No, ése no fue el momento en el que todo cambió, en ese instante caí en cuenta de que era una adolescente más, enamorada de su mejor amigo.
Las cosas cambiaron cuando horas más tarde lo único que borró la radiante sonrisa que iluminaba mi rostro fue la noticia de que la famila de Adam se mudaría esa misma semana,después de haber recibido su padre una grandiosa oferta de trabajo en otra ciudad.
Pasaron los días y ninguno de los dos mencionó nada de lo ocurrido, tal vez por miedo o sólo porque sabíamos que era un juego de niños, quizás eso fue lo que pensamos. Así, una tarde, Adam me dijo adios desde la ventanilla del auto.
***
Hoy es el día más ansiado por toda estudiante del instituto, la graduación. Por fin comenzaré la Universidad, trazaré mis metas, cumpliré mis sueños, abandonaré los recuerdos que tanto me persiguen en un baúl en lo más profundo de mi mente. Ya no me atormentará, me prometí olvidarlo, estoy decidida a arrancarlo de mi.
El ambiente en la fiesta está un poco cargado, esta tiene lugar en la residencia de Jake, un chico de ultimo curso con el que desde hace un tiempo mantengo una relación, si así se puede llamar a unos cuantos encuentros sexuales y mensajes insinuantes.
La casa está llena, y entre vasos y cajetillas de cigarro conforman la decoración del jardín.
Mi cuerpo esta cubierto por un minúsculo vestido negro que se adhiere a mi cintura como una segunda piel, combinado con unos zapatos del mismo color que solo incrementan la sensualidad de mis piernas.
Siento unas manos firmes rodear mi cintura y reconozco su tacto de forma inmediata. Sus labios dejan un beso prometedor en mi hombro derecho mientas que mueve a un lado mi cabello.
—Hola nena —susurra Jake con un acento muy seductor. A modo de respuesta tomo su mano y lo conduzco escaleras arriba hacia una de las habitaciones que tanto conozco.
Horas más tarde me encuentro sudorosa bailando entre la multitud, rodeada de mis amigas. El alcohol ha empezado a ejercer efecto en mi sistema provocándome una sensación liberadora.
—¡Hey! Voy por mas cerveza —grita Mariana para hacerse oir en el barullo de personas que inundan la sala y su cabellera castaña se pierde en unos instantes entre tantas personas.
—¿Por que tardaste tanto en llegar? —cuestiona mi otra amiga, Ashley.
—Estaba con Jake.
—¿Y lo dices así? ¿Cómo si tomaras un vaso de agua? ¡Por Dios!
—¿Que tiene de malo? Es sólo Jake —respondo cansada de tener la misma conversación una y otra vez.
—¡Precisamente eso tiene de malo! Es Jake, un mujeriego, mal nacido, que sólo busca a una chica para una noche.
—Pues quiero decirte querida Ashley, que esta ha sido una noche de tantas, y aseguro que no será la última, porque estuvo bien, muuuy bien —sentencio alargando un poco las palabras, producto del alcohol en mis venas.