Te espero en el atardecer

CAPÍTULO 1-SIMÓN

Hoy ha sido un día raro, ayer también lo fue y anteayer ni siquiera lo recuerdo...
La habitación da vueltas a mis pies, tengo ganas de vomitar pero no se porque eso me hace
mucha gracia. A mi lado está mi amigo Hugo, no lo veo bien pero oigo su risa, no recuerdo
que es tan gracioso pero a mi también me hace gracia.
Llego a casa intentando no hacer ruido, son las cinco de la mañana pero el ruido del motor
del coche de Hugo no ayuda en la labor y que mi madre esté despierta sentada en la barra
de la cocina tampoco. Ya no me regaña ni me dice nada, solo llora, sabe que me estoy
destrozando la vida y yo también lo se. Pero hace tiempo que ya no tengo rumbo y no hay
nada que pueda hacer para cambiarlo.
Hace meses que no tengo claro cuando empieza un día y acaba otro, solo veo borrones
mezclados: fiesta, porros, mi novia Natalia, mis amigos, alcohol, música y más fiesta. Todo
en bucle. Mi madre dice que me he alejado de lo bueno apartando a la gente que tenía
cerca pero no es así, simplemente el tiempo pasa muy rápido y apenas soy consciente de
que existo en ese tiempo. Es mejor así, porque no recuerdo lo fracasado que me siento ni lo
mucho que duele todo.

___
Odio bajar a la ciudad, vivo en un pueblo a tan solo diez minutos en coche del centro de la
ciudad pero odio tener que ir, hay demasiada gente y demasiado ruido.
Mi madre me obliga a menudo en ayudarla con la compra, cree que me ayuda dándome el
aire fresco, se equivoca, solo hace que quiera huir.
Aunque ese día todo cambia un poco y el sol vuelve a salir en sus primeros destellos
cuando veo a lo lejos en el centro de la calle a una cabeza rubia que conozco muy bien y
que por un momento se me había olvidado su existencia. Carolina.
Car y yo fuimos juntos al colegio, eramos inseparables, los mejores amigos para siempre,
nos invitaremos a los cumpleaños, nos quedabamos a dormir en casa del otro, jugábamos
juntos todo el rato, incluso nuestras mesas en clase siempre estaban juntas. Recuerdo
pintarle cosas en las libretas y ella dibujaba corazoncitos por todas partes. Era muy feliz, al
menos hasta que crecimos y me empecé a dar cuenta que Car no solo era mi mejor amiga,
me gustaba y mucho. Lo aguante todo lo que pude pero el último año de colegio no pude
aguantarlo más.
Teníamos doce años y nuestros amigos empezaban a salir con otras personas, a dar sus
primeros besos y todas esas cosas ñoñas. Yo sabía que Emma una niña de clase quería
pedirme de salir pero era muy vergonzoso, además tenía claro que yo solo quería eso con
Carolina pero me daba miedo romper nuestra amistad.

Mi mayor error fue contárselo a nuestro amigo Pablo antes que a ella y él se lo contó al
resto. En un momento me vi con Car enfrente de mi y a un montón de niños rodeandonos,
no me quedó otra, se lo pregunte. Ella dijo que no.
Verla ahora después de tantos años duele y me alegra a partes iguales pero no lo dudo ni
un momento y me acerco a donde está ella.




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