Demian Grey
—¿Qué? ¿Pero… qué… ¿Qué dices?—titubeé y me quedé paralizado, sentí la sangre helada recorrer mi cuerpo.
—No te asustes por favor — se limpió las lágrimas, y se sorbió los mocos pasándose el antebrazo por la nariz. —no quería que te enterarás de esta forma y tampoco quier…
—¡NO!—interrumpi su intento desesperado por explicar
NO NO NO esto no puede estar pasando, no ahora. No puedo contar cuántas veces deseé, cuantas veces fantaseé en mi cuarto estas palabras, que ella me amara de la forma que yo amo, que ella dé lo mismo que doy y que ahora lo escuche de esta manera duele y quema.
—¿No?— su rostro cambió de golpe y su intento desesperado por explicar se convirtió en frustración y una clase de furia que tenía acumulada. —¿sabes lo que sufrí estos meses viéndote con ella, como sufrías con ella… sabiendo que… podía haberte dado más solo por no querer escuchar esa palabra de ti?
se dejó llevar por la rabia y dejó que fluyeran las palabras, que me pegaban como mazos solo por ser el culpable de las lágrimas que había estado derramando, me dolía, me pesaban
—Discúlpame, no sabía que tenía que adivinar cuando alguien está interesado en mí y no se muestra interesado.— dije con sarcasmo, y no sabía la clase de cosas que iba a provocar en ella, en… Nosotros.
—lo siento, no quería… solo olvídalo ¿si? —se levantó del suelo y empezó caminar para irse.
—espera— la hale bruscamente del brazo y la senté en un banco que había cerca.
La noche estaba cayendo y la suave brisa acariciaba nuestras mejillas húmedas por las lágrimas que habíamos soltado.
—Sí, me han roto el corazón y duele mucho —empecé.
—lo sé, no tienes que contarm…
—no. Solo escucha—la interrumpí entonces para continuar.— hace unos años me enamoré de una chica, era tan tímida y callada, pero tan amable y servicial, siempre la observaba de lejos contemplando cada momento que podía, no era su amigo y tampoco sabía si podría serlo, por lo general no solía preocuparme por esas cosas, pero había algo en ella que me atrapaba y me hacía dudar. —la miraba fijamente tomando su mano mientras le comentaba, su mirada evitaba la mia a toda costa, pero continué—Cuando se trataba de ella toda mi seguridad se esfumaba, me mataba la curiosidad, quería conocerla más a fondo, saber de ella y hacerle saber todo lo que provocaba en mí, todo lo que me hacía sentir.
—¿qué estas tratando de hacer? —me soltó las manos —¿tú sabes lo que esto provoca en mi?
—shhh –interrumpí — Sí sé, ahora escucha. Me encantaba verla sumergida en sus libros, jugando con su cabello cuando estaba pensativa, veía lo nerviosa que se ponía cuando tenía que hablar con alguien. Sentía que me asfixiaba este sentimiento, y decidí hacer algo con lo que sentía. Iba a acercarme, le iba a confesar.
—¡YA SÉ! —me gritó y sus lágrimas brotaban como fuentes. —¡por eso fue que terminaste así!—agarro mi rostro y lo acaricio con una de sus manos.
—no, déjame terminar por favor Elisa.
—¿Elisa? —sus lágrimas disminuyeron y me miró con confusión, subió su antebrazo a su rostro y se limpió de nuevo las lágrimas y la nariz.
¡¡¿POR QUÉ ES TAN TIERNA CON LA NARIZ ROJA?!!
—Sí Elisa, escúchame. Ese día le iba a declarar mis sentimientos, me estaba preparando mentalmente y me iba a acercar a ella, pero todo terminó por desmoronarse con un: “tengo cosas que contarte” también le gustaba a mi amigo.— continué y su mirada se suavizó, ahora escuchaba con atención —¿qué harías tú en mi caso? Mi corazón se hundió al instante, sentí como mi cuerpo se quedaba en las sirenas y mi corazón se ahogaba en la desesperación. No podía hacer nada. ¿Podría haberlo dejado pasar? Él siempre sabía que decir y cómo hacer reír a todos, no podía competir con eso ¿verdad? Y tome una decisión: la deje ir.
Bueno dicen que si algo fue tuyo volverá ¿verdad?
—Él se acercó a hablarle— continué —no podía soportar escuchar como la perdía, como me la robaban, solo por no ser valiente. Me alejé poco a poco mientras con cada palabra que decía alejandro sentía puñaladas en el cuerpo, sentía mi sangre arder de rabia.
—Demian—acaricio mis manos —no me gusta verte así.
—lo sé — dije para continuar — entonces mientras me alejaba escuché unas palabras que terminaron por derrumbar mi mundo. “LO SIENTO, YA TENGO ALGUIEN QUE ME GUSTA” estas fueron sus palabras exactas. ¿Cómo iba a acercarme después de esto? Le gustaba alguien más y no había ninguna posibilidad de ser yo.
Sus manos estaban cálidas acompañando las mías que permanecían heladas, y si me lo permitía así, no iba a soltar sus manos porque si lo hacía las mías iban a temblar.
—eso solo afirmó mis pensamientos de dejarla ir, así que salí sintiéndome completamente derrotado. Por casualidad encontré con valentina, me miró fijamente con su risa contagiosa y me dijo algo que me petrificó “ME GUSTAS” sentí confusión y tuve sentimientos encontrados, una chica había juntado la suficiente valentía como para hacer lo que yo nunca me atreví, admire su valentía y la acepté, el amor es complicado, talvez el destino tenía otros planes para mí.
—¿y que pasó?
—Empecé a salir con valentina, dejé de fijarme en la chica pero no podemos engañar al corazón, no sentía que estaba bien con valentina, yo ponía todo de mí para que esa relación funcionará, pero ella simplemente… No ponía de su parte, llegué a preguntarme ¿qué me faltó? Le rogué que se quedará, le dije que no tenía que amarme, solo no me dejará, porqué no quería… no quería sentir que la estaba abandonando, no quería sentir que la estaba traicionando. A pesar que en un principio yo le gustaba a ella no negaré que le tome cariño, no entiendo por que quiso que todo terminara así.
Respire hondo dejando que la brisa fresca entrará por mi nariz y llenará mis pulmones.
—fue una estúpida — dijo Elisa en un tono enojado—¿ por qué la gente es tan tonta?
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Editado: 06.08.2025