Te enseñaré a amar

Capítulo XVII

"Verte en peligro, fue el detonante para saber que si tu vida corría aunque sea un mínimo riesgo, preferiría mil veces cambiar de lugar por ti.

Porque si te ocurriese algo y ya no estuvieras,

Me desvanecería.

Porque si te ocurriese algo y ya no estuvieras,

Te llevarías mi vida, contigo"

Sebastián Rushmore

 

 

Presente

 

 

Un nuevo día. Un nuevo baile. La fiesta de navidad del vizconde Clyvedon estaba abarrotada de personas extasiadas por la alegría causada por el espíritu navideño. Más sin embargo Harmony deseaba estar cómodamente en su casa leyendo o tocando su piano.

 

Veía como se desarrollaba la fiesta. Fue el día después de la fiesta de la marquesa de Abeforth. Notó como la vizcondesa alardeaba de todo. Sabía por los cotilleos, que la anfitriona tenía un grado de competencia unilateral hacia su nueva amiga. Por eso el motivo por el cual la hacía el día siguiente.

 

Vio como unas jovencitas se encontraban en una esquina hablando y riendo. Harmony podría apostar que era ella, la causante de sus risas. Le dio dolor, pero supo afrontarlo. Alzó su mentón y no les permitió que la vieran decaer. Era la hija de una duquesa. La ultima descendiente del ducado de Rochester. Ella tenía valor, aunque su destino no fuera el mejor. Ella era importante.

 

Fue a la mesa de refrigerios y tomó una limonada. Le dio un sorbo admirando el sabor ácido en su lengua. Dio un paneo por el salón y notó que Sebastián conversaba con el anfitrión y de vez en cuando volteaba hacia ella y le guiñaba un ojo.

 

Que ser más insoportable.

 

Siguió caminando junto con un vaso de limonada para su madre, se encontraba por un pasillo un poco alejado del ajetreo. No prestó atención hasta que fue tomada por un brazo. Iba a abrir la boca para gritar. pero le colocaron una mano sobre ella impidiéndole que profiriera algún sonido. Intentó darse la vuelta para ver quién era, pero la detuvieron.

 

Sentía que la llevaban y daba patadas y puñetazos al vacío. Y por más que intentará, era imposible soltarse. Respirar ya le estaba costando, sus pulmones pedían aire y de momento a otro sintió que todo se volvía negro.

 

***

 

Sebastián buscaba con la mirada a Harmony, No la había visto de hace mucho rato y eso ya era extraño. Siempre estaba junto a su madre y ahora la duquesa se encontraba sola.

 

Dejó la conversación que tenía con Lord Jensen y comenzó a buscar a Harmony, no debía estar muy lejos.

 

De momento notó que la madre de esta se puso pálida como el color de la cal. Se dirigió prácticamente corriendo hacia ella, la tomó por un brazo y la dirigió hacia una esquina menos saturada.

 

— Señora ¿Se encuentra bien? —preguntó.

 

—Mi hija, ya hace rato que no la veo. —Sebastián supo que tenía razón su preocupación.

 

"A lo mejor está retozando con alguien más"

 

Ese pensamiento bañó su cabeza y no dudaba de que abarcara cierto porcentaje de que fuera cierto.

 

Trató de guardarse esa clase de pensamientos. Podría formar parte de un escándalo que no le gustaría protagonizar. —A lo mejor está en el tocador. —sugirió para no ponerse en evidencia.

 

Negó. —Me dijo que iba a buscar limonada y que me traería una. Ella no se demora así como si nada.

 

Sintió como si le dieran un puñetazo en estómago.

 

Intentó serenar su voz. —Tranquilícese la iré a buscar. Por favor siéntese y espere. —la mujer asintió cuando apreció un mareo que la desestabilizó



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En el texto hay: poesia, amor

Editado: 25.05.2018

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