Te quiero Celia

Capitulo 2: La azúcar

Me levanto del sofá para ir a la cocina y hacer mi desayuno. Cuando estoy apunto de hacer mi chocomilk tocan a la puerta, voy rápidamente a abrir y veo al chico que es mi vecino, Edan.

—¿Está tú papá? —niegué —. Bueno.. —se va y se me sale toda mi ira.

—¡Eres un grosero!, ni porque te doy azúcar puedes decirme un simple gracias —me cruzó de brazos, y veo como se da vuelta, dejando a vista su morete en el ojo, uno nuevo.

—No —entra a su apartamento nuevamente.

Que grosero, me merezco un mínimo "gracias" por eso le pega su papá, de aseguro porque es un malagradecido —me digo para mí misma, estaba molesta con ese chico—.

Voy nuevamente a la cocina y acabar de hacer mi desayuno.

Cuando acabo de desayunar me pongo a hacer un poco de aseo en la casa.

Ya era más tarde, aproximadamente como las cuatro y media de la tarde.

Hago la comida de la casa para que llegue mi papá y coma cuando recientemente llegué a la casa.

Tocan la puerta en plena preparación de comida, y voy rápido a la puerta a abrir, pensando que es mi padre. Me limpio las manos en mi mandil de cocina.

Voy corriendo a la puerta que está por la sala de estar y la abro con esperanza de que sea mi papá.

Veo nuevamente a ese chico, me tiene harta, lleva tiempo así desde que llegué, y eso que solo va un día, viene y pide muchas cosas, ni un gracias da (bueno, a mi no).

—¿Llegó tú padre?.. —negué exageradamente con la cabeza.

—No, ya adiós —trato de cerrar la puerta, pero me lo impide, usa su fuerza para evitar que yo cierre la puerta.

—Solo te estoy haciendo una simple pregunta, no te enojes —. Lo miro molesta.

—Vete o llamaré a mi papá que me estás molestando —me crucé de brazos y el miraba cada uno de mis pasos y también yo los de él.

—Quería ver si tenías sal, estoy haciendo la comida.. —saca un pequeño salero de su sudadera —. Se nos acabó —no puedo decir que no y bufé, a la vez no quería darle pero a la vez sí.

—¿Y por qué tu no compras? Acaso no tienes dinero o no trabajas, deberías dejar de pedir todas las cosas gratis, mi papá tampoco es rico y te da caridad... Además, te ves mayor.

—No tengo trabajo, cuido de mis dos hermanas... Y, mis padres son los que proveen.

Lo miré a la boca mientras hablaba y después a los ojos.

—Vale, sí hay, deja te la traigo —llevo un poco de sal y azúcar en bolsas, para que mañana no moleste con su bendita azúcar —. Ten, ya no me molestes —mi ceño estaba fruncido.

Me hace una pequeña sonrisa, nada notoria.

—De nada, ¡eh!. Hasta luego —grite exageradamente mientras se iba de mi vista.

Cierro la puerta para acabar de hacer la comida.

Llega mi papá del trabajo muy cansado y sirvo la comida para que coma, él se veía muy feliz.

Nos sentamos en el sillón y comenzamos a hablar mientras está la televisión prendida.

—Ese chico es muy molesto papá, habla con su papá para que deje de pedir y pedir, no tienen dinero o qué.. —le comento a mi padre muy molesta, no era justo que estén pidiendo solamente.

—Celia, Edan es un chico pobre —paso saliva, pasé por eso —. A penas como yo tiene para mantener una vida bien —. Le giro los ojos, mi padre si podía sobrevivir mejor que esa pobre familia.

—Papá pero... —soy interrumpida por él, le giro los ojos.

—Su padre lo golpea y no quiero que lo golpeé nada más porque no quieres que venga a pedir unas cuantas cosas, siempre y cuando sea amable, está bien.

—Pues no, es un grosero porque le di sal y azúcar, pero solo se fue, eso es molesto —papá se rió a mi voz molesta y fruncí el ceño cada vez más.

—Es tímido, por eso se pone así, así era al principio conmigo, pero agarro confianza..

—Agarró muchísima confianza en pedirte cada maldita cosa. A mi me molesta eso, sabes cómo soy —él solo se ríe

—Lo se —besó mi frente y me dio un abrazo pequeño —. Mejor no te enojes, vamos a ver la televisión mientras comemos palomitas —le asentí, cambiando mi cara de enojo a una sonrisa sincera.

Al paso de un tiempo se empiezan a escuchar gritos del apartamento vecino.

Al pasar de unas horas mi padre me dice que saque la basura, y con disgusto lo hago.

Cuando vuelvo a entrar veo de frente al chico, a mi vecino.

—Hola.. —me saluda. Lo veo con sangre en la nariz y se ve muy serio, levantando la mano saliendo del apartamento.

Cuando vuelvo a entrar nuevamente mi padre se fue a dormir, y tengo que acomodar "mi cama". En pocas palabras, mi sofá.

Me duermo ahí.

¥¥¥¥¥

Empieza un día nuevo, así que tengo que hacer las cosas que anteriormente hice ayer, como el desayuno, la comida y la cena y una noche de familia con mi padre.

Pero por lo mientras, no tengo papá en casa.



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En el texto hay: parejas, romance, corto amor

Editado: 28.08.2024

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