Te quiero Celia

Capitulo 6: Dos meses

Han pasado dos meses desde el beso con Edan

No ha querido dirigirme la palabra solo por un simple besito, que no se haga, él también quiso.

Pero últimamente también ha estado ocupado, su padre lo golpeó nuevamente, le quitó el poco dinero que tenía, le quitó la alegría que yo había logrado crear en él, tener una amiga, por ejemplo, o incluso que fuera su primer beso.

Se veía vulnerable, así como antes, y, detesto que se vea así, me encanta cuando trata de sonreír, no simplemente cuando está súper serio

—Hola Celia —al verlo en mi puerta me dan ganas de tocarle la cara, abrazarlo y decirle que todo va a estar bien.

—Hola Edan ¿Cómo estás? —sonrei, tratando de darle mi positividad, porque estaba tan mal.

—Puedes hacerme un favor.. —me hace arquear una ceja.

—Claro, solo depende de qué sea el favor.. —me recargo en la puerta.

—Puedes cuidar a mis hermanas, me ofrecieron dinero para un trabajo de unas horas... Podría darte un poco de lo que gane.. —se ve nervioso, golpeado, triste.

Me dolía ver a ese chico así, nuevamente, así tal cual como lo conocí.

—Claro, yo las cuido.. ¿ocurre algo?.. —niega nervioso.

—No, solo, estoy cansado, agotado..

—Bueno, tráelas, yo las cuido con mucho gusto Edan..

—Gracias Celia, ¿Qué haría sin ti?..

—No lo sé... ¿Morirte? —quise remplazar el ambiente triste a algo un poco irónico pero no respondió con una sonrisa —. Perdón.

¥¥¥¥¥

Me la pasé toda la tarde cuidando a las chicas, pero a mí papá no le gusto la idea de que estuviera en casa de ellas, porque decían ellas que se sentían más cómodas en su casa que en casas ajenas.

—¿Tu papá le volvió a pegar a Edan? —le pregunto a Clarisa, tratando de lucir normal, como una amiga preocupada, ella asiente.

—Sí, mi pobre hermanito estaba triste, estaba triste de que mi papá le pego, mi papá no nos quiere, nos odia —Clarisa baja la mirada y quité mi sonrisa.

—No digas eso, todos los papás quieren a sus hijos, mejor haz tus tareas —veo sus tres libretas con trabajos faltantes.

—Lo golpeó porque por primera vez en su vida Edan le alzó la voz, mi papá no toleró eso y mi mamá no hizo nada, solo bebió... —me da tristeza su historia de vida, por algo se quiere ir de aquí —. Mi papá y mamá toman muchísimo alcohol y siento que no saben lo que hacen...

—Edan es fuerte, siempre y cuando tú ames a tu hermano, será fuerte, al igual que Jovanna... —Clarisa asintió con una sonrisa, estaba contenta porque por fin (ella dijo) alguien se preocupa por su hermano, alguien externo a ellas.

Cuando luego se abre la puerta, viendo a un hombre ebrio, me da miedo verlo así como está. No me gusta juzgar por las apariencias, pero este hombre golpea a Edan, claro que juzgaré. Tenía ropa limpia pero su cara estaba más sucia que nada, apesto el lugar de asqueroso alcohol.

Clarisa se levanta asustada.

—¿¡Ella quién es!? —él señor grita, pero Clarisa se acerca a su papá, tratando de calmarlo —. ¿En donde está el inútil de tu hermano? —me molesto en la manera de la que hablo de Edan, pero no dije nada al respecto, ya se veía muy enojado como para escuchar una voz más.

—Es la vecina, Celia, nos está cuidando porque Edan fue a hacer un trabajo... Papá, ve a comer, Edan dejo un poco de comida para ti...

El señor me señaló con un dedo, con los ojos entrecerrados y cayéndose de borracho.

—¿Tú eres la vecina? —asiento, sólo él ríe —. Te lo paso solamente por esta maldita vez... ¿Entendiste!? —asentí con rapidez —. ¡Así que largo, vete!

Salgo del departamento sin saber bien que pasó, estaba asustada.

Veo llegar a Edan, él me ve con lágrimas y solo lo abrazo.

—Tú papá me gritó.. —me puse a llorar en su camisa.

—¿Ya llegó?.. —asentí sin quererme separar de él un solo momento —. Hablamos luego Celia, ¿Vale? —va rápido a su casa, posiblemente con miedo al dejar a sus hermanas con ese señor.

Me meto en la casa, mi papá me ve asustada y llorando, haciendo que se pare del sillón y valla conmigo.

—¿Qué te pasó, hija...? —camine hasta donde estaba él.

—Papi.. —lloré en su camisa. Él señor de al lado me gritó.. —lloro mucho, soy una chillona, pero saco todo —. Muy, muy feo, papi...

—¿Lo viste?... —asentí con rapidez y el seguía acariciando mi cabeza —. Te dije que no te quedarás ahí..

—Ya se, pero quise cuidar a las niñas... No pensé que iba a llegar el papá de Edan a gritarme, o incluso que llegara temprano a su casa...

—Ya, ven aquí, aquí siempre estaré yo —lo abrazo con mucha fuerza, llorando con él, en el sofá hasta que me duermo.

Aparezco en mi cama al día siguiente.

Voy por un pequeño mandado a una tienda de al lado.

Cuando estoy subiendo las escaleras hacia mi departamento, veo a alguien rubio en mi puerta.



#6125 en Novela romántica
#2721 en Otros
#396 en Novela histórica

En el texto hay: parejas, romance, corto amor

Editado: 28.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.