En la fría noche vienen a mi otras tantas noches largas y oscuras de mi pasado, noches de angustia y dolor, otras más de tristeza y crédulos miedos, no puedo evitar el escozor y el golpeteo de lágrimas al recordar cuantas veces llame tu nombre si respuesta, el dolor de mi pecho al sentir mi corazón romperse en mil pedazos cual frágil cristal por el peso de la soledad, por la ausencia de tus manos, por la ausencia de tu ser, desecha y resignada al abandono como quien deja una bella flor marchitarse con el viento en un jarrón sin dueño si voz
Muchas noches me herí con preguntas sin respuestas, muchas noches te odie, muchas noches grite en silencio mendigando de tu ser un abrazo, un roce, un beso, otras mas solo exigí a cualquier dios mi muerte, mi final.
Y sin darme cuenta noche tras noche en soledad creció en mi un ser gris de filosos dientes y grandes garras, dispuesta a saborear de mis manos mi luz, mi cuerpo, mi tiempo, una bestia gigante sin voz sin alma se alimentó de aquellos trozos que deje en cada paso que di para alcanzarte, de cada paso que di tras la sombra de tu ausente y duro corazón, de tu ausente guía, luche con mi vida te juro que luche, pocas noches gane y muchas más perdí y a la final tan solo me rendí, una noche aquella bestia me enseño sus diente bajo el cegador brillo de la luna llena he hipnotizada por su extraña belleza cerré mi ojos y me entregue en su mortal abrazo y lo entendí.
No era un monstruo, una cruel bestia, solo era el desamor que me perseguía y sacudía mi ser el desamor que con sus pasos lentos te muestra el color gris del dolor y la cruda realidad ese día comprendí en brazos de la bestia que no te amaba más y peor aún que no me amaste
Esa noche en brazos de la bestia me deshice en lágrimas mordí mis labios hasta sentir el ferroso sabor de mi sangre, esa noche en brazos de la bestia comprendí por fin que como me decías viví mal porque quería, si…porque te quería.