ALONSO
-. Revisamos cada centímetro y no está – podía sentir su olor y también identificamos que era de un rango medio (algo peligroso por no ser un esclavo y que se alimenta de la energía de criaturas de luz débiles, heridas o ser humanos de corazón puro)
-. Aún falta un lugar – Diego dirigió su mirada a las escaleras del subterráneo, corrimos y el olor se acentuaba cada vez mas
-. Lo encontramos – asentí llegamos a la puerta del ultimo laboratorio y a parte del nauseabundo olor de nuevo llego el olor de fresas silvestres
-. Diego – no hubo necesidad de hablar más y entramos logre ver en el rincón del laboratorio a dos jovencitas que a pesar de estar frente a ese monstruo ni siquiera habían gritado; una de ellas parecía a punto de desmayarse mientras la pelirroja solo esperaba a que él atacara en un rápido movimiento Diego saco su espada y le corto las piernas… el charco negro que se formaba emitía un olor aun peor, su rugido fue ensordecedor.
-. Sácalas de aquí yo me encargo de él – me distraje para mirarlo y me lanzó un buen golpe que me hizo terminar traspasando la pared al laboratorio contiguo, de algún modo quede sorprendido por unos segundos y saque también mi espada.
-. Esto no se quedará así – empezamos a luchar y no voy a negar que me impresiono su agilidad; sabía que a pesar de su aspecto eran buenos guerreros y lo demostraba
-. No creo que sea de un nivel medio – era probable
-. Quizá un general – asintió ya que sus ataques los habíamos visto en una batalla hace mucho tiempo
La lucha era intensa y los daños cuantiosos, para que los humanos nos creyeran debíamos decir que habían intentado robar nuestro experimento y al no poder destruyeron todo; esta batalla estaba tomando demasiado tiempo.
-. Necesitamos luz – era su debilidad
NARRADOR
Emma abrió los ojos porque el ataque demoro y vio a los dos profesores más guapos de la universidad en el salón, se quedó boquiabierta cuando vio sus espadas y la manera de luchar. Si era una niña aplicada pero no podía ser ajena a los rumores de dos profesores muy respetados que no caían en ninguna provocación de las alumnas más “sexys” de la universidad.
Hasta el director, rector y decanos los respetaban; pestañeo un par de veces para asegurarse que no fuera solo su imaginación y llego hasta peñizcarse (eso si me dolió), no estoy soñando esto es real.
Miro a su lado y Yuli en ese momento se desvaneció en sus brazos, la acostó con cuidado para evitar que se lastimara… los rasguños parpadeaban como si cada vez que ese monstruo era lastimado estos le infringieran más dolor a su amiga.
-. Estarás bien – le susurro, cerró los ojos y tarto de concentrarse – por favor, ella está muy débil - podía escuchar como el latido de su corazón se hacía cada vez más débil - ¡permíteme ayudarla! – coloco sus dos manos en los rasguños y pudo sentir como el calor se concentraba en sus manos, sonrió y se mantuvo concentrada hasta que sintió como la energía de su amiga de a poco volvía a la normalidad
-. Necesitamos luz – se volteo al escuchar al profesor de química
-. Por favor – respiro un par de veces – vocecita ¿Dónde estás?, necesito tu ayuda
-. Ninguna vocecita – pudo ver en la palma de su mano a la misma mujer que le dio la noticia de su origen
-. Lo siento – se disculpó – dime cómo puedo ayudaros
-. De acuerdo – le restó importancia – debes concentrarte en los momentos felices que has tenido y concéntrate que recibes esa felicidad en la palma de tu mano, después solo le apuntas y eso sería todo.
-. Gracias – asintió y se desvaneció
Emma cerro los ojos buscando cada recuerdo feliz desde su niñez hasta ese momento los paseos, cada cumpleaños, las pijamadas, los abrazos y todo… cuando abrió los ojos una enorme esfera blanca estaba en su mano… ahora quedaba lo más complicado llamar la atención del monstruo para evitar herir a otras personas.
Alonso luchaba sin mucha concentración por ese aroma tan exquisito que a pesar de lo horrible del otro olor podía percibir, el monstruo lanzó una mesa e la dirección de las chicas y él pudo observar que la pelirroja tenía una esfera de luz en su mano; no era momento de preguntar nada y sabía lo que debía hacer.
-. Diego necesito 10 segundos – su compañero asintió y lo llevo a otro lado, él camino hasta la joven y aunque Emma estaba nerviosa no era el momento de imaginarse tonterías
-. Prepárate– Emma asintió Alonso se colocó de escudo – no importa nada, solo atácalo ¿entiendes?
-. Lo haré – Emma se sorprendió por la seguridad en sus palabras
-. Diego ¡ahora! – su compañero hizo que el monstruo pusiera su atención en Alonso – dejare que de un golpe y en ese momento atácalo – le susurró a Emma
El demonio carroñero no podía ver la esfera de luz así que Alonso hice unos amagues para que creyera que lo iba a atacar, cuando lo lanzó lejos Emma estiro la mano y la luz de la esfera salió como un rayo, los gritos del monstruo eran estremecedores y ella se mantuvo firme cuando la energía ya llegaba a su fin este exploto dejando manchas negras y nauseabundos por todos lados.
Diego fue a ver a su amigo y Alonso se encontraba quitándose una barra de fierro incrustada en su costado.
-. Con cuidado – Alonso puso los ojos en blanco ni que estuviera tan débil, pensaba; pero ahora lo más importante
-. Debemos sacarlas y tener una larga charla con ellas – Diego asintió y cargo a Yuli quien aún se encontraba inconsciente.
Salieron sigilosamente usando el poder de invisibilidad de Diego a después darían explicaciones en la universidad; tomaron un taxi y fueron a la casa de Alonso.
Emma quien aún estaba con toda la adrenalina del momento encima, parecía petrificada o ida en su mente como si lo que pasara a su alrededor no significara nada, se dejaba llevar como si de una marioneta se tratase.