Elisa Astacio
mi corazón latió con fuerza en cada una de las palabras que salían de su boca, no podía soportar escucharlo más hablar de esas otras mujeres, que hacían pedazo lo que yo tanto cuidaba, me había alejado por completo, me había rendido a luchar por su amor porque pensé que no era suficiente y ahora escucharlo así. Hablando de cosas que entendía muy bien, se cuanto dolía porque me había pasado lo mismo con él.
—fue una estúpida —murmuré por lo bajo, con un tono enojado— ¿por qué la gente es tan tonta?— me resigne. ¿Por qué fui tan tonta? Y su risa irrumpió mis pensamientos.
¿de qué se ríe?
—termine aquí, y cuando pensé que todo podía empeorar, esa chica se acercó a mi y preguntó “¿Te han roto el corazón?
Al escuchar esto último, deje de evitar su mirada y lo mire directamente a los ojos, mientras el me contemplaba con añoranza.
—¿qué?— solo pude preguntar con confusión mientras limpiaba mi nariz con las manos.
—Elisa, llevo 2 años enamorada de ti, de tu sonrisa, de tu mirada, la forma tan linda en la que te sonrojas, he estado viéndote durante dos años, escondida entre las sombras por temor a lo que puedas decir, o lo que puedas responder. Y cuando por fin tuve la valentía de confesarlo pasaron cosas que apagaron mis esperanzas.
No creo que sea tarde para que lo sepas, tampoco creo que sea demasiado tarde para intentarlo, has estado en mi corazón por tanto tiempo que no puedo ignorar, he guardado este sentimiento en silencio, pero ya no puedo hacerlo más.
—¿Qué hay de valentina? Lo acaban de dejar ¿no?— Pregunté con un tono de celos que se asomaba por las palabras.
—¿valentina? Ella me ha dejado ya, pero aún le tengo cariño, no puedo ignorar el tiempo que pasamos juntos.
Sus palabras me pesaban en el pecho, acaso puede cambiar tanto de parecer, hace apenas unas horas acababa de rogarle que no lo dejará, acaso me estará haciendo lo mismo, me estará usando para olvidar la.
—lo siento, no puedo ser su reempl— me tomó desprevenida, agarró mis manos y las besó.
—no estoy diciendo que salgamos ahora, solo estoy confesando lo que no pude hace meses.– me dijo con una chispa de esperanza en sus ojos.—puedo hacer que confíes en mí, si quieres tiempo, es lo que tenemos de sobra, Puedo esperarte.
—Demian, de verdad me gustas mucho, no quiero ser solo un juego para ti, no quiero tener la incertidumbre de que si valentina volviera en este momento, soltarias mis manos e irías a tomar las de ella.
Dije mientras observaba nuestras manos entrelazadas.
—Elisa, me alegra que me hayas dejado tomarte las manos, acostúmbrate, porque a partir de hoy no las soltaré jamás.
Solo eso basto, solo eso tuve que escuchar para que todas mis dudas se disiparan de mi mente.
Me solté de su agarre y lo mire fijamente a los ojos, su rostro se apago y miró sus manos con tristeza, creo que interpreto mi gesto como un rechazo.
Eleve mis manos a sus mejillas y las tome con delicadeza
—Demian, no quiero que pienses que dudo de ti, pero necesito comprobar que esto es real, quiero ser más que un momento pasajero en tu vida.
—Elisa, lo que siento por ti es auténtico, desde el principio no hubo nadie más.
Acaricie sus mejillas con suavidad, sintiendo su calor bajo mis dedos.
—Entonces demuéstramelo—respondí dejé que mi sinceridad se apoderara de mis palabras.
El silencio nos invadió, sus ojos se iluminaron y mientras me contemplaba en silencio, lo único que escuchaba era el latido de mi corazón.
—¿estás segura? —me pregunto y sus ojos reflejaban una mezcla de deseo y vulnerabilidad yo no supe qué responderle.
Parpadee 3 veces o más antes de asentir lentamente pero sus manos viajaron directamente a mi rostro y se posaron en mis mejillas, me atrajo hacia él con una fuerza sutil y sus labios chocaron con los mios con una intensidad que hizo que abriera los ojos de par en par, era beso feroz con deseo y urgencia. Sus manos se aferraron a mi cintura atrayendome más hacia él con más fuerza.
Y yo me deje llevar sintiendo cómo su aliento se mezclaba con el mío, había esperado tanto este momento, lo había imaginado incontables veces en mi cuarto sin imaginarme realmente lo bien que se podía llegar a sentir.
Sus manos reclamaban mi espalda explorandola con cada movimiento y yo me perdía en la profundidad del beso. La necesidad crecía entre ambos, me respondía el beso con la misma intensidad, como si supiera exactamente cómo soltar todo lo que habíamos contenido sin que llegue a ser muy intenso. Era un grito desesperado de deseo reprimido, que finalmente habíamos dejado salir con libertad.
Cuando finalmente nos separamos, ambos estábamos sin aliento, respiramos con dificultad, con nuestros rostros aún cerca, su mirada me decía más que mil palabras.
Sentí una promesa de que esto pasaría más seguido de lo que imaginé.
Entonces jalo mi brazo hacia él para unir nuestros cuerpos en un abrazo. Intenté mirarlo a la cara para sentir que este momento fuera real, no pasaron ni tres horas desde que estaba apenas terminando con valentina y estábamos llorando y ahora…
¿Por fin estamos juntos?
Tomo mi cabeza con una de sus manos y como si me estuviera leyendo la mente, la pegó su pecho y dijo.
—¿Escuchas eso? Esta así por ti.
Su pecho subía y bajaba con rapidez y su corazón y el mío latía con fuerzas sincronizadas.
—Elisa, ¿puedes permitirme ser tu novio y dejarme experimentar la felicidad de estar junto a ti?— preguntó de pronto con un tono un poco melancólico que me hizo preguntarme que estaba haciendo ahora mismo.
Subí las manos a sus mejillas y le di un suave beso en los labios.
—¿Esto responde tu pregunta?
Su cara se sonrojo, sus manos anteriormente en mi brazo y cabeza bajaron a mi cintura, donde se acomodaron para levantarme con suavidad.
—¡Ahhh! ¡¡Bajamee!!
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Editado: 06.08.2025