Nunca había comido tanto en mi vida, en comparación de Meder que estaba en el sillón para estar a distancia de mí, me pedía que hablara, que le contara algo para no estar solo.
-Una vez…
¡Maldita sea Chema! Solo se fue porque eres un celoso de mierda y todo esto es tu culpa, debería estar en mi casa comiendo papas y viendo el nuevo capítulo con mi abuela, pero no, estoy buscando al señorcito.
-¡Chema!- le grite cuando lo vi golpeando a un pobre chico- ¡Me cago en la puta!- me acerque corriendo y lo empuje para que dejará en paz al pobre chico- Anda- le ofrecí mi mano y el chico la acepto y se empezó a alejar a paso rápido.
-Chloe, no te metas.
-¿Eres estúpido?, ¿Crees que Cameron querría verte así?
-Eso no importa.
-Por favor, ven- puse mi mano sobre su hombre y este la quita bruscamente.
-¡¿No entiendes que no te necesito?!
-Espera un minuto- Meder me interrumpe en mi historia mientras se acomoda en el sillón- no término en golpes ¿o sí?
-Al final acepto venir y se tranquilizó.
-Que mal temperamento.
-Si bueno conozco peores- el timbre nos interrumpió.
-Debe ser el- se levantó y abrió la puerta- Doctor.
-Meder- la voz de un hombre mayor me estremeció, entro a la casa aun señor mayor con un abrigo negro y un paraguas, su rostro mostraba amabilidad, me miro y se acercó- ¿Esta bien jovencita?
-Sí, bueno algo enferma, un gusto mi nombre es Chloe.
-Chloe, ¿no eres de por aquí verdad?
-En realidad no señor…
-Freederic, pero con Doctor basta- me saludo con la mano y se dirigió a Meder- ¿Te parece bien si subimos?
-Si- el Doctor se dirigió a las escaleras y Meder me dirigió una pequeña sonrisa- tenemos suerte de que no hay tantos vecinos- dicho eso subió.
Me quede en el sillón, me duele la cabeza y todo mi cuerpo y hace demasiado frio. De vez en cuando escuchaba algunos gritos de Meder, hasta que todo se tornó en silencio y bajo el Doctor.
-Creo que estará bien por ahora- dice mientras prende la luz- no te vez muy bien pequeña, vamos a ver qué sucede- ene se momento todo se puso oscuro, no por un golpe o algo más bien, no había luz y lo que alumbraban eran los relámpagos.
-Lo que faltaba- la luz de una vela que prendió el Doctor me tranquilizo.
-Creo que ocuparemos la vieja chimenea- por suerte tenia leña y solo basto con un poco de fuego y otra cosa y listo- bueno en lo que estábamos.
Empezó a tomar mi temperatura y preguntar por mis síntomas, también pregunto qué fue lo que paso con Meder.
-Me encerró en el sótano mientras me gritaba, creo que ya no era el o algo así, bajaba y me daba algo de comer y beber, hasta que me empecé a sentir mal, y de repente dejo de venir por dos días, apareció con unas pastillas y me hizo vomitarlas y yo.
-Está bien Chloe, veras, ese chico realmente está mal, su trastorno puede ser tratado y con el tiempo desparecer, pero si el no sigue las instrucciones, eso no va a pasar- saco de su maletín unas pastillas y un jarabe- esto es para ti y esto- saco cinco frascos con pastillas- es para él.
-Yo.
-Sé que después de esto, no va a volver a ocurrir, le importa que estés bien- bajo la mirada pero el Doctor pone su mano sobre mi hombro- sé que es difícil, pero puedes hacerlo.
Después de eso, el doctor me preparo un té y se retiró, me dio su número por si necesitaba de mis servicios y algunos códigos por si ocurría algo realmente grave.
Me quede en la sala, pensando en lo que podía hacer, en lo que debía hacer (Ya lo perdonaste, Chloe).
Subí a su habitación, estaba hecho un desastre; su por su frente escurrían gotas de sudor, su pecho baja y subía lentamente y se aferraba a la sabana que tenía al lado, a pesar de que estaba dormido por los medicamentos, tenía la sensación de que en cualquier momento se lanzaría a mí y me estrangularía, me percaté de que tenía una pequeña cicatriz en su labio inferior, a simple vista no se notaba pero si veías con atención estaba presente, su cabello castaño estaba empapado de sudor y su pecho y cuello se cubrían de la ligera luz que se colaba por las persianas del farol de en frete, mientras que la lluvia se atenuaba. No podía evitar obsérvalo y cuando me di cuenta estaba sentada en el sillón individual que estaba al lado de su cama, por su expresión parecía tener pesadillas. Yo también las tengo.
Hasta Meder puede tener pesadillas, no si quiera lo veía capaz de soñar, olvide que apesar de todo todavía queda algo humano en él. Esta mal pensar que puedo reparar una ventana que perdió cristales en el camino, me niego una y otra vez a esa idea, pero…
-Está bien, tranquilo- acerco el sillón hasta él y tomo su mano fría- estoy aquí- su expresión cambia, se muestra más tranquilo. La esto liando demasiado, pero no puedo simplemente déjalo así, no puedo. Me recargo sobre mi brazo sin soltar a Meder. De repente pienso en mis padres y mi hermana, me da risa pensar que le dije que iría caminando a la escuela, me pregunto si mi Mamá se quedó como de costumbre en el portón a esperarme, no lo sé, poco a poco mis ojos se cierran, esta vez no sueño nada.