Te enamoraré (versión nueva)

Capítulo 18 "El primer RPG de Abigail" (Editado)

El primer RPG de Abigail

—Tijera gana a papel —dice y me extiende el casco —¿Vas al frente o atrás?

Lo tomo, pero antes alzo mi mano con el índice levantado.

—No presumas ante el perdedor y dame un minuto de luto.

Ríe.

—Eres una dramática, Martins.

—No dirás lo mismo si salimos volando —murmuro colocándome el casco y abrochándolo. Me sorprendo al no tener que ajustarlo.

—Manejaré con cuidado —afirma bajando suavemente el visor de mi casco.

—No es por ti, el resto de conductores suelen estar locos.

Si pueden hacer trizas un carro, ¿cómo no mandarían volando una moto?

Un frío me recorre los huesos y me estremezco. No, no siempre pasan accidentes. Y aunque me repito aquello, mis manos se vuelven heladas. Al menos lo sé porque Alan se queja cuando al querer ayudarme a subir, toco sus manos.

—Estás helada.

—Lo siento.

—Espera —dice y pone el pedal antes de bajarse. Lo veo sacarse un guante y pedirme mi mano —Colócate esto, tal vez ayude un poco.

—¿Me das tu guante?

—Es un mitón —afirma y lo abotona con un click en mi mano derecha. Al verlo ríe —Se te ve un poco grande.

Muevo mis dedos y al ver que está flojo, río también. Sin embargo, dejo un deja vú me hace fruncir el ceño. Yo…ya he llevado este mitón y moví la mano de la misma forma.

—¿Martins?

—¿Sí?

—¿Lista?

Entrecierro los ojos aceptando su mano.

—Tú sabes que no, pero diré que sí.

Ríe entre dientes y me abrazo a él. Claro que hacerlo me hace cerrar los ojos con fuerza mientras trato de calmar mi corazón y cara caliente.

¡Maldición, esto es mucho para mí!

—Voy a encender el motor —murmura y yo asiento pegada a su espalda tomando aire. Las vibraciones se sienten y siento que puedo temblar con la moto —Arrancaré.

Asiento y de nuevo tomo aire antes de sentir como el monstruo empieza a moverse. No abro los ojos, en su lugar me enfoco en mi respiración. No pasará nada. La tercera es la vencida parece ser algo fallido.

Es más, ¿qué probabilidad…? ¡No, no! ¡No pensaré en nada! ¡No pienses en nada!

La moto se detiene, pero asumo es por un semáforo porque no la apaga, y me tenso cuando mi mano izquierda siente como su mano cubre la mía. Quiero abrir los ojos, pero me da miedo que justo llegue a ver cuándo arranque. Sin embargo, me dedico a disfrutar el calor de sus dedos y a sentir su mitón.

Nunca se retira el guante de la mano izquierda. Y hay muchos rumores que rodean eso. Dicen que hay cicatrices de pelea con arma blanca, o que por pelearse mucho con la gente sus nudillos están con horribles cicatrices.

Sin embargo, dudo en creer que su mano, la que me acaricia de una forma tan suave, haya sido brusco con alguien más.

Retira suavemente su mano y suspiro leve al sentir que de nuevo se mueve mi alrededor.

No, aquí vamos de nuevo…

***

—Llegamos, puedes abrir los ojos.

Lo hago y cuando veo a mi alrededor, parpadeo y volteo a verlo asustada.

—Esto…

Se saca el casco y me regresa a ver asintiendo.

—Tú me enseñaste tu escondite, así que quise que conocieras el mío.

—¿Y está en tu…casa? —lo último lo suelto casi sin voz —¿No crees que es tus padres se incomodarán si yo entro?

—Ellos nunca están en casa.

Mi corazón se detiene y mi cara se sonroja.

—Ah…

—Además, no es como si mi escondite fuera mi habitación —me mira y luego sonríe de forma ladeada —¿Estabas preocupada de que fuera mi habitación?

—¡No, nunca dije nada!

—¿No? ¿Por eso te ves cómo un cervatillo asustado? Incluso con el casco puedo verte entrar en pánico —sonríe y con sus manos toma el caso. Me sonrojo más al no poder retroceder —¿Qué piensa tu cabecita, Martins? ¿Crees esos rumores? —alza la visera y al verme sonrojada sonríe —¿Crees que Penélope publicará mañana una nota de cómo Cooper sedujo a la pequeña vicepresidenta y le hizo el amor?

Su voz baja me hace incapaz de soportar más esta situación. Al fin y al cabo, ¡soy una maldita adolescente con hormonas descontroladas! Aspiro aire y con mis manos tomo espacio y vuelvo a bajar la visera dándome la vuelta con las manos en el casco.

Este #$%&!

Ahogo un grito mientras lo escucho reír levemente y cierro los ojos jurando venganza. ¡Tú, maldita célula! ¡Algún día sentirás lo que yo, y juro…! ¡Te juro, que experimentarás lo que es tener una persona microondas como tú!

Desabrocho el casco y me lo retiro sacudiendo la cabeza enojada. Le regreso a ver y le entrego el casco en su pecho.

—¡Tú…sinvergüenza! ¡¿Cómo puedes decir esas cosas tan fácilmente?!

Mira el casco antes de tomarlo.

—¿No suelen ser así de escandalosos los titulares de Penélope? —pregunta señalando mi mano y lo entiendo.

—¡No, nos interesa la vida sexual de los estudiantes! —grito extendiendo mi mano para que retire el mitón. Cuando lo hace veo como se lo coloca y asiente.

—Bien, admito mi error. No sé leer lo que publican.

Se da la vuelta y yo tomo aire antes de seguirlo maldiciendo sus espaldas. Cuando se detiene veo que está abriendo la puerta y me congelo.

—Uhm, sigo creyendo que no es una buena idea.

¡Y menos que no haya adultos! ¡Si Penny estuviera aquí seguro mañana esto sin duda sería escandaloso! Para empezar, ¡ni siquiera era mi amigo! ¡Y mucho menos mi novio!

¿Esto realmente está bien?

Siento que voy a desmayarme.

—Podría gustarte el lugar.

—Suenas como una personas que secuestra niños.

Ríe.

—Siempre eres tan dramática, pero si no quieres está bien. Vamos —retira la llaves y me entrega el casco —Te llevaré a otro lugar.

Miro el casco en mis manos unos segundos. Mis nervios se relajan cuando noto que escucha mis preocupaciones y asiento.

—No es por los rumores, Alan. Es porque… —cierro los ojos y tomo aire antes de soltar mis quejas —¡obviamente un desconsiderado como tú, no pensaría en la vergüenza que es ir a casa de alguien más!




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