Hyunjin, al verte, se acercó tanto que el aire entre ambos desapareció hasta que sus labios encontraron los tuyos. Al principio quisiste apartarte, pero tus fuerzas se rindieron ante el latido desbocado de tu corazón. No tuviste más opción que dejarte llevar por el momento y seguirle el beso, temblando entre la sorpresa y el deseo.
De pronto, te alzó con facilidad, como si hubieras estado hecha para sus brazos. Instintivamente rodeaste su cuello con los brazos, mientras tus piernas se aferraban a su cintura, acercándolo aún más a ti. El mundo alrededor parecía desvanecerse, quedando solo el calor de sus manos y la certeza de que aquel instante lo cambiaba todo.
Podías sentir cómo cada movimiento suyo te envolvía en una mezcla de seguridad y vértigo. El roce de sus labios era insistente, casi desesperado, como si temiera que en cualquier segundo te desvanecieras de sus brazos. Tus dedos se enredaron en su cabello, acercándolo aún más, incapaz de contener el torbellino de emociones que te recorrían.
El tiempo dejó de tener sentido. No existían las dudas ni los miedos, solo él y ese beso que parecía decirlo todo: lo que nunca habían confesado, lo que habían callado durante años, lo que se escondía en cada mirada.
Hyunjin se separó apenas unos centímetros, respirando con dificultad, sus ojos clavados en los tuyos como si buscara en ellos una respuesta. Su frente chocó suavemente contra la tuya, y en un susurro cargado de vulnerabilidad dijo:
No sabes cuánto esperé este momento -dijo agitado-.
Tus labios temblaron, no sabías qué contestar. El corazón te latía tan fuerte que parecía que iba a romperse en cualquier instante. Parte de ti quería creerle, aferrarse a esas palabras, pero otra parte tenía miedo... miedo de que todo acabara tan rápido como había empezado.
Hyunjin se acercó de nuevo, rozando tus labios con los suyos en un beso más lento, más profundo, como si quisiera memorizar cada segundo. Sus manos recorrían con suavidad tu espalda, atrayéndote aún más hacia él, mientras el calor de su cuerpo te envolvía por completo.
Cada movimiento era un choque de sentimientos: deseo, miedo, ternura, y esa necesidad casi desesperada de no soltarlo nunca. Sentías sus respiraciones cortas en tu piel, el ligero temblor en sus manos, como si también él estuviera peleando contra algo que no se atrevía a decir en voz alta.
Por un instante, cerraste los ojos con fuerza, intentando grabar esa sensación: el latido frenético de tu corazón contra el suyo, la seguridad de sus brazos y el sabor de un beso que no sabías si volverías a tener.
Hyunjin se detuvo de golpe, bajando lentamente la mirada hacia ti. Sus ojos brillaban con una mezcla de anhelo y duda, como si estuviera a punto de romperse. Su voz tembló cuando habló:
—Si esto es un error... no quiero detenerme.
Tus labios se entreabrieron, pero ninguna palabra salió. Estabas atrapada entre el vértigo del momento y el miedo a lo que vendría después. Porque sabías que, pasara lo que pasara, nada volvería a ser igual.
Él apoyó su frente contra la tuya, y en ese silencio compartido se escuchaba todo lo que ninguno de los dos se atrevía a decir.