Te quiero Celia

Capitulo 9: El hospital

—Tonto —estábamos en una banca del colegio hablando con él, otra vez mi suegro lo golpeó ayer que llegó tarde.

También me contó que le dio tanto coraje de que también le diera una cachetada a Clarisa.

—Siempre me insultas Celia, yo siempre te trato bien —le sonreí con amabilidad mientras lo miraba a los ojos, acariciando su cara.

—Sí, pero... —en eso empecé a ver como la mirada de Edan se oscurecía mientras miraba hacia atrás, viendo como Oliver se acercaba a mí por la espalda tratando de abrazarme.

—¡Hola! —otra vez éste.. mierda, me tiene harta éste celoso que ni siquiera es nada mío, nunca me dejará en paz.

—Oliver, ¿Qué ocupas..? —ya le digo un poco molesta, cuando estoy en descanso no me gusta que él me moleste, y menos cuando estoy con mi novio.

No es que no haga amigos, es que él, es él, y se sus claras intenciones que no soy absolutamente nada buenas, o de simple amistad como según el dice.

—Abrazar a una de mis amigas —no somos amigos, y si lo fuéramos no me consideraría como amiga, solo me considera como un trasero —. Eso es obvio, ¿no?

—Bueno, adiós.. —veo a Edan casi irse y trato de detenerlo.

—Te vas a quedar sola sólo por hablar con tu novio —me explica algo que no me importa —. Que al parecer es todo un problemático, mira su cara, peleó ayer, sus golpes se ven frescos —hace una cara de disgusto.

—A ver Oliver, ese no es tu jodido problema, no sabes por lo que él pasa... —me paro —. Uno, siempre estuve sola sin amigos, dos, él no es un problemático yo lo sé..

—Tú tienes que defenderlo, y él no te defiende —su sonrisa era maliciosa, pero a mí me tenía harta ya..

—No me importa defender a un hombre, no siempre ellos defienden, aparte, no debería ni siquiera de estar discutiendo con un patán estúpido como tú. Si me permites...

Me fui a la cafetería, aunque se que desde allá se escuchó todo.

—Gracias por tratar de defenderme.. —me acaricia la cara —. No era necesario, sabes muy bien que no me gustan los problemas, Celia, y menos uno así de insignificante...

—Yo puedo ser tu novio y tu novia, simple —sonrío, le doy un pequeño beso para que vuelva a ir a trabajar.

Cuando se acaba mi descanso voy a mí salón, poniendo a hablar con mis amigas sobre lo que pasó con Oliver.

Salgo de clases para luego encontrar a mi novio casi acabando su turno de trabajo, él va conmigo muy feliz, lo beso y se pone más rojo que un jitomate.

—¿Vamos a ir por tus hermanas?.. —pregunto mientras pongo mi mano en la suya, después el la abre y yo la entrelazo con mucha fuerza.

—Claro.. —me sonríe nervioso —. ¿En serio no te molesta que te ponga a caminar..? —negué con la cabeza mientras sonreía, el también sonríe y me encanta verlo así, aunque tenga sus pequeñas heridas.

—Si es contigo, nunca me va a molestar nada —nos damos otro beso y nos vamos agarrados de la mano.

Cuando vamos por sus hermanas prefiere pedir un taxi.

Llegamos al departamento pero nos separamos, él se iba para su departamento y yo para el mío, posiblemente nos volveríamos a ver momentos después o horas después.

Entro a mi casa y está mi padre viendo la televisión, estaba riendo con un programa tan tonto, pero lo abrazo cuando llego.

—Llegó tu estudiosa favorita, papi —sonríe y beso su mejilla.

—Que bueno hija, ponte a comer, traje pescado —me levanto del sillón para hacer mi comida, porque a lo que vi, mi papá no doró mi parte de pescado.

—Mierda.

Salgo de mi departamento para ir al departamento vecino.

Tocó a la puerta pensando que abrirá Edan, pero no, veo a su padre.

—Ho..hola señor... —me mira mal —eh.. bueno, ¿Ti-tienen sal que me regalen, por favor? —ríe con ironía y después me mira con mala cara y transpira un olor horrible.

—No regalamos nada, largo —cierra la puerta en mi cara.

¡Viejo grosero!

Voy nuevamente a mi departamento con mi padre, pero ya no estaba en la sala viendo la televisión, estaba en la cocina con mi pescado recién dorado, y lo miré con una cara triste.

—Este tipo de pescado es salado, no le hace falta sal —río.

Sabía que había ido al departamento de al lado, por mis pequeños gestos de susto.

—No sabía... Perdón papá —él puso la mano parada y sonrió.

—No te preocupes hija —ríe —. Solo no vuelvas a ir a esa casa, por favor —asentí con una sonrisa y fui a abrazarlo.

¥¥¥¥¥

—Quiero besarte demasiado —río mucho en los labios de mi novio —. Tus labios son.. mágicos —chupa mi labio inferior.

—¡Ya! pensé que eras un tipo reservado —lo aparte y mire a sus ojos azules, pero desvía la mirada.

—Lo soy, pero no contigo —paso una manos por mi cintura y sonrió con confianza —. Confío plenamente en ti y te quiero a ti —muerde mi labio inferior con sensualidad y desesperación.



#6125 en Novela romántica
#2721 en Otros
#396 en Novela histórica

En el texto hay: parejas, romance, corto amor

Editado: 28.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.