Te encontré en la oscuridad

Capítulo 47

Luz 

John camina de un lado a otro. 

Su ceño fruncido y su gesto hosco lo hacen ver muy adorable. 

Quiero decirle que se detenga y que deje de preocuparse, pero si lo hago ya no podré disfrutar de su expresión. 

No todos los días logro apreciar a ese enorme hombre ser tan vulnerable como un tierno osito. 

Desde la camilla en la que estoy, sonrío y continuo observándolo. 

No hay nada de qué preocuparse, probablemente algún alimento me sentó mal. El olor de la comida grasosa me provocó náuseas, no es algo que me suceda con frecuencia, es más, nunca. 

Vuelvo a pensar en las papas fritas bañadas de aceite, y las náuseas vuelven de inmediato. 

¡No puede ser!

Mis ojos se abren enormemente, y me tapó la boca con la mano. 

Mi periodo, mi menstruación aún no llega. Pero yo no soy regular, siempre me atraso un par de días, creí que era normal. 

¡Dios mío! Eso quiere decir que estoy …..estoy….

La puerta de la sala se abre dejando ver a Thomas que entra con los papeles en sus manos y una ligera sonrisa que al segundo después se esfuma. 

John se planta frente a él —. ¿Por qué te demoraste tanto? ¿Es algo grave? ¿Por eso la tardanza? 

—Amigo…

—No me mires así, ¿Cuál es la enfermedad?, ¡Habla ya! ¿Tiene cura? 

Una carcajada sale de mis labios, y ambos voltean a mirarme. John me ve como si me hubiese salido una tercera cabeza, se acerca a mí y sostiene mi mano. 

—Luz, ¿Por qué te ríes?. Si es algo malo, ¿Que haré yo sin ti? 

—Amor, déjalo hablar antes de llenarlo con preguntas. Estoy segura que no es nada malo, al contrario. ¿Cierto Thomas? 

—Así es Luz. 

—¿Estás segura? —pregunta observandome fijamente. 

—Estoy muy segura. 

—Está bien.

Se da vuelta sin soltar mi mano y espera paciente a lo que sé que Thomas dirá. 

—Bueno, estos son los resultados de los exámenes. El nivel de la hormona HCG es alto y positivo. 

—¿Y eso qué significa? 

—Que serás padre John, felicitaciones a ambos. 

Él no reacciona. Su boca está abierta y parece perdido en algún punto de la habitación. 

—¡¿Qué cosa?! —cuestionó parpadeando. 

—¡Que serás padre John!. Luz está encinta, de ahí las náuseas, como síntoma de embarazo. 

—Espera… —me mira esperando mi confirmación, a lo que yo asiento con la cabeza lentamente. 

Acuna mi rostro entre sus manos —. ¡Es la mejor noticia de la vida! —besa mi frente, mis mejillas y luego mi boca. 

Se separa de mí y grita —. ¡Voy a ser padre! 

Me río al verlo tan emocionado, es exactamente la reacción que esperaba de él. 

—Thomas, ¿Qué cuidados debe tener? 

—Por ahora evitar actividades arriesgadas, el consumo de alcohol, tabaco, cocer bien el pescado, mariscos y carne. Debe dormir adecuadamente, hacer ejercicios y comer sano. 

—Yo me encargaré de cuidarla bien. Gracias amigo. 

—Felicidades —Thomas se acerca y se dan un abrazo. 

Por un pequeño momento noto que la mirada de Thomas se inunda de tristeza. 

Pienso en Camille y en lo feliz que estará por esto, pero … ella también merece la felicidad, por lo que se me ocurre una muy buena idea. 

—John, ¿Deberíamos hacer una reunión y dar a conocer la noticia? 

—¡Si!, para mí cumpleaños, qué mejor ocasión, estaré rodeado de mi familia y amigos. 

—Excelente idea —añado. 

—En dos semanas será. Te esperaré ahí Thomas. 

—Claro que estaré presente, cuenta conmigo. Ahora me retiro, tengo más pacientes. Hasta luego. 

Nos despedimos de él y nos quedamos acostados en la camilla en lo que esperamos a la enfermera para el alta. 

John

Seré el mejor padre, seré el mejor padre… repito aquella frase como un mantra. 

Aún no puedo creerlo. Mi hermosa novia está embarazada, dentro de su cuerpo lleva a mi hijo, el fruto de nuestro amor. Uno que atesorare y amaré con todo mi corazón y alma.  

Soy el hombre más feliz de esta tierra. 

El destino me llevó a ella, y no me arrepiento de nada de lo que pasó en mi vida, porque cada paso que di me guió hasta Luz. 

No importa si el bebé es un niño o una niña, solo quiero que se parezca a su madre, que tenga su hermosa sonrisa—con la que parece iluminar cada lugar que pisa—O que tenga sus bonitos ojos, y esa forma almendrada que tanto me gusta.

Sea como sea, para mí será la criatura más hermosa. Tal cual como lo es su madre. 

La puerta de la habitación se abre y la enfermera entra con la autorización para el alta, y con las indicaciones de Thomas detalladas en una hoja de papel. 

Le agradecemos, y cuando se marcha dejándonos solos, vuelvo a abrazar a mi mujer. 

—Gracias, gracias por haber llegado a mi vida Luz. Me has dado tanto en tan poco tiempo que soy el hombre más afortunado del mundo, el favorito de Dios. 

Ella responde con una carcajada, y con sus ojos brillando intensamente. 

Observo su rostro y su mirada. Amo verla así, amo ser yo el motivo de su felicidad. Amo que sea feliz junto a mi. 

—Eres un suertudo John Anderson. 

—Asi es señorita Luz Meyer y próximamente señora Anderson. 

Sus mejillas se sonrojan avergonzada.

La rodeo con mis brazos y apreto contra mi pecho. 

La amo, demasiado. 

 

 

Narrador

John y Luz han tomado la decisión de no revelar el embarazo hasta el cumpleaños de él, que es en exactamente una semana. 

No ha sido fácil ocultar la verdad a todos, la excusa de una gastritis ya no es tan factible debido a que no es posible durar tantos días con vómitos y náuseas. Sin embargo, nadie más que Lisbeth sospecha que la joven puede estar encinta, y eso es gracias a su vasta experiencia. Pero ella no pretende confesar algo que no le corresponde. 

El día de hoy, la familia se encuentra reunida disfrutando de una tarde de té con bocadillos en la mansión del abuelo Arthur. 




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