“No te busqué y te encontré.
En una mirada.
En una sonrisa.
En cada parte de mi alma”
Sebastián Rushmore
Brighton
Enero 1823
La fiesta de bautizo fue el momento para celebrar todo lo bueno que les había traído la vida. Sus hijos estaban cumpliendo dos meses de nacidos —Nicholas y Paula— y tanto sus padres como sus tíos estaban hechizados por esos pequeñines.
Harmony era feliz, Sebastián le había contado lo que había ocurrido con su hermana y le mostró la carta que ella había escrito, y luego entendió que su hermana era una víctima más en el juego de poder de Frederick Woodland y que mejor honor que ponerle a su hija, su nombre.
En esos momentos estaban con sus tíos, siendo consentidos y Harmony aprovechó el momento para escabullirse con su esposo, quería darle una sorpresa que había preparado.
— ¿Adónde me llevas duquesa? —preguntó seductor, Sebastián.
—Una sorpresa. —ella lo llevó hasta donde se había oficiado el agua de sus hijos.
El párroco les recibió. —Qué bueno que están aquí. Pensé que se habían echado para atrás. —Harmony negó y Sebastián seguía sin entender.
—Quiero que bendigan nuestra unión de nuevo. —alzó una ceja esperando una explicación. —Cuando me casé contigo, no lo hice en los mejores términos. Espero que no te moleste que haya hecho esto.
Su esposo le sonrió enamorado. —Claro que no mi amor. Debiste haberme dicho sería el primero apoyarte en esa idea.
Negó. — ¿Y arruinar la sorpresa? No.
El padre inicio su ceremonia y fue el instante de los votos. Votos que hicieron libremente, sin lo dictado por la iglesia y la sociedad.
—Prometo amarte toda la vida. —pronunció Sebastián. —Hacerte reír o enojar, pero que las reconciliaciones sean las mejores. —el párroco le dio una mirada de regaño por el tono de doble sentido que había utilizado. —Cuidarte siempre y protegerte en todo momento. Así tenga que dar mi todo por ti. Hasta que la muerte nos separe. Y esta no lo logrará porque siempre nos volveremos a encontrar. Mi corazón siempre volverá a ti.
Harmony lloraba ante esas palabras. —No sé cómo mejorar esos votos. —Sebastián rio junto con el capellán. —Pero lo intentaré. —se limpió las lágrimas. —Sebastián, prometo hacerte feliz, cuidar de ti. A soportarte, porque créeme que eres insoportable. —volvieron a reír. —A darte todo el amor que hay dentro de mí, a tener días muy felices, largas noches y madrugadas contigo. —otra reprimenda del párroco, pero se las dejó pasar. —A amarte cada día, como si no hubiera un mañana. Y volver siempre a ti, junto a tu corazón.
El padre bendijo la unión y finalizó, “Con puede besar a su esposa” aunque no fue necesario pues ya Harmony estaba siendo besada por Sebastián.
Volvieron a la fiesta privada que tenían. Nada más su familia. Alejandro, su esposa y sus hijos. Ethan y su familia, la madre de Harmony que esta había mejorado y se encontraba en una relación con Craig —el antiguo mayordomo de Woodland House— y aunque fue una sorpresa para todos, se notaba que se amaban. Y por último Lucrecia, la segunda mujer que amaba a Sebastián, pues esta lo quería como una madre a un hijo.
Tomaron a sus hijos en brazos y vieron el atardecer desde la playa. Pues ahí fue el lugar donde habían decidido celebrar el bautizo de sus hijos. El lugar que los unió de nuevo.
Todas las familias estaban completas y reunidas. Los mejores amigos y mujeriegos estaban casados y con familia. El dolor y los prejuicios fueron relegados. La vida era la mejor para cada uno de ellos. Porque aunque todos huyeron de ese sentimiento, este los encontró. Y los enseñó a amar.
Fin
“El amor, una palabra tan corta y tan grande a la vez. Tan necesaria y tan temida. Tan importante y tan olvidada. Toda persona merece un amor. Busca a tu amor. Ese ser que te complementa, que te apoya que está contigo en cada momento. Ese por el que si no está a tu lado, te sentirías nadie, aquel que te haga pensar que si estás solo, serías un alma fría, vacía y como la pieza sin armar de un puzle.
Busca a tu amor y que este te corresponda de igual forma, que no te quede dudas de que eres amado. Y si tuviste una mala experiencia, no dejes que esta te prive de querer de nuevo. Vive, ríe, ama y siempre se feliz.