Te enseñaré a amar

Capítulo XV

La temporada navideña llegó y como inicio a las fiestas e invitaciones, la primera se encuentra El baile de Navidad de la Marquesa de Abeforth.

 

Esta es una velada de la cual nadie se debería perder, porque la gracia y la delicadeza que caracteriza a su anfitriona se verán en cada uno de los rincones de la recepción. Y con esto se le dará la bienvenida al espíritu navideño y un nuevo año que creemos que será perfecto. Nuestra pregunta es ¿Sera que habrán sorpresas?

 

Revista de Sociedad de Londres

06 de diciembre de 1822

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“¿Quién iba a pensar que nos encontraríamos de nuevo?

Cuando juré que no te volvería a ver

Cuando deseé no volverte a ver.

Pero no fue así,

Porque me tropiezo contigo en cada esquina,

En cada lugar,

En cada pensamiento y

Hasta en mis sueños más prohibidos”

Sebastián Rushmore

 

Presente

 

Se hallaba junto a su hermano y cuñado en una esquina del salón de baile de Abeforth House, bebía de su copa de champagne mientras los compases del vals se escuchaban resonar en la estancia. Se respiraba un ambiente de despreocupación. Lastimosamente él no se encontraba así. Para Sebastián la idea de los bailes era tan agradable como un hierro entrando a sus entrañas. Sin embargo debía hacer acto de presencia pues si no, su cuñada lo asesinaría.

 

Unas madres con su pequeña jauría se encargaron de revolotear al lado de Sebastián, con plan de engatusarlo para que bailara con sus hijas. No es que hubieran logrado algo, porque su atención estaba recaída en una mujer que no se encontraba allí.

 

Harmony

 

Había intentado no buscarla con la mirada, aunque fue imposible. Y sintió un sentimiento de pérdida al notar que no se encontraba allí. “Mejor así” pensó.

 

Su amigo se acercó y como siempre comenzó a fastidiarlo. —La cara de felicidad que tienes demuestra el espíritu navideño. Estás tan feliz que te confundirán con un niño pequeño a la espera de su regalo. —el ceño fruncido de Sebastián se incrementó.

 

—Oh si por supuesto. —respondió con un tono que rayaba el sarcasmo. —Las fiestas Wii.

 

—No sé qué tiene mi hermanito pero está extrañamente amargado. Raro en ti. ¿No lo crees Rowling? —el conde asintió dándole la razón a su amigo.

 

—Afirmativo Abeforth. —siguieron molestando. —Está que echa chispas. Habrá que averiguar que lo trae así.

 

Sebastián imaginaba en su cabeza que pasaría si cometía fratricidio y un homicidio a su amigo. —No tengo nada. —espetó. — ¿Cuál es la estúpida razón del porqué piensan que yo tengo algo? Estoy simplemente normal. —Estaba enfadado y harto de que siempre le estuvieran buscando algún problema.

 

Sus compañeros lo vieron estupefactos. —Debemos conocer a la dama. —dijo Ethan.

 

Sebastián los miró a ambos. — ¿Qué dijiste?

 

Su hermano continuó con la idea. —La dama que te tiene mal. Debe ser alguien muy importante para que te ponga tan encolerizado.

 

Jesús

 

Parecía que todo el mundo se daba cuenta de sus problemas personales.

 

— ¿Qué te hace pensar que es una dama? Puede ser un negocio que haya salido mal o algo por el estilo.

 

Ambos amigos negaron. —Me recuerda al tiempo que no aceptaba que me gustaba Abby. —pronunció su hermano.

 



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En el texto hay: poesia, amor

Editado: 25.05.2018

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