Te reconquistaré

Capítulo 37 "¿Cómo en la primera cita?"

¿Cómo en la primera cita?

 

Camuflaje. Listo.

Hora de llegada. Listo.

Nerviosa. Listo.

Ahora, a esperar…

Miro a los lados tratando de verlo, pero nada sucede mientras lo hago. Oh, solo miradas raras y que algunas personas se alejen de mí. Tal vez había exagerado con el traje. Me miro de nuevo y niego. Me gustaba de este modo. Señores, no creía que era algo para asustarse. Me veía decente.  

Conforme pasan los minutos mi nerviosismo aumenta y el color en mis mejillas también. Paso las manos por cabello y suspiro.

Esta semana ha sido un cúmulo de actividades y miradas, pese a ello lo he manejado bien y puedo decir que nunca he estado más orgullosa de mi vida. Debían darme un premio por haber logrado que me quedara y no tomara un avión a la locura. Río irónicamente por pensar eso.

No, ahora de verdad, me siento tranquila.

Hablar con los demás me hace sentir en casa, convivir con mi familia algo todavía irreal y conversar con Alan, un sueño. Temo despertar y estar de nuevo al otro lado del mundo con una jodida foto escondida y miles de recuerdos encerrados.

Entonces hago cosas como esta.

Contrario a huir, me estoy dando motivos para quedarme. Motivos que valen la pena y me hacen feliz. Contrario a reprimirme, me esfuerzo en exponer lo que siento.

Mis ojos dan con la silueta que buscaban y me levanto del asiento. Es una suerte que todavía los medios no acechen aquí como en el resto de ciudades. Así puedo verlo caminar tranquilamente y solo con el guardaespaldas de la vez anterior.

Ahora sé que su nombre es Ismael y es primo de Dan, por eso se me hacía conocido aquella vez. No es muy sociable, como Dan, pero al contario de su primo no es bromista. Sonrío acercándome levemente y corro hacia Alan, lo abrazo sorprendiéndolo.

—Bienvenido Alan.

Por alguna razón, llamarle de ese modo me hace sentir avergonzada.

—¿Abigail?

Su tono de desconcierto me divierte, así que río sacándome la peluca pelirroja y asiento.

—¿Sorpre…?

No puedo completar la frase porque mi cara es tomada por sus manos y sus labios dan con los míos. Mis ojos se abren y mi cara se calienta por su repentino acto, pero me obligo a cerrarlos y cuando se aleja no sé que responder.

—No sabes lo feliz que me hace verte aquí.

Creí que mi corazón estaba acelerado, me equivoqué, porque dio un arranque con sus palabras. Balbuceo algo sobre que yo también estoy feliz, pero me veo interrumpida por una mano que se coloca sobre el hombro de Cooper.

—Disculpen, debemos ir al auto. Hay muchos ojos a la vista.

Asiento y decido adelantarme dado que quiero aire para mis mejillas.

 

***

 

Alan

 

Ver a Abigail caminando rápido hacia el estacionamiento me hace sonreír. Su rostro sigue sonrojado por lo que pasó hace unos segundos.

Ser abrazado me tomó por sorpresa, pero fue una sorpresa agradable de ver cuando ella sonrió.

Me volteo hacia Ismael al darme cuenta de algo.

—Ismael, eres mi guardaespaldas.  

Me observa confundido.

—No reaccionaste cuando se acercó de la nada.

El entendimiento cruza por sus ojos.

—Sabía que era ella, la vi desde lejos, su atuendo es inusual —asiento totalmente de acuerdo con lo último —Además, creí que le gustaría esta sorpresa. ¿Lo hizo?

Sonrío.

—Lo hizo.

—Entonces no puede despedirme.

—Sigues salvando tu trabajo de alguna manera.

—Solo seré botado cuando quiera dejar el empleo.

—Eres muy confiado. Podría despedirte antes.

Su respuesta es sonreír.

—Pero no lo hará.

Sonrío de manera ladeada. Él tenía razón.

—Ahora… —murmura y señala con su dedo —Debería ir tras la chica, creo que es mejor compañía que yo, y no parecía saber dónde está el auto.

—Definitivamente sabes cómo conservar tu trabajo.

Empiezo a trotar hacia donde Martins y mi cuerpo se mueve por si solo cuando llego a su lado y la rodeo de la cintura y beso su mejilla. Se sobresalta por mi acto, pero sonríe.

Esa es toda una respuesta para mí.

 

***

 

Abigail

 

Miro por la ventana como las gotas de lluvia empiezan a caer contra el vidrio, luego nuestras manos entrelazadas y finalmente le observo.

—¿No tienes curiosidad de por qué vine? —pregunto.

—Estoy bien con que hayas venido.

Sonrío y niego.

—¿Sabes? Iba a decir un discurso genial si no me hubieras interrumpido y hubieras preguntado que hacía ahí.

—¿Qué ibas a decirme?

Me aclaro la garganta.

—Se supone que soy tu novia ¿una novia no recoge a su pareja al volver? ¿Ves? Iba a ser genial.

—Te hubiera dicho que me acompañaras la próxima vez.

Sonrío al recordar el evento del aeropuerto.

¿Y perderme este recibimiento?

—Me lo pensaré.

Ríe levemente por mi respuesta y yo sonrío arrimándome a su brazo mientras vuelvo a ver la ventana.

—¿A dónde vamos?

—Hoy no tengo que volver a la empresa… pero quiero ver a Neymar. Después, podemos ir a donde quieras.

Sonrío ante su tierno deseo y asiento conforme con sus palabras.

—Entonces, primera parada, ir a por tu hijo rubio.

 

***

 

Alan

 

El auto se detiene frente a mi casa y es una suerte que la lluvia haya parado. Así podemos bajarnos sin mojarnos. Trato de mostrarme lo más tranquilo que puedo, pero por la sonrisa de Martins se que no lo estoy haciendo bien.

Quiero ver a Neymar.

Abro la puerta y no es necesario llamarle porque soy empujado por una fuerza rubia y luego llenado de lengüetadas. Sonrío mientras acaricio su cabeza y me dejo caer en una de mis rodillas para poder acariciarlo mejor.



#3091 en Novela romántica
#952 en Chick lit

En el texto hay: secuela, secretos, reconquistar

Editado: 10.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.