Te enseñaré a amar

Capítulo XX

 

Nuestro Sebastián Rushmore se nos ha casado.

 

Y nada más y nada menos con la ex Señorita Harmony Woodland, ahora Harmony Rushmore.

 

La iglesia de St. George vio engalanada por una boda sencilla pero elegante y según fuentes fue organizada por la marquesa Abeforth y su buena amiga la condesa de Rowling. Aunque fue un evento a puertas cerradas y nos conseguimos estar en dicha gala, sabemos que fue maravillosa.

 

Imaginamos que algunos nobles quedaron decepcionados al ver que nuestro maravilloso caballero, contrajo nupcias antes del año entrante y perdieron sus apuestas. Y muchas mujeres quedaron con el corazón roto, porque nuestro adorable mujeriego, ha caído en la trampa de cupido.

 

Sin más nada que decir, felicitamos a la dulce pareja y deseamos que su unión este llena de dicha.

 

Revista de Sociedad de Londres

 

 

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“La vida la comparo con una ruleta, con unas simples vueltas ella define tu destino.

A veces tienes la suerte de que al girar salga el número ganador convirtiéndote en alguien feliz.

Y por supuesto hay otras en las que la suerte no estará de tu lado, y será lo peor cosa que te ocurrirá, porque en una apuesta tonta puedes perderlo todo y llegar a la ruina.

Así que la conclusión. Es que la vida es una ruleta. Siempre gira y gira, y cuando se detiene, solo nos muestra nuestro destino final. Ganar o perder. Solo nos queda nada más que aceptarlo”

Sebastián Rushmore

 

 

Sebastián se encontraba sentado en la punta de la mesa y en la otra estaba Harmony. Era la fiesta realizada por su unión.

 

Agradeció a su hermana y cuñada por saber organizar en tan poco tiempo, el compromiso. Eran unas expertas en lo que hacían. En esos instantes las admiraba. En serio.

 

Harmony tenía la cara seria y el casi podía ver los engranajes de su cabeza funcionando. Sabía que en estos momentos lo odiaba, no la culpaba la había hecho casarse con él, en contra de su voluntad.

 

Luego de que se levantarán de la mesa, era el inicio de los bailes. Y como estaban recién casados, el primer vals sería para ellos. Así que fue directo a su fusilamiento- mejor dicho, a su baile- junto a Harmony.

 

Ella se encontraba al lado de su madre y la segunda se encontraba arrebatada. Imaginaba que pescar a un noble la mar de rico era algo que la hacía muy feliz. Apostaba que todos en esa familia eran igual de ambiciosos.

 

Se acercó a ella y esbozó una sonrisa, cualquiera que lo viera, pensaría que era la imagen de un hombre locamente enamorado, y para lograr esa fachada la formó yendo al pasado, un pasado donde él estaba más que enamorado. Donde él era feliz, teniendo nada.

 

—Señora Rushmore. ¿Me concede este baile? —dijo todo risueño.

 

Ella lo fulminó con la mirada, más no le dijo nada para no quedar en evidencia delante de su madre.

 

—Por supuesto, esposo mío. —sonrió y se dijo a sí misma que ese juego lo podían jugar dos personas.

 

Él le tomó la mano y se encargó de llevarla a la pista. Todos se colocaron alrededor para ver a la pareja de recién casados bailar su primer vals. Sebastián sonreía. Había ganado, pero sabía que ella no estaba feliz, todo lo contrario sabía que lo aborrecía. Aunque no le importó, logró su cometido. Podría protegerla con su poder.

 

Los compases del violín iniciaron. Sebastián alzó su mano tomó la suya y colocó su mano en la cintura de ella. Sintió cuando ella se estremeció con su toque y de momento le dio ganas de olvidar esas malditas promesas de no hacer el amor con ella llevársela de allí en ese preciso instante y hacerla enardecer.

 

Se olvidó de todo el salón, de toda la gente y solo estuvo pendiente de ella, de su mirada molesta pero aun así hermosa. ¿Cómo ese ser tan genuino que hacía palidecer con otras jóvenes de edad casadera, estuvo soltera tanto tiempo?



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En el texto hay: poesia, amor

Editado: 25.05.2018

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