—!Hazlo!, si tanto confías en ella, y en su amor…no te defraudará —dijo el hombre sosteniendo un puro entre sus dedos. Inhaló y luego exhaló el humo mientras su oscura mirada analizaba cada detalle de la expresión de su nieto.
—¿Crees que no sé por qué quieres que haga eso?
El sujeto se encogió de hombros —. Si ya lo sabes, para qué preguntas.
John negó con su cabeza, divertido.
—Hagamos una apuesta entonces abuelo.
El mayor se inclinó, aparentemente curioso —. Adelante.
—Si lo hago, y el resultado es el que espero… promete que la dejarás en paz. Permitirás que nos casemos y nos darás tu bendición.
Arthur apretó los labios en una línea, ¿Cómo explicarle a su nieto que esa mujer no lo amaba? ¿Cómo hacerle entender cuando aparentemente se ha vuelto ciego de "amor"?
—Está bien, lo prometo —Alzó su mano, y las estrecharon con firmeza.
—De acuerdo, para la próxima semana, sucederá lo que tanto esperas, pondré todo en marcha.
—Debes actuar bien, nadie se puede dar cuenta, si no eres un buen actor, fracasarás y mi promesa no será válida.
—No fallaré —John se levantó y abrazó a su abuelo.
—Adiós.
El hombre asintió y lo vio marcharse.
Antes de abrir la puerta, el castaño se dió vuelta —. Tu también actúa bien, debes verte dolido y preocupado.
—Se nota que no me conoces, si no fuera un magnate, hubiera sido un actor rodeado de premios Oscar.
John soltó una carcajada y finalmente abrió la puerta para volver a su mansión ubicada en el sector más acaudalado de la ciudad.