Hay dos cosas en esta vida que odio más, las presentaciones escolares y llamar la atención. Lamentablemente para mí, estaba haciendo ambas, delante de todos mis compañeros, en este, mi último año escolar, ¿Para qué son las presentaciones? Es como si haciéndolas no dejáramos de ser invisibles para aquellos que no quieren vernos, la falta de interés de mis compañeros por escuchar por sexta vez mi presentación, porque somos los mismo, lo hemos sido toda la vida, era increíble, con algunos estudio desde los cuatro años, pero al parecer era necesario, la verdad no lo es, porque incluso los profesores terminan siendo los mismos.
-Por favor Julián-Habló la profesora-Empieza tu presentación.
-Usted acaba de decir mi nombre-Contesté de manera irónica.
-Señor Lewis-Dijo con un tono de voz severo.
-¡Acaba de decir su apellido!-Gritó mi mejor (y única) amiga.
-Señorita Luna, no es su turno-La profesora Quintero le recriminó para luego mirarme a mí-Julián...
-Mi nombre es Julián Lewis-Le contesté sin gracia, ella me miró feo.
-Señor Lewis, sus aspiraciones-Ella movió la mano invitándome a continuar.
-Salir de aquí-Volvió a mirarme feo y me señaló con su dedo, ahí note el anillo de casada, era dorado y simple, sin decoración, sin piedra, parecía sacado de una piñata-Estudiar en la universidad.
-¿En cuál?
-En la central.
-¿Qué carrera?-¿Qué le importa?
London Luna, mi mejor amiga rio por lo bajo, porque de seguro entendió que en mis pensamientos había cuestionado que le importaba.
-Diseño de interiores-Confesé sin más, escuché algunas risas.
-Maricón-Dijo alguno por lo bajo.
-¡Silencio todos!-Gritó la profesora-Esa es una profesión como cualquiera.
-Pero esa es para las nenas-Dijo nada más, y nada menos que mi primo, Andrés Lewis.
-Cierra la maldita boca Andrés-London se levantó de su puesto y se acercó a el de manera amenazante.
Un hombre usualmente no se asustaría por la amenaza de una mujer, menos si es tan refinada como London, pero London era increíblemente aterradora, y no por su físico, esta buenísima, lo digo por sus millones de medallas en boxeo, sus cintas en karate y lo que sea que den en el resto de disciplinas de lucha al ser el mejor, además de ser una esgrimista sublime, London sabia patearte el trasero en cualquier disciplina que implicara patearte el trasero en el combate de cualquier tipo, por lo tanto Andrés solo miró a otro lado sin decirle nada.
-Señorita Luna, debe controlar sus problemas de ira, esto no es uno de sus centros de lucha, y señor Andrés, usted controle los comentarios inapropiados, en especial si nadie le pidió su opinión-Me miró-Siéntate Julián, el que sigue.
Hice caso y me senté, Andrés me miró, haciéndome la seña mundial de que estaría muerto pasando el dedo por su cuello.
-Si te dice algo lo aplasto-Interrumpió la amenaza London-Y sin piedad.
-No lo dudo-contesté sonriendo.
El resto de la clase no presté mucha atención hasta que la puerta se abrió y una acalorada, despeinada y al parecer perdida Grecia Luna se quedó en la puerta.
-¿puedo pasar?-Fue lo que pregunto, no escuche la respuesta de la profesora pues me quede mirándola como idiota, entró y camino por todo el salón buscando donde sentarse, su falda azul claro y su camisa blanca de mangas la hacían ver hermosa, y aunque su cabello se veía despeinado el dorado de este seguía brillando, llamando la atención de todos encontró puesto relativamente cerca mío, me saludó con su mano y luego a su hermana que estaba sentada atrás de mí, o sea, London.
Ella es un año menor que nosotros, pero como su hermana tiene una habilidad inhumana para las luchas, Grecia las tiene para los estudios, haciendo prueba de suficiencia el año pasado y quedando con nosotros este por adelantarse un año entero.
¿El problema? Ella era mi distracción total, mi perdición desde que tengo uso de memoria, crecimos juntos ya que sus padres son los mejores amigos de mis padres, vivimos en la misma residencia, que consiste en su casa, y la mía, compraron hectáreas juntos y construyeron sus mansiones ahí, un conjunto residencial que tiene solo dos familias. Grecia Luna, mi amor platónico, mi vida entera, básicamente, el amor de mi vida, pero como la vida es claramente injusta, ella es...Novia de Andrés.
La clase termino y por lo tanto, también mi paz, porque de salida, lo primero que sucedió fue ver a Andrés tomar a Grecia de la mandíbula y plantarle un beso, miré con asco mientras recogía mis cosas del asiento.
-Que carota de culo eh Juli-El aplastado español de London me hizo verla.
-Deja de hablar español, no te queda, eres demasiado gringa para eso-Cerré mi bolso y lo puse en mi hombro-A mi si me queda bien.
-Somos igual de latinos e igual de gringos Julián-Me dio un golpe en el hombro.
-Pero mi mamá si está obsesionada con mi habla en español, es cambio, tu padre no le presta mucha atención.
-"Mi padre"-Se burló de mí y bufó-Lo dices como si le tuvieras miedo, la semana pasada estaban bailando call me maybe en el just dance con pijamas de unicornios.
-Bueno no es para que lo digas tan fuerte.
Se rio-Vamos tonto, es lunes de arepa.
-Lunes de arepa-Repetí asintiendo hasta que escuche un golpe seco, London y yo salimos del salón y vimos a Andrés cometer el peor error de su vida, bueno así lo vio London, yo lo vi como l firma de su sentencia de muerte, tenía a Grecia contra los casilleros, agresivamente, la lastimaba.
-Suéltame Andrés-Pidió con desespero, el intentaba besarla a la fuerza.
-¡Suéltala imbécil!-Dije mientras iba así lado y lo golpeaba...O eso intente, me dolió más a mí que a él, se rio.
-Estas muerto Julián-Me levantó la mano y cuando ya sentí que el golpe estaba cerca London se lanzó sobre el, dándole un derechazo, para este punto ya todos estaban grabando, ella lo lanzo al suelo y luego lo levanto, lo estrello contra la alarma de incendio, rompiendo el vidrio protector con su espalda, haciéndola sonar, DE MANERA ILEGAL YA QUE NO HABIA INCENDIO, ella lo volvió a golpear y vi sangre salir de su boca.