, mis pequeños? —avisa haciendo que se escuche un coro de “sí” por parte de los todos.

Me despido de Emilia con la mano y cuando la veo salir, me volteo hacia Gregory con curiosidad.

—No querías venir, ¿eh?

—Tenías cosas que hacer…

Como al responder parece incómodo y no accesible para bromear, asiento y decido no preguntar más. En su lugar, camino hacia los materiales que están en la cubeta y tomo una brocha, Alan y Gregory hacen lo mismo.

Veo a Hilary y me acerco con intención de saludarle con la mano en su hombro, pero mientras me agacho ella sube la mirada y me sonríe.

—¡Hola Abi!

Detengo mi mano y muevo la mano en forma de saludo mientras le sonrío también.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.