Te Quiero y me Duele

15

«El timbre sonó, sequé mis lágrimas y me dirigí a la puerta, al abrir me encontré con Romeo en estado nervioso.

Hola.decimos al unísono, los dos inquietos.

Sé que habíamos quedado en algo pero..., quiero que te enamores de mí y que al ver hacia atrás no hayan dudas, que no haya un pasado doloroso, sino un aprendizaje. No sé lo que te pasó y el motivo por el cual tenés miedo de lo que puedas llegar a sentir, pero quiero amarte y que tus miedos se desvanezcan al verme a los ojos.moría de amor.

Rom...

No digas nadame interrumpe, solamente vení conmigo.

Me tendió su mano y acepté salir con él fuera de la casa. Nos subimos a la moto y condujo por la ruta. Nos detuvimos en un lago, de noche era precioso, sonreí y lo vi bajar de la moto para tomar mi mano y caminar juntos a la par.

Esta noche es perfecta con solo tenerte acá, no la dejes ir, por favor, decime que queda algo por lo que luchar.dice al ponerse frente mí y entrelazar nuestras manos. Por favor, no te enamores de alguien más.susurra.

Tragué con fuerza pero nunca abandoné sus ojos, eran preciosos.

No lo haría...susurré del mismo modo.

Las gotas de lluvia cayeron y ambos miramos hacia arriba, la bajamos hasta encontrar la mirada del otro. Me encantó conocerlo, y cada una de las palabras que suelta y que siente, pero no quiero herirlo.

Ni quiero que lo hieran.

Sus ojos brillaban al igual que su preciosa sonrisa, dirige sus manos hacia mí hasta acunar mi cara y antes de acariciar mis labios con los suyos, me dice lo siguiente estando a escasos centímetros:

Me encantó conocerte.susurra.

Sus labios se movían con delicadeza sobre los míos mientras saboreábamos las gotas de lluvia que caían en ellos, esta noche era perfecta, brillaba a pesar de la lluvia, lo abracé en medio del beso y ninguno se separó hasta que un trueno se escuchó en lo alto del cielo haciendo que me asustara.

Por favor... volvamos.dije con la voz temblorosa.

No tardamos mucho, y cuando llegamos estábamos completamente empapados. Me apoyé en el umbral de la puerta y me quedé observando su sonrisa.

Rom... Yo te quiero, vos me enseñás todos los días que puedo amar y ser amada de una manera que no sé explicar, pero siento que no es el momento, que... todavía hay algo que me asusta.mi voz se notaba angustiada, él agacha la cabeza y asiente.

Estaba triste, y le dije todo sin decirle casi nada. Volví a acercarme a él y le di un beso en el pómulo con ternura.

Que descanses.susurré cerca suyo».

***

Domingo. Lo bueno de este día era que no tenía que ir a la escuela, podía estar sin hacer nada en todo el día, y la verdad es que no me quejo. Jenna estaba trabajando, Nacho en su cuarto, y Diego... la verdad es que no tenía ni idea. Haciendo algo ilegal, supongo, no creo que sea una persona muy correcta que digamos.

Así que, a lo que voy es que estoy sola. Bueno, con mi hermano, pero prácticamente estoy sola ya que ni medio pelo le vi desde que terminamos de almorzar.

Me senté el el sillón, agarré el control de la tele y estaba por presionar el botón para prenderla pero el timbre sonó, a regañadientes me levanté de mi sitio, donde estaba extremadamente cómoda, a propósito, y fui a ver de quién se trataba.

Ryan. ¿En serio? ¿No tiene nada mejor que hacer que venir a irrumpir en mi comodidad un domingo a las tres de la tarde?

—¿Sí?—pregunté de brazos cruzados.

—Vine a ver a Nacho.—comenta él con una sonrisa.

Lo hice pasar y fuimos a la cocina. Puse a calentar la pava y dos tazas en la mesada.

—¿El café te gusta con azúcar o amargo?—pregunté sosteniendo la azucarera. Niega.

—Sin azúcar, ya para dulce estoy yo.—sonreí sin poder evitarlo, me causaba mucha gracia su arrogancia.

No dije nada, no quería entrar en su juego, me limité a negar e intentar borrar mi sonrisa pero era imposible.

Le doy la taza con su café y antes de dar un sorbo carraspea su garganta como si quisiese decirme algo. Lo miro con la intención de que abra su boca y suelte lo que tiene para decirme, deja la taza en la mesada y apoya sus codos en ella.

—Mal, yo quería que hablemos de lo de ayer.—vuelve a carraspear.

—Ya te dije todo lo que querías saber, ahora no hay nada de qué hablar.

—Sí, sí lo hay.—limpia algo en mi pómulo y yo me quedo viendo su acción—. Vos me dijiste algo muy íntimo tuyo, ahora yo quiero decirte algo también importante, y que creo que se conectan.—fruncí mi ceño y apoyé mis codos en la mesada adoptando su misma posición.

—Ryan, no entiendo cómo puede conectarse algo de mi pasado con vos...

—No, no conmigo, con Lydia.—dice negando con el ceño fruncido. Me quedé más confundida que antes—. Ella...—veía en sus ojos y en el tono de voz que le costaba hablar de ello, pero no entiendo por qué me lo dice si no quiere tocar el tema—. ¿Te acordás que cuando estuve borracho te hablé de ella?—asentí—. Yo no te conté como la conocí.




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