Agosto 13, 2020.
—¿Te gusta el nuevo departamento hija? —asentí ligeramente con la cabeza mientras lo miraba —. Bueno, ni tan nuevo que digamos..
—Esta... —es pequeño, un poco feo y descuidado —. Bien, está bien papá —mentí.
Estaba acostumbrada a una casa de dos pisos grande, mi habitación era casi del tamaño de la sala y cocina o literalmente de toda la casa entera. Pero era la casa de mi padrastro, al cual le agrado pero no lo suficiente. Siempre me peleaba con mamá y con mis hermanos menores, simplemente por ser muy... Prepotentes.
—Que bueno que te gustó, es para lo único que tuve presupuesto.. —por un momento me agarró por los hombros de manera entusiasta, y agarra mis maletas para luego llevarlas a mi nueva habitación.
Mi mamá se enojó conmigo dejándome a solas con mi padre, dijo que era muy estúpida porque no se hacer nada.
—Bueno, tú habitación aún no está tan lista del todo pero duerme en mi habitación, yo duermo en el sofá —niego, como voy a dejar que duerma ahí, él trabaja literalmente todo el día para que después esté en un sofá durmiendo solo por capricho mío, no.
—No papá, tu duerme en tu cama, yo dormiré en el sofá —le sonreí y el me asintió con la cabeza, estaba emocionado de vivir conmigo, siempre he vivido en casa de mi madre (padrastro)—. De todos modos solo será una pequeña temporada en lo que arreglan la habitación.
—Bien, espero no molestarte hija.. —besa mi frente.
—No es ni una molestia, papá, al menos no te pusiste como mamá, mamá ya no me quiere, papá, desde que se casó con ese señor se volvió distinta —chasqueo —. Ahora todo es Nathaniel y Howard..
—Tus hermanos apenas son niños, por eso tú mamá está más al pendiente de ellos que de ti —sonríe —. Es de esperarse, ya vas dentro de un tiempo a los dieciocho años.
Papá siempre ha sido un hombre alegre y amable, por eso mi madre abuso de su amabilidad.
—Lo se papá, pero ellos tienen diez y siete, no son tan niños... Tal vez no lo suficientemente mayores, pero si como para saber un poco lo que hacen y no hacen.
Mis hermanos hacen ya cosas de mayores, nada más conmigo se hacen víctimas y se portan mal para que se enojen conmigo.
—Por eso, tú en poco tiempo eres mayor. Entenderás sobre la vida, y por qué algunos hacen esas dañerías... A veces tu también lo hacías...
Empezaron a tocar a la puerta.
—Yo abro papá, no tardo —le sonrió y voy rápido a la puerta para abrir, abrí con cuidado la puerta suelta para no maltratarla.
Miré a un chico rubio, alto, ojos de color azúl: Con un moretón en el ojo y arañazos en los brazos.
—Hola señor Laurel —volteo a ver atrás y veo a mi papá —. Quería ver si me podía regalar un poco de azúcar —el tenía una taza vacía, donde, posiblemente ponían azúcar —. Si eso no es una molestia, claro...
—Claro que si Edan, deja busco si aún tengo, con eso que te di el otro dia... Deja busco rápido —mi papá sonriente acepta darle, va a la cocina con rapidez en busca de azúcar.
El chico golpeado que está en la puerta de mi casa se queda parado, esperando el azúcar, sin mirarme.
—¡Hola! —Saludé amable, sabiendo que siempre todos me ignoran, así como él lo hizo, no me dijo nada.
Grosero.
—Aquí está Edan —mi padre llegó y le da un poco, vaciando su traste —. Que tengas un buen día.
—Gracias señor, que usted también tenga un buen día. —el chico golpeado se fue de mi vista, yéndose al apartamento de a un lado.
Un pequeño silencio se hace entre mi padre y yo, al momento en que cerré la puerta.
—¿Por qué está golpeado..? —pregunte, dudosa, y cómo a mi padre no se le hizo raro verlo así.
—Su padre... —se mete nuevamente en la cocina para dejar el azúcar, y cuando sale me mete más a la casa conmigo —. Es un alcohólico y abusivo con su hijo, solo con él.
—Pobre.. —siento un poco de lástima por el chico, pero porque me ignoró ya no tanto.
—Sí.. bueno, vamos para que te instales —me arrastra con él de la mano yendo a mi habitación 'Incompleta".
—¿No que no estaba lista mi habitación...? —él negó con cierta rapidez mientras me miraba, llegando ahí.
—Me falta darle ciertos retoques, solo pones tus cosas en el armario y ya, solo que en unos pocos días acabaré de arreglar para que te instales bien, no te faltará nada, será poco, pero tendrás todo, hija querida —él beso mi mejilla con amor mientras me daba un abrazo —. También ya tengo tu cama lista, solo falta que la traigan a la casa.
—Bien... —le devolví el abrazo con fuerza mientras me colgaba en él—. Te quiero mucho, papi.