La fiesta de revelación de género fue organizada por los padres de John y Luz. Marcus, Leonore, Samuel y Amelia se llevaban de maravillas. Pese a sus diferencias de intereses, coincidían en algo; la felicidad de sus hijos.
El evento se realizará en la mansión de Arthur. Los invitados se reducen a las personas más importantes de sus vidas, sus familiares cercanos y amistades.
John y Luz llegaron tomados de las manos. Ambos lucen sus mejores prendas y las más radiantes sonrisas.
La celebración comenzó, Camille se encargó de preparar los juegos que se llevarían a cabo en la fiesta; medir la barriga de la mamá, atarse los zapatos como mamá con un globo debajo de la camiseta, mensaje secreto en el pañal, twister embarazoso, bebés de plastilina, adivinar el número de caramelos, baby fotomatón, y quien bebe más rápido del biberón.
Risas iban y risas venían.
El último juego se llama ¡Comer a ciegas!. Consiste en formar equipos de dos personas, mamá da de dar de comer a papá, pero… ¡Sin que se manche!, ambos deben estar con los ojos tapados, ganará la pareja que antes terminé de comer.
Arthur y Helen, Leonore y Marcus, Sarah y Will, John y Luz, Samuel y Amelia.
Los equipos estaban preparados, sin embargo, Leonore se dió cuenta de que Thomas y Camille no jugarían. Detuvo todo y poco menos los arrastró a ambos. Les obligó a taparse los ojos y a posicionarse para comenzar.
La señora Lisbeth sonreía disimuladamente, ya sabía lo que pasaba, no pasó por alto las miraditas que los jovencitos se daban. Ella hizo sonar el silbato, apretó el cronómetro y el juego dió inicio.
Luz, Helen, Sarah, Leonore y Amelia se esforzaban por adivinar dónde estaba la boca de sus compañeros y así poder dar de comer con la cuchara sin ensuciarlos.
Camille, al contrario, tardó un minuto en decidir si quería o no jugar. No le hacía gracia, no quería estar cerca de él. Aquello era más dañino de lo que pensaba, Thomas le gustaba más de lo que desearía.
{Es solo una actividad, no seas aguafiestas, hazlo por el bebé}~ pensó para si misma.
Tan seria como puede, llena la cuchara de yogurt e intenta dársela a Thomas.
Este, tenía la boca cerrada suponiendo que ella no querría hacerlo, por lo que la cuchara chocó con sus labios y el yogurt se derramó manchando su mentón.
Lo único que se escuchó fue la carcajada de Lisbeth.
—¿No achunte verdad? —preguntó Camille.
—Para nada —contestó.
Afortunadamente cada concursante tenía un babero.
El juego continuó hasta que Lis sopló el silbato anunciando a la pareja ganadora.
Arthur y Helen se coronaron como los vencedores; terminaron en el menor tiempo y sin mancharse.
Todos los participantes quitaron las vendas de sus ojos, únicamente Thomas y Will se habían ensuciado como si de niños pequeños se trataran.
Sarah le tiró un pañuelo a su hermano para que se limpiará y Camille inconsciente tomó una servilleta y caminó hasta Thomas.
Sostuvo su rostro con una mano y con la otra lo limpió cuidadosamente. Olvidó donde se encontraba y con quién.
El resto observaban sorprendidos la escena. Luz levantó las cejas a John y sonrió traviesa.
—¡Camille! —susurró Thom.
Ella levantó su mirada y parpadeó consternada. Miró a su alrededor y de inmediato se apartó sosteniendo en su mano la servilleta sucia.
Sus mejillas se tiñeron de rojo, no sabía qué decir.
—¡No puede ser! —exclamó Will —. ¿Por qué ustedes se llevan a las mejores chicas?, primero Luz y ahora Camille, ¿Que tengo que hacer para encontrar una buena y hermosa mujer?
Sarah le golpeó la nuca haciéndolo callar.
La familia estalló en risas, excepto Thomas.
{¿Dijo que es hermosa? }~ … por primera vez en su vida, el médico miró a Will con ojos asesinos.
John lo notó y se acercó a él —. No le creas, ya sabes cómo es él.
Thom asintió, no obstante no podía despegar sus ojos de Will.
Luz para calmar las tensiones, anuncio que es hora de conocer el género del bebé. Junto a John se situaron en el centro del jardín.
Frente a ellos un botón que debían presionar en conjunto.
La colorina sacó un walkie talkie de su bolsillo, y dijo —. Estén atentos.
Apenas el botón rojo fue presionado un helicóptero cruzó el cielo y un humo azul los cubrió.
John quedó paralizado mientras que Luz gritó de emoción —. ¡Amor, es un niñooooo!
—¿Un niño? —preguntó John aún atónito.
—Si cariño, un niño.
—¡Oh dios mío! —exclamó, tomó a Luz entre sus brazos, y dió vueltas con ella en el aire —. Soy el hombre más feliz del mundo.
La familia completa aplaudía a la vez que gritaban felices.
La noticia de un pequeño milagro llenó el corazón de todos.
El tiempo avanza y Luz ya se encuentra en el último trimestre de embarazo, específicamente en el noveno mes.
La familia la cuida a cada momento, no dejan que haga actividades difíciles ni que salga de casa sin compañía.
Hoy, Luz y John toman la merienda en la terraza. El día es soleado y hermoso. De pronto una punzada en el vientre bajo hizo que la muchacha soltara el tenedor de sus manos.
—¿Qué? ¿Qué tienes? —John se levantó y se arrodilló frente a ella.
—Creo que …..¡Aaaaah!, me duele
—!Lis! ¡Lisbeth! —gritó John desesperado.
Pronto la mujer llegó al lugar, vió a Luz quejándose de dolor y entendió rápidamente lo que pasaba.
—Contracciones, está en trabajo de parto.
—¿Qué hago? ¿Qué hacemos?
—Llevarla a la clínica, de inmediato.
John tomó a Luz entre sus brazos y la llevó hasta el auto. Lisbeth fue por los bolsos que tenían preparados con anticipación.
En el vehículo John llamó a la familia y amistades, entre ellos a Thomas.
El médico finalizó y se preparó para atenderla de la mejor manera.
Apenas llegaron al estacionamiento un par de enfermeras con una silla de ruedas la recibieron, y llevaron a la sala de maternidad.