Huir de los problemas no es fácil, siempre se ha creído que es la mejor forma para poder evitar más el dolor y los prejuicios en el camino, como también no involucrar a otras personas que puedan afectarle tus propios errores; quizás no sean de ese tipo de alternativas que quieres para poder deshacerte en cuestión de minutos todos aquellos motivos por los cuales te hicieron querer quedarte una vez más en lo que piensas que es tu hogar, el conflicto a veces se encuentra en que no siempre pensamos con la cabeza sino más bien con el corazón, ya que sientes que al perdonar los sucesos de los demás no lograran que te envuelvas de involucrar en ese círculo vicioso de quedarte o irte, como también, que las discusiones por el mismo asunto no se van a volver a cometer o del típico refrán sobre que el pasado se puede dejar atrás, es ahí en cuando se piensa qué camino tomar, si el de afrontar el problema o de huir de él, recuerdas todos los buenos y malos momentos, los conflictos que se pueden venir encima si tomas una buena o mala decisión y por supuesto, las soluciones que tendrás si desapareces sin darle a nadie ningún motivo por el cual te has marchado porque es mejor dejar en dudas tu propia vida hacia la opinión de los demás.
Realmente eso fue lo que hice, solo quise irme sin decirle a nadie que camino tomaría, ni siquiera tengo idea si lo que he hecho esa bien o no y de las consecuencias que puedo traer con apenas haber dejado una pequeña explicación en una nota de papel en donde ha quedado muchos espacios vacíos para las personas que la terminen por leer, después de todo, siempre me han considerado por ser alguien extrañamente misteriosa, quien prefiere ocultarse entre las propias paredes de su casa y refugiarse en su trabajo, no soy tampoco de pocas palabras pero si un tanto reservado con lo que respecta mi vida, en verdad, no me gusta ser así, pero mi crianza y mis experiencias han logrado que me vuelva insegura; los que me conocen tratan de motivarle e incentivarme a que cambie un poco de ambiente y ahora que hice veo porque lo decían, porque apenas cruce un pie a fuera de casa, un aire de esperanza llego hasta mis pulmones al inhalarlo y esa sonrisa juguetona volvió en sí, lo peor de ello es que ya ni recordaba cuando fue la última vez que había sonreído y de lo mucho que se me complico pensar que una sola decisión logra que obtengas un poco de felicidad.
A pesar de ello, no todo puede ser felicidad, más cuando el vehículo al que le has confiado emprender tu viaje, se le calienta el motor a media carretera sin que nadie pueda ayudarte porque parece que la existencia de otros automóviles es nula, eso sin decir, que la señal del celular es mala y la distancia en que puedo encontrarme con el siguiente pueblo debe ser a más de diez a quince kilómetros, si no fue lo último que observé en el letrero de hace unos metros atrás cuando aún creía que mi auto funcionaba a la perfección, aunque también debo de agregar que no tengo idea en qué lugar me encuentro, solo puedo ver montañas, un par de águilas volar por los alrededores y una enorme pradera en donde solo hay flores blancas y amarillas.
Intento ventilarme con mi mano para obtener un poco de aire, el verano suele ser la época más calurosa del año y ahora esta es una prueba de ello, sin agua y sin un refugio donde haya sombra se me complica pensar con más sencillez, más cuando el sol está por encima de mí y he empezado a sudar; no creí que esto podría sucederme y eso sin agregar que no sé cuánto tiempo más debo de esperar para recibir ayuda. Golpeo mi celular y me muevo para poder saber si encuentro señal en algún lugar, pero no recibo conexión y más cuando mi celular empieza a tener poca batería.
Verifico el motor de mi camioneta e intento abrir el tapón en donde con anterioridad había dejado caer agua de una de mis botellas para que se llegará a descalentar, pero apenas intenté tocarlo cuando sentí el calor y tuve que quitar mis dedos cuando estos se quemaron, como acción inconsciente solo los agite y luego los registre para ver si no había llegado a obtener alguna quemadura, pero al no tener nada, solo intenté aminorar los dolores con acariciarme las yemas y pasarlas en mi cabello.