La noticia de Rick ha impactado a la familia. Leonore no lo puede creer, y Marcus se lamenta por no haber sido más cauteloso y vigilante con la relación que tenía su hija con ese miserable hombre.
Luz no lo comprende. Si su objetivo eran mujeres adineradas, ¿Por qué la busco?, ella nunca perteneció a la clase alta, su familia siempre fue humilde y trabajadora.
¿Acaso era un juguete para él, donde descargaba su frustración?
De nada sirve dar vueltas en algo que no vale la pena. Lo importante ahora es descubrir su paradero y entregarlo a las autoridades. Un hombre como él no puede ni debe andar libre por las calles.
John y Arthur movieron todas sus influencias en la policía para encontrarlo lo más pronto posible. Incluso contrataron investigadores privados con el propósito de dar con él sea como sea.
Lo que ellos no saben, es que Rick es más astuto de lo que se pueden imaginar. Apenas vió su imagen difundida en la televisión y redes sociales se propuso estar un paso más adelante que sus perseguidores.
Se escondió como una rata en su guarida.
Prácticamente desapareció del radar. Pese a todos los esfuerzos no lograron dar con su ubicación, como si se lo hubiese tragado la tierra.
Al parecer, este hombre es más listo y escurridizo de lo que pensaban.
A medida que pasan los días y semanas, la desesperación por hallarlo se hace cada vez más grande.
John no permite que Luz ni Sarah salgan a la calle sin un grupo enorme de guardaespaldas. No puede confiar en que se haya marchado del país, pues la frontera y el aeropuerto están advertidos de la orden de búsqueda y captura de Rick.
Incluso Camille ha puesto cámaras de vigilancia y alarma en su casa. Si bien Luz pasa la mayor parte de sus días en la mansión de John, también se queda con ella, y su seguridad es prioridad para quienes la aman.
Afortunadamente el embarazo se desarrolla con normalidad, Luz no ha permitido que lo que ocurre afecte el crecimiento de su bebé. Es ahí, cuando se da cuenta lo beneficioso que ha sido la ayuda de su terapeuta, ya que se siente más fuerte, valiente, y tranquila.
El mundo podría derrumbarse a su alrededor, pero ella seguirá en pie.
Un mes, dos meses, tres meses, el tiempo avanza sin señales de Rick.
Sarah se ha sobrepuesto a la desilusión y al desamor. Sin embargo se ha prometido no volver a creer en un hombre que aparenta ser perfecto. No era el primero que se acercaba a ella con intereses, pero fue el primero que ella permitió entrar a su vida.
Por otra parte, la prensa ha hecho de las suyas, se han enterado de la nueva relación de John y de que será padre.
Creen que la gente querrá ver que el magnate al que rompieron el corazón y dejaron por su mejor amigo en un momento crucial de su vida, ahora encontró un nuevo amor, y que además darán la bienvenida a un pequeño Anderson a la familia.
Los paparazzis han obtenido fotografías de la pareja paseando tomados de la mano por el parque, y sonriendo felices y enamorados.
El día que la nota se publicó y que la noticia fue viral, el mundo se volvió loco.
La mayor parte de los internautas se declararon fans de la pareja. Como un cuento romántico, dónde el verdadero amor lucha frente a las adversidades hasta que logran ser felices. No obstante, otro porcentaje de la población insinuaba que era una relación de conveniencia, y solamente una persona ardió con un odio que quemaba sus entrañas.
Mientras él debe permanecer entre las sombras, ellos viven su amor a plenitud.
Creyó que no era justo, y decidido a calmar la sed de venganza salió de su escondite.
Como un loco poseído por el odio comenzó a acechar a Luz, cual perro rabioso tras sus pasos.
Camuflado y oculto tras una gorra, lentes oscuros y una abundante barba.
Aprecio con sus propios ojos la felicidad de la mujer que una vez fue suya, y que ahora es de otro, que lleva en su vientre lo que él siempre deseó, y que no pudo tener por su más grande y oscuro secreto: su infertilidad.
Por ese motivo es que él descargaba su rabia y fracaso en ella. No importa cuánto dinero tuviera, seguía siendo un fracaso de hombre.
Maldecía una y otra vez la cantidad de guardias que cuidaban la espalda de Luz.
Deseaba una oportunidad, solo una para poder llevar a cabo su retorcido plan, y sin quererlo el destino le dió un chance que él tomó sin dudar.
Cierto día Luz se encontraba recostada en el extenso jardín trasero de la mansión acompañada de John. Nada más placentero que tomar el cálido sol.
De pronto su móvil sonó, tenía una llamada entrante de un número desconocido.
Su primer impulso fue no contestar, más algo dentro de ella la alentó a apretar el botón verde.
Segundos después quedó atónita cuando la voz que anhelaba oír durante tanto tiempo se escuchó al otro lado de la línea; era su madre Amelia.
A la mujer le temblaba la voz, no sabía si el número seguía siendo de su hija, y temía que aún no quisiera hablar con ellos, nunca entendió porque se alejó tan bruscamente de un momento a otro. Ahora que vio en el programa matutino que la mujer embarazada que acompaña al joven Anderson era su hija, sintió la necesidad de contactarse con ella aunque fuera rechazada.
—¿Ma…má?
—Si, soy yo hija.
Luz no pudo contenerse y sollozó en los brazos de John.
Amelia al oírla, su corazón se estremeció y comprendió que tenía la posibilidad de estar cerca de su hija nuevamente, necesitaba estar en la vida de ella, y de su nieto.
El resultado de aquella conversación fue que Luz iría a visitarlos prontamente. John no, ya que ella debe contar la verdad de las cosas y sanar la relación.
Hoy es el día en que la joven va al pueblo donde viven sus padres. Dos guardaespaldas la acompañaron en el viaje, así lo quiso para no asustar a su familia.
Se despidió de Lisbeth y de John y partió en dirección a las afueras de la capital.