Te enamoraré (versión nueva)

Capítulo 40 "¿Tú también qué?" (Editado)

¿Tú también qué?

—¿A dónde me llevas? No me estas secuestrando ¿verdad? No es que me queje, pero no es un acto legal y mi mamá sabe que salí contigo, así que serás el primer sospechoso.

Lo escucho reírse.

—Si no estás en contra, entonces no cuenta como secuestro.

—Tienes un punto, pero enserio, ¿a dónde vamos?

—Solo espera unos segundos más…da un paso, cuidado que hay una grada.

—Si me caigo, Cooper, de verdad espero que sean tus brazos los que me reciban y no el piso.

Suelta una risa creyendo que bromeo, pero lo digo muy, muy enserio. Lo siento moverse, me tenso cuando sus brazos me rodean la cintura haciendo que se acerque más a mí y me estremezca cuando siento su respiración en mi oído.

—Mis brazos te rodearan hasta que lleguemos.

¿Por qué no para siempre?

—¿Quieres que lo haga para siempre?

Abro los ojos al darme cuenta que lo he dicho en alto y siento mis mejillas calentarse de la vergüenza. Lo único bueno, es que al tener una venda en los ojos, no puedo ver que está haciendo, aunque también es triste porque me hubiera gustado ver su reacción.

Dilemas de la vida.

—Si quieres hacerlo no me quejo.

Ante mis palabras se ríe de nuevo y deja un beso en mi mejilla haciendo que suspire por qué no lo esperaba. ¿A quién engaño? Si lo hubiera esperado de igual manera hubiera suspirado. ¡Malditas hormonas juveniles!

—¿Ya puedo abrirlos? —le pregunto.

—Sí, ya puedes hacerlo.

Asiento y trato de zafarme la venda, pero termino tirando de más y haciendo un nudo. Tiro de nuevo y siento que estiro un poco de mi cabello por lo que me quejo.

—Calma, Martins —se ríe ante mi bufido —Ven, déjame ayudarte.

Lo siento zafar el nudo con el cuidado que yo no tuve, y parpadeo cuando siento que se afloja y me lo retira. Tardo un poco en enfocar, pero cuando lo hago, me sorprendo.

—Vaya...

—Sé que lo recuerdas, yo jamás podría olvidarlo, pero por si las dudas este es el lugar donde...

—Se dónde estamos y qué pasó —me sonrojo.

—¿Así que lo recuerdas? —parece divertido —¿Qué tanto recuerdas?

La gente siempre te sorprende, incluso tu misma a veces lo haces. Así que abro la boca cuando suelto una pregunta sin pensar:

—¿Quieres que te lo diga o que te lo recree?

Mis manos tapan mi boca, pero es tarde, lo he dicho. Enmarca una ceja para luego sonreír de una manera que se debate entre ser coqueta y divertida.

» Olvida lo que dije —murmuro tapando mi cara con mis manos.

—No, no lo haré.

Sus brazos me atraen hacia él y lo dejo hacerlo, pero sin quitar las manos de mi rostro.

—Déjame verte.

—No.

—¿Por qué? —besa mis manos —Yo quiero verte.

Muero, me muero. ¡Me muero! ¡Me muero por verlo!

Quito poco a poco las manos de mi cara y lo veo. Me da una sonrisa cálida y besa la punta de mi nariz cuando quito completamente las manos de mi cara. Toma mis manos y hace que rodeen su cuello.

—Abi me gustas, eso significa dos cosas.

—¿Cuáles? —pregunto en un susurro.

—La primera que me encanta tu personalidad, eso quiere decir que amo tus locuras, tus torpezas, tus balbuceos y tus momentos de atrevimiento.

—¿Y la segunda?

—La segunda —dice con su mano tocando mi mejilla —que conozco tus defectos y no debes ocultarlos porque con ellos me gustas.

—¿Entonces?

Rueda los ojos.

—Incluso con tu falta de captar indirectas, me gustas.

Sus labios tocan los míos por su iniciativa como aquel día de esa fiesta, y contrario a no saber reaccionar, empiezo a mover lentamente mis labios contra los suyos. Empezamos lento y toques de torpeza, pero me sorprende como poco a poco, parecemos más desesperados.

Estoy sintiendo tanto que asusta…

Una vez leí que en la adolescencia los amores se sienten más fuertes que cuando se es adulto, al igual que las decepciones. Eso es un idilio, algo que será intenso, pero que no siempre será duradero.

Y es que, pareciera que la vida misma sabe cuándo uno es feliz, y viene a ponerte pruebas.

Así que, antes de correr y que la idea de salir con un corazón roto me aterre, me aferro a lo que siento y trato de dar más porque quiero que entregue más también.

Quiero que ese “me gusta” se transforme en un “te quiero” porque lo sé, sé que me quiere, pero al igual que yo, está asustado de sentir tanto y no ser correspondido.

Seguro muchos dirán que estoy loca por creer que sé lo que alguien más siente, pero más que ver sus ojos, son sus acciones las que hablan. Y sus brazos firmes como aquella vez, me piden que me quede, y yo, con los míos como hace años atrás debí hacerlo, le aseguro que no me iré.

***

—¿Hey? ¿Hay vida en esa cabeza?

—Negativo, doctor. Todo indica que las únicas dos neuronas que tenía, oficialmente han muerto.

—Concedamos un minuto de silencio por el fin de su inteligencia.

—Que graciosas están hoy —comento —Solo sigan divagando sobre el nuevo parque de diversiones.

—Aún me sorprende tu capacidad para hacer varias cosas a la vez, das miedo —finge estremecerse Pamela.

—Concuerdo contigo, pero ¿qué te sucede hoy? Has estado muy callada, aunque no es que diga que seas muy habladora, o sea lo eres...joder, bueno, un poco, no tanto.

Katy ríe de manera nerviosa ante la mirada de ojos entrecerrados de Pamela y sonrío.

—Solo estaba pensando —murmuro arrimándome a mi brazo —¿Ustedes se le declararían alguna vez a un chico?

Pamela escupe su bebida mientras que las otras dos me miran con la boca abierta. Frunzo el ceño.

—¿Qué?

—Estás jodidamente bromeando, ¿verdad? —pregunta Katy con una ceja enmarcada.

—¿Sobre qué?

—No te hagas la tonta, si tú preguntas algo no es por nada.

—¿Te quieres —pregunta en voz baja Pamela, ve a su alrededor antes de continuar —declarar a Cooper?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.