Te enamoraré (versión nueva)

Capítulo 29 "Una amiga peluda (parte 1)" (Editado)

Una amiga peluda (parte 1)

—¡No lo haré! —grito —¡No! ¡No! ¡Y no! ¡Me niego!

—Vamos Abigail.

—No, Cooper, a esa cosa infernal no me subo.

Su boca se eleva un poco formando una apenas perceptible sonrisa burlona. Y aunque no pareciera, sé que está ahí, sus ojos mirándome de forma divertida lo delatan. Cruzo los brazos y su sonrisa aumenta antes de soltar un bufido y empezar a reírse.

» ¿Te estas riendo de mí?

—Sí —responde a lo que solo puedo abrir y cerrar la boca indignada. Este sin duda es un sinvergüenza al que solo puedo ver con ojos entrecerrados, antes de que con el mismo descaro vuelva a preguntar —¿Subes?

—No.

—Cobarde —dice y tose.

—No soy cobarde —gruño caminando hacia él, le quito el casco de las manos e intento colocármelo, pero no logro por lo que se ríe.

—Déjame —me quejo cuando se acerca a ayudarme.

Ignora mis palabras porque se da cuenta que en realidad no hago nada para detenerlo de colocarme el casco. Solo aprieto los labios fingiendo estar molesta cuando en realidad estoy embelesada con su concentración.

—Listo, niña tonta y orgullosa.

Se separa para subirse a la moto y cuando la estabiliza me extiende la mano. Ahora que me he subido más veces, la tomo con más seguridad y doy un pequeño brinquito antes de abrazarme a su cintura. Suspiro cerrando los ojos y asiento dándome confianza.

Solo es una moto, nada más...

Me repito el mantra mientras trato de vaciar mi mente de los miles de accidentes que han ocurrido con este tipo de monstruos de dos ruedas.

—¿Lista?

—No.

Se ríe.

—Perfecto.

Cierro los ojos aguantándome las ganas de preguntarle qué es lo perfecto. ¿Qué me abrace a él como un koala? ¿Qué parezca una paranoica? Pero no me da opción a nada. El monstruo se enciende y acelera haciendo que mis manos se aprieten un poco más a él. Durante unos minutos solo escucho el sonido del motor en la carretera hasta que poco a poco este baja la velocidad.

—Martins —me llama y siento que nos detenemos.

—¿Sí?

—Abre los ojos.

Hago lo que me pide y veo que estamos en el principio de un puente, así que regreso a verlo confundida.

» Vamos a hacer algo ¿te parece?

—¿Qué cosa? —pregunto con desconfianza.

—Vamos a cruzar este puente y vas a estar con los ojos abiertos.

—Oh, no.

—Oh, sí.

—Mierda.

¡El puente no es precisamente corto!

Ríe y se voltea un poco haciendo que sus ojos den con los míos y una pequeña sonrisa se forma en sus labios. Niego con la cabeza, sinceramente no quiero ver cómo nos movemos, eso es lo aterrador: ver como todo pasa con rapidez.

—No pasará nada, iré a la velocidad que normalmente lo hago, solo que tendrás los ojos abiertos.

Me lo pienso un poco.

—¿Lo prometes? —pregunto, estirando el dedo meñique para hacer una promesa.

Sonríe de forma ladeada y enreda su dedo con el mío.

—Lo prometo.

Asiento y él sonríe volviendo su vista al frente. Enciende de nuevo el monstruo de dos ruedas y tomo aire antes de soltarlo.

—¿Lista?

—Mierda, sabes que no, pero anda, vamos.

Ríe entre dientes mientras yo vuelvo a tomar aire antes de soltarlo e indicar que estoy lista.

Arranca y mi reacción es aferrarme a él y cerrar los ojos, pero poco a poco empiezo a abrirlos para cumplir la parte de mi promesa.

—No veas el suelo, fíjate en los lados o el frente —me aconseja y asiento desviando la vista de la parte posterior de su espalda, a mi lado derecho y…

Oh.

El paisaje frente a mí es realmente hermoso, el cielo está con matices violetas y el río transparente pasa a nuestro lado dejándome con la boca abierta. El que nos estemos moviendo lo hace más irreal y por un momento sonrío, antes de rodar los ojos por su pregunta engreída:

—¿No está nada mal, verdad?

—No —río levemente —no está tan mal.

Acelera un poco y suelto un pequeño grito aferrándome a él de nuevo.

—¡No hagas eso!

Ríe un poco.

—Tranquila, no te pasara nada. Solo no cierres los ojos, te pierdes de mucho por el miedo.

—¡Okey!

Al escucharme acelera un poco más y me aguanto un grito al sentir mi estómago queriendo explotar por el vértigo, pero luego termino riendo de forma nerviosa y volviendo la vista a un lado. Dejando de lado que primero se te sale el corazón y la fuerza del viento puede asustarte, cuando te calmas notas que el viento no es desagradable, es refrescante, y la adrenalina lo hace más emocionante.

Me atrevo a decir que así se sentiría volar, el aire en el rostro y la sensación de que eres invencible, pero sobre todo la sensación de libertad cuando respiras…

Creo que entiendo por qué le gustaban estas cosas a papá.

Me paso de forma distraída el resto del camino, hasta que el paisaje empieza a volverse conocido, y efectivamente cuando veo el letrero sobre el ingreso a dicha instalación, no puedo evitar sentir que el corazón se me acelera.

Alan…

Mis manos se aprietan mientras aguanto un gritito de emoción y cuando se estaciona el monstro con ruedas, suspiro aguantando mi emoción. Se baja y me pide la mano, la tomo dando un pequeño brinquito para bajar y volteo a verlo emocionada.

—¿El zoológico?

Asiente mostrándose algo nervioso.

Supongo que no sabe que hacer ya que ayer era una masa de mocos y melancolía. Mi sonrisa aumenta y entrelazo mi brazo con el suyo emocionada.

—¡¿Y qué estamos esperando?! —grito empezando a llevarlo hacia la entrada.

Me sigue caminando con normalidad, y es que dos pasos míos son uno suyo, río por lo absurdo que siempre me resulta esto.

Seguimos al resto de personas y cuando llegamos a la fila de la entrada él paga los boletos, ni bien recibo mi pase quiero correr hacia dentro y mirar todo, pero espero pacientemente a que Alan reciba el suyo. Creo que no lo disimulo bien, porque parece divertido al verme, lo que hace que me sonroje un poco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.