Te encontré en la oscuridad

Capítulo 17

John

¿De qué sirve derramar lágrimas por ella? 

Ya no más. No lo haré. 

Era una realidad innegable que se revolcaban juntos, pero haberlo visto con mis propios ojos, es devastador. Más aún, cuando creí que no pasaría más allá de unos besos. 

¡Carajo! !¡En mi propia mesa! 

¿Cómo comeré ahí sabiendo que debe estar sucia con sus fluidos? 

Cuando Cassandra no esté, mandaré a que sea desinfectada por todos lados. 

El vídeo está listo. Apago la laptop y salgo de la oficina en completo silencio. Voy a mi habitación procurando olvidar lo que he visto. 

Cepillo mis dientes, me pongo un conjunto de pijama, y me acuesto. 

Tengo que dormir antes de que Cassandra irrumpa con su cinismo.

Cierro los ojos, apretando fuertemente, no lloraré. No les regalaré más lágrimas. 

Busco un lugar seguro en mi mente, un lugar donde pueda descansar mis pensamientos y emociones, uno donde pueda olvidar.

Recuerdo la sonrisa de esa chica llamada Luz. 

Era perfecta y genuina. Una sonrisa real, de esas que son capaz de derretir al corazón más frío. 

Toco mi rostro, y me doy cuenta que mis labios están curvados en una sonrisa. 

De imprevisto la puerta se abre, espantando mis pensamientos. Me quedo quieto, sin mover un solo músculo de mi cuerpo. Si tengo suerte creerá que duermo. Escucho como va al baño y abre la regadera. 

Que limpie los rastros de Oliver, que borre de su cuerpo el rastro de su amante, porque sé que volverá a mi lado como si nada hubiese pasado. 

Decido no volver a pensar en Cassandra, mis horas de sueño son demasiado valiosas como para perderlas en ella. 

 

 

Días después

Hoy es el día en que finalmente puedo dejar esta silla de lado.

El reposo y los ejercicios espirométricos han dado sus frutos, y ya mis costillas se encuentran completamente curadas. 

Mi familia ha acudido a mi hogar, pese a las negativas de Cassandra. Ya ni me importa lo que tiene que decir. 

Para ellos es importante estar presentes en el día en que dejo la silla de ruedas y comienzo a usar un bastón para ciegos, el cual me permitirá desplazarme de manera autónoma por la mansión y en la vía pública. 

Con respecto a la evidencia de Cass y Oliver, el vídeo, ya lo vió mi abuelo y Thomas. Arthur quería destruir todo lo que estaba a su alrededor y mandar al infierno al que alguna vez fue mi amigo. 

Lo detuve, prometiéndole que yo me encargaría de destruir sus vidas. 

Ahora mismo me encuentro en el salón, acompañado de toda mi familia, Thomas, y un par de serpientes. 

Las ganas de echarlos a patadas por segundos me nubla la razón, mas recuerdo cual es el final, y me calmo. Porque la venganza es un plato que se sirve frío, y eso es exactamente lo que haré. 

—¿Puedes pararte John?, Si te duele, por favor dímelo —la mirada de Thomas llena de expectativa y esperanza me hace pensar que fui un idiota al no considerarlo uno de mis mejores amigos. 

Otro dato más, a la gran lista de idioteces que he hecho en mi vida. 

Mi vista se mantiene al frente, tanto mi madre como mi padre y hermanos me observan ilusionados. 

—Tu puedes hijo —dice Leonore. 

Una sonrisa se forma en mi rostro. 

Me levanto de la silla sin dolor, y quién sostiene mi antebrazo es Thomas. 

—Excelente —toma mis manos y entre ellas deja el bastón. 

—Es tu nuevo accesorio. Aquí puedes prescindir de él al conocer de memoria la ubicación de cada cosa. Pero fuera de tu hogar debes usarlo, es una obligación John.

—Está bien —extiendo el bastón y tocó el suelo. Lo muevo de un lado a otro. 

—¿Y si mejor tengo un perro guía? —pregunto.

—Es una maravillosa idea, yo me encargo de encontrar uno —indica Sarah, la animalista de la familia. 

La mueca en el rostro de Cass no me pasa por alto, arruga la nariz con desagrado. 

Tal vez sea una buena idea, con tal de irritarla y sacarla de su comodidad. 

—En cualquier caso, lo importante es que fuera de casa no salgas sin compañía, no olvidemos que este es un proceso lento, adaptarte a tu nueva vida. Cassandra, John no debe salir solo bajo ningún motivo. 

—Entiendo Thomas —la ví y supe que mentía. Jamás querrá salir conmigo si ella sola hace lo que se le da la bendita gana. 

Mi abuelo la miró con llamas en los ojos, la odia. La detesta desde el fondo de sus entrañas, y no lo culpo.

Dado el ambiente tan incómodo, invité a todos a la mesa para comer y alivianar las cosas. 

Oliver se sentó al lado de Will, me sorprende que ya no quiera estar junto a mi novia. Seguramente sabe que se vería muy mal si lo hace. Es un pedazo de mierda. 

Todos conversamos y reímos, excepto una. Thomas nos cuenta acerca de los casos más alocados que han llegado de urgencia a la clínica. Y uno, nos ha dejado perplejos. Un tipo, del cual no nos dijo el nombre, llegó con un aparato vibrador atascado en el recto.

!Dios mío!, No quiero ni pensar el dolor que traía aquel sujeto, que por lo demás amenazó al médico y a las enfermeras para que no dejaran registrado su caso. Incluso intentó sobornar al personal con el objetivo de que pusieran un nombre falso en su ficha.

¡Que locura! 

Sarah, mi querida hermana, nos cuenta que necesita voluntarios para una actividad del día del niño en uno de los orfanatos a los que ayuda regularmente con dinero, comida y ropa para los pequeños. Mi abuelo Arthur, inducido por la ira, le propone a Cassandra ayudar.

Pero esta se negó de inmediato, la excusa fue que se encuentra ocupada con los preparativos de la boda, a la que solo quedan dos semanas. 

¡Maldición!, dos semanas para supuestamente unirme por el resto de mi vida a una mujer despreciable y ruin. 

Sus ojos azules me observan con súplica, me ruega intervenir ante la insistencia de mi abuelo. Pero si soy ciego, ¿Tan necia es que olvida que "no" puedo verla?. Siento un golpe en mi rodilla, sé que es ella, quiere que la ayude.




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