Las palabras de Luka habían quedado grabadas en mi mente, intentaba pensar que tal vez si se me presentara alguna oportunidad para escapar podría echarme a correr como loca hasta encontrar un lugar seguro pero el darme cuenta que Dominico se la pasaba seguirme por toda la casa aquellas esperanzas cayeron al suelo.
Los días pasaban y mi vida no mejoraba, desea poder encontrarme con Francesca pero según el perro faldero eso no seria posible ya que yo debería estar en cautiverio hasta el día de la boda.
Nunca estuvo en mis planes sacarme ni mucho menos amar, siempre supe el amor no era algo hecho para mi y el sentir compasión no era un de mis cualidades.
La única salida que se me permitía era salir al patio de la gran casa, este estaba lleno de diferentes flores mientras que también se encontraba rodeado de gente protegiendo me como si fuera algún tipo de trofeo de alta prioridad.
A causa de la aparición de Luka en mi vida esta había dado un giro de 180 grados pero intentaba mantenerme firme aunque sabia que esta extraña paz no terminaría muy bien.
Luego de pasar la mañana con los perros que este tenia en el patio Dominico me aviso que el almuerzo estaba listo y que el Luka me esperaba.
Mientras caminaba hacia el comedor no podía dejar de pensar en cual será el motivo de nuestra pelea y cuales serán nuestras contestaciones pero al llegar al comedor me lo encontré vestido de traje como de costumbre con su mira fija en la costosa botella de vino.
—Llegas tarde — Hablo el rompiendo el silencio mientras me sentaba en la otra punta de la gran mesa.
—Lo lamento, no sabia que tenia que marcar tarjeta — Conteste irónicamente.
—Tus contestaciones no te llevaran lejos — Comento mientras tomaba un sorbo de su copa de vino.
—Al menos me llevarían a un lugar — Respondí metiendo un trozo de carne a mi boca.
—Solo quería avisarte que este fin de semana será nuestra boda —Me informo sin quitar su mirada de la mía.
Quise decir algo pero el nudo en mi garganta me lo impidió.
Para mi mala suerte los días pasaron rápido y mi mirada no se despegaba de aquel vestido largo color blanco con pequeños encaje que descansaba en un maniquí en la esquina de mi habitación.
Este generaba que todos mis miedos salieran a la luz volviendo me totalmente vulnerable a cualquier peligro exterior pero aunque intentaba tranquilizarme el darme cuenta que hoy era el día de la boda me paralizaba del miedo.
La casa estaba llena de gente, podía escuchar sus voces desde mi cuarto pero al mirar por la ventana logre ver como el altar era preparo con mis flores favoritas mientras que los invitados se movían de un lado a otro esperando mi llegada.
Había logrado entender que mi existencia era todo un misterio y que jamás se le había conocido una mujer a Luka lo cual era extraño para todos ellos conocerme.
En mi habitación solo entraban las mujeres que se habían encargado de mi peinado y maquillaje.
Todas nos encontrábamos en silencio esperando que Dominico entrara por la puerta principal para darnos la señal así ponerme el vestido.
La puerta se abrió revelándome a mi guardaespaldas vestido de traje como normalmente lo hacia.
—Ya es hora, vayan preparándola.
Al segundo las tres mujeres que se encontraban conmigo corrieron hacia el vestido que aun permanecía en el maniquí para luego ayudarme a ponérmelo, cuando me encontraba lista mirándome fijamente al enorme espejo frente a mi puede entender que a partir de esta momento mi vida cambiaria por completo.
Cuando salí de la habitación todos los guardias que se encontraban cerca de la puerta principal de la casa observaron con detalle mi cuerpo aunque intentaron disimularlo cuando Dominico le dirigió una mirada asesina a todos.
Luka había elegido a mi guardia para que este me llevara al altar pero en el momento que ambos nos encontrábamos en frente de la puerta que nos llevaba directamente hacia el patio mi corazón comenzó a latir a una velocidad desconocida para mi y aunque intentaba mantenerme de pie los nervios me ganaban.
Pero mis ojos se abrieron como platos al darme cuenta que ya habían abierto la enorme puerta permitiendo le a todos los invitados observar cada detalle de mi cuerpo, cara y vestido.
En el altar esperaba Luka mi llegada con una sonrisa de punta punta como si hubiera conseguido lo que tanto esperaba pero lo que no sabia que el convertirme en su esposa lo hacia una fácil victima de mi infierno.
Podía escuchar los susurros de las personas mientras me acercaba hacia el altar pero decidí ignorarlos ya que mi mirada se había fijado en aquel hombre en el altar esperando mi llegada con ansias.
Cuando me encontré a su lado aquella sonrisa se ancho mas para luego tomar mi mano y apretarla con fuerza.
El padre que se encontraba en frente nuestro empezó a decir unas cuantas palabras de amor esperando que significaran algo para ambos pero a mi no me causaba ni lo mas mínimo de cariño.
—¿Luka Ariel Bianchi aceptas por esposa a Katherina Lehmann en la saludad y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza? — Pregunto el padre dirigiendo su mirada al hombre a mi costado.
—Si, acepto — Respondió firmemente para luego tomar mi mano y en esta dejar un hermoso anillo con un gran diamante.
—Katherina Michelle Lehmann aceptas por esposo Luka Bianchi en la saludad y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza? — Pregunto el padre dirigiéndome una mirada extrañamente asesina.
—Si, acepto — Respondí forzando una sonrisa mientras tomaba la mano del hombre a mi lado para luego poner el anillo en su dedo.
—Los declaro marido y mujer — Dijo con una sonrisa —Puedes besar a la novia — Comento.
Cuando Luka me tomo de la cintura atrayéndome hacia su cuerpo el tacto de su piel junto a mía provoco que una extraña corriente viajara por todo mi cuerpo pero al juntar sus labios junto a los míos puede sentir lo que ningún hombre me había hecho sentir, no puede evita rodear su nunca con mis brazos volviendo mas intenso aquel beso que mataba cualquier impulso de mi cuerpo.