¿te han roto el corazón?

Capítulo 1: ¿Te han roto el corazón?

Elisa Astasio

—¿Te han roto el corazón?— Pregunté con compasión agachándome a su lado para ayudarle a recoger los pedazos.
Él solo me observó, sus ojos llenos de tristeza me miraban mientras se disponía a intentar unir los pedazos como podía.
—Es inútil — murmuró por lo bajo mientras sus manos temblaban y cada vez más se llenaban de desesperación.
—lo sé — le dije mientras le ponía una mano en el hombro y le daba palmadas.
—Es que no entiendo— gritó en un intento de desahogarse. —le rogué que no se fuera, rogué que se quedará, le imploré de rodillas, sé que no me amaba, pero aún así… — cada vez se desesperaba aún más y yo no podía hacer nada, solo quedarme a su lado.

—sabes…— empecé a hablar —hace unos años, me enamoré de alguien, yo solía observarlo a la distancia, no tuve la valentía suficiente para decirle y estuve así por 2 años seguidos, me mantuve cerca, fui un apoyo para él, siempre estuve ahí, no me importaba cuántas cosas tenga que soportar, cuantas cosas tuvieran que pasar, ni el tiempo que invertía en estar así, me aseguré de que el nunca me vea.

—¿por qué?— me miró extrañado, sus ojos me observaban fijamente esperando la respuesta.

—Aveces, el amor no se trata de palabras, Aveces son los pequeños gestos. Es como decirle indirectamente, “estoy aquí, sin que lo sepas, siempre estaré aquí” El era todo lo que había deseado jamás. Su sonrisa, su mirada, la forma tan bonita en la que movía sus manos al hablar, los pequeños detalles en sus gestos que seguro ni se había dado cuenta que hacia, su manera de hablar. Por Dios me encantaba todo eso de él.

—¿ya no te encanta?

—Es diferente— continué — te lo dije, estaba ahí en cada logro que él tenía celebraba con él —me senté a su lado y me acomodé — en cada momento de tristeza que tenía yo también me sentía triste, pero a veces el amor suele ser complicado.

—entiendo, fue un idiota si te dejo ir así.—me dijo apretando los puños —no se que hice mal—sus ojos se llenaron de lágrimas y yo realmente no podía soportarlo más.

—no es tu culpa— me acomode en mi lugar y miré hacia otro lado para que no notará que mis ojos se habían vidriado.

—¡Es que realmente no lo entiendo! Al principio hizo todo por mí, se quedaba a mi lado, hablaba conmigo.

—Eso es lo mínimo — lo interrumpí —¿realmente te conformas con esas miserias?

—¡Es que no entiendes! —se quejó mientras se pasaba las manos por el cabello, dejándolo alborotado— Nunca nadie se había esforzado tanto por mí.

Esas palabras me perforaron el pecho como cuchillos afilados que se clavaban en lo más profundo de mi alma dejando heridas que se rehusaron a desaparecer sin dejar cicatrices.

—me dejaba notas de aliento si me sentía triste, me hacía regalos, sentía que ella me entendía, si me lastimaba estaba ahí para mi con un maletín de primeros auxilios.

—yo hacía lo mismo por él — murmuré para mí, pero el lo escuchó.

—parece que le querías mucho. ¿Por qué terminaron?

Esta última pregunta me cayó como balde de agua fría.

—¿cómo puedes terminar algo que nunca empezó? —cuestioné abrazando mis pies y escondiendo mi cara en mis rodillas.
Subí la mirada buscando su cara y sonreí resignada ante su cara de sorpresa.

—antes de que digas algo, deja que te cuente.— puse mis manos en mis cachetes sintiendo cómo mi cara se calentaba. —Él…. —continué mientras mis ojos se llenaban de lágrimas— me lo… nunca pude… —las palabras no me salían.

Él me abrazo. Y se sintió tan reconfortante.

—gracias— agarre sus manos y lo mire a los ojos. —Nunca le dije mis sentimientos, nunca pude decirle y el nunca lo supo, después era muy tarde. Él se había enamorado de alguien más.

Él no dijo nada, se quedó en total silencio y lo entiendo fuí tan patética ¿que se le puede decir a alguien que fue realmente una migajera de amor? ¿Una mendiga?

—y ya era muy tarde… —continué — y sabes algo, lo que más me duele… no es el hecho de que nunca supo de mí, porque si él era feliz nada me importaba.

—¿Entonces qué es lo que más te duele?

su interés hizo que me duela el pecho, mi respiración se entrecortó y de mis ojos empezaron a brotar lágrimas que intente contener, pero fue inútil, no podía controlarlas.

—lo que más me duele, es que me rendí, lo vi poco a poco enamorarse de ella y no hice nada, porque pensaba que lo haría feliz, ¡ME RENDÍ CON ALGUIEN QUE LO DEJO ASÍ! —grité entonces dejando sacar toda mi frustración

—¿Así cómo?

Suspiré dejando que mis manos subieran a su rostro y acaricie su mejilla, limpiando los restos de lágrimas quec quedaban.

—así como estás—dije finalmente desmoronandome por completo ante él.




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