Te Espero En Mis Sueños

Error de Principiante

Dos películas, varios intentos de hacer mis deberes, un intento de limpiar mi cuarto, un álbum completo de una banda desconocida y un nuevo intento de hacer mi tarea que termine, otro intento de limpiar mi desorden y lo logre… hice todo lo pendiente no tengo nada que hacer por lo que estoy acostada en mi cama con la laptop en las piernas y apenas son las ocho y media de la noche.

El domingo fue un día de desperdicio, pase todo el día durmiendo y aguantando la terrible jaqueca en silencio y aunque en la noche sentí que el efecto de la bebida se me paso, lo que hoy siento son los típicos síntomas de resaca y lo sé porque lo investigue. Por alguna extraña razón mi mama no me molesto y lo agradezco, solo recibí un mensaje de Daniel explicando que la noche anterior se le fue de las manos bebió de más y se disculpaba por dejarme sola, además me recalco que se había preocupado mucho cuando no me encontró en toda la casa. Quise responderle mal y decirle que me había dado cuenta de lo preocupado que estaba cuando me busco en la boca de Nadia pero no lo hice, no quería entrar en discusión, no tenía fuerzas y mucho menos quise tocar el tema del frabulloso beso.

Pensé en no responderle, pero luego el pánico me abordo cuando pensé que podría venir a mi casa y armaríamos todo un show, no estaba lista para verlo por lo que decidí responderle con un simple "estoy bien" al parecer para él fue suficiente, porque no volvió a insistir.

Hoy en el instituto lo evite por completo, me fui de casa temprano y me regrese del instituto temprano y aunque la culpa me carcomía, no fui a su entrenamiento de soccer. En el almuerzo lo evite al igual que en los pasillos y él no se dedicó a buscarme.

Muy al contrario de Dana y su novio Dylan, desde la primera hora me los encontré y ambos estaban curiosos por saber mi estado emocional, y durante varios minutos en todo el día mantuvimos conversaciones. Más que todos iniciados por la atenta chica, creo que solo querían saber el chisme completo

Estoy centrada en mi computadora cuando las cortinas se mueven y Daniel aparece entrando por mi habitación, no esperaba su visita arrugando la cara me arrepiento de no haber cerrado la ventana, pero una parte de mi está contenta de que este aquí. Se siente como una eternidad desde que no venía y solo fueron unos días.

Él se adentra en la habitación y toda la molestia que tuve en el día esa que me impulsaba a evitarlo se desvanece, me levanto de la cama para recibirlo, solo quiero abrazarlo enterrar mi cara en su pecho, absorber su aroma y quedarme con él lo que queda de noche. Pero no lo hago solo me le quedo observando y el me devuelve la mirada fijamente, paso mi peso de una pierna a la otra y una nueva sensación me invade, la habitación se siente más pequeña la tensión en el ambiente vuelve todo más incómodo.

No acostumbrada a este tipo de silencio lo rompo -No deberías estar aquí, aún es temprano tienes que irte- sin dejar de verlo descaradamente le miento, estamos solos mi mama aun no llega pero eso él no lo sabe.

-Hoy no te vi, quería asegurarme que estas bien y necesito tu ayuda-

Lo observo de pies a cabeza, y de cabeza a pies. Esta más formal de lo habitual su camisa blanca manga larga dentro de unos pantalones oscuros. Parece un ñoño nervioso, su chaqueta negra esta arrugada en su mano y observo que su morral no está.

-Ayu- ayuda ¿con qué? La voz me tiembla observando su cara, su ropa, su expresión y es cuando empiezo a unir ciertos cabos sueltos

-Tengo una cita- es todo lo que dice y el chaparrón de agua fría me cae encima, la realidad me golpea. El no vino a ver como estaba, no vino a darme comida como siempre lo hace >no trajo su morral<.

-¿en te ayudo?- mi voz suena más tosca de lo común, que hasta a mí me sorprende. Y obviamente más a él su cara me dice todo, no le agrado mi respuesta.

-Con mi ropa, estoy muy nervioso no sé cómo arreglarme, o comportarme- su voz es sigilosa como si me hablara por debajito.

La rabia me inunda esta aquí no para verme, es un egoísta que vino para que lo ayude a salir con la chica que le gusta, no porque le interese estar conmigo o quiera saber cómo estoy. Y aparte de eso tiene el descaro de arrugar la cara porque le molesta mi respuesta.

Me siento en la cama con fingiendo desinterés y lo observándolo de arriba abajo. -¿Y crees que yo puedo ayudarte?-

Daniel se para frente al espejo de mi cuarto y se toca el cabello haciendo diferentes peinados un suspiro sale desde el fondo deja mis labios cuando descubro que aún tiene atada a su muñeca, el par de mi pulsera.

-Eres una chica, sabes de esas cosas o bueno eso creo, aunque pensándolo bien tu nunca tienes citas, debería buscar ayuda en alguien más- su tono juguetón no pasa por desapercibido y si no estuviera tan desconcertada, estaría riéndome.

-Debes irte, mi mama esta abajo y en cualquier momento puede subir-

-¿Liss?-

-Hmmh-

-¿Te he dicho que te conozco tan bien para saber cuándo mientes y cuando no?-

El corazón me galopa en el pecho y el calor sube por todo mi pecho, me da vergüenza ser descubierta -no te estoy mintiendo- mi timbre de voz es hasta más alto y chillón, me abofeteo mentalmente por ser tan obvio.



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Editado: 02.08.2019

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