Te reconquistaré

Capítulo 43 "La brújula perdida"

La brújula perdida

 

Cuando suelo recordar este episodio de agrado—recelo con Linda, a mi mente llega un incidente que ocurrió una semana antes de San Valentín. Mientras todos estábamos ocupados con los preparativos para los enamorados, ya que había sido una buena temporada tanto la empresa como la cafetería. Ambos lugares estaban repletos de pedidos y mensajes amorosos.

Fue en medio de esta agitación, que algo se perdió, y no pudo ser encontrado por más que se buscó por todos lados.

El dije de brújula del collar de Alan se había roto y caído en algún lugar, al menos eso intuimos. Luego de que el mismo padre de familia fuera quien reportase su desaparición a la apodada “madre”, como si ella supiera del paradero.

—Martins ¿has visto mi collar? —preguntó.

Dejé de revisar los documentos que estaban en mis manos y junto a Sara le observé extrañada.

—¿Perdiste el collar? —fue mi respuesta.

Tuvo un conflicto en ese momento y pasó una mano por su cabello mientras sonreía levemente.

—No exactamente… lo tenía, solo que en este momento no lo encuentro.

Iba a replicarle que era lo mismo, que antes lo tuviese no cambiaba el hecho de que ahora, presente, no lo tenía, pero en ese momento Sara murmuró:

—Esta situación me recuerda a mis padres. Papá siempre que no encuentra algo le pregunta a mi madre y… —me miró y sonrió —Exacto, es esa misma mirada la que ella le da a mi padre.

Me sonrojé por su comparación mientras Alan continuaba buscando por los alrededores.

» Además, no puedo creer que se lo dijeras a Abi.

—¿No debía de hacerlo?

—Es como decirle a una madre que has perdido a su hijo.

—Entonces no debí de hacerlo.

—¡No es mi hijo! —intervine avergonzada —Fue un presente hace años. Como sea, te ayudaré a buscarlo.

Con ello di por cortada la conversación y la búsqueda por algo que nunca estuvo en ese lugar, no por mucho tiempo, tomo lugar.

No lo encontramos.

En realidad, el collar vino a nosotros.

Y de la manera menos esperada. 

 

***

 

—¿Entonces no lo han encontrado?

—¿El dije? No, yo lo di por perdido, pero Alan no.

—Es curioso que nadie lo haya visto —murmura Lady y Katy asiente.

—El mundo no se traga las cosas de la nada…salvo el triángulo de las Bermudas.

Y mientras ellas murmuran sobre teorías conspirativas, Sara empieza a murmurar cosas dormida. Frunzo el ceño al verla removerse y empezar a lastimar su cuello con las uñas. Me acerco para retener su mano y jadeo de dolor cuando sus uñas se clavan en mi piel y se levanta de golpe.

—¡No me toques! —grita con expresión vacía mientras aprieta el agarre. Muerdo mis labios aguantando el dolor y luego cuando parpadea, ella me suelta asustada —¿Abigail?

—¿Una pesadilla?

Me mira y luego mira mi mano, ignora mi pregunta y se acerca para murmurar que lo siente. Las chicas se acercan curiosas de los gritos y al ver gotas de sangre salir de mi piel levantada, salen por el botiquín.

Sara solo observa mi mano y frustrada pasa la mano por su cuello. La detengo cuando va a tocarse de nuevo y ella se tensa.

—Estoy bien.

—Lo siento por esto.

—No te preocupes.

Verla incómoda y miedosa me hace saber que hice lo correcto todo este tiempo. No es la primera vez que tiene pesadillas y tampoco la primera que interrumpo en sus intentos autolíticos, pero sí la primera en la que se despierta en medio de uno.

En todo el proceso de curación Sara no suelta mi mano sana y observa a Katy que hace de enfermera. Le sonrío y aprieto levemente su mano tratando de darle confort.

Cristina me dijo que las canciones de Broken son palabras que nunca ha dicho a nadie, pero que siempre han estado rodeándola. ¿Era lo mismo para Sara? Pero, ¿qué problemas podía tener la única hija de una amorosa familia? No lo sabía, y aunque Sara nunca me lo dijera esperaba que algún día las pesadillas le dejaran ir.  

 

***

 

—De nuevo está aquí.

—Cuando no viene de visita, esta modelando para la revista ¿puedes creerlo? ¡Ya quisiera esa suerte!

—¿Suerte? Solo debe tener algo especial abajo —muchas jadean y le reprochan decir esos —¿qué? solo tiene trabajo porque el jefe sale con ella.

—Escuché que hará el buffet para San Valentín.

—¡No puedo creerlo! Pero ese día habrá personas importantes. ¿Cómo pueden dejarle esa responsabilidad?

—Una cosa es acostarse con el jefe y otra distinta acabar con la empresa.

¡Oye, eso me ha llegado!

Un escalofrío me recorre completa al oír lo último y con toda la paciencia del mundo, que no tengo, me levanto del sofá.

—¿Pueden bajar el volumen por favor? No puedo trabajar con sus comentarios.

Un silencio es prolongado por toda la sala de descanso y aprovecho eso para mirarlas. Ellas empalidecen al verme, no sé si por mi mera presencia o por mi ojerosa apariencia. No estaba en mis mejores días, y eso era porque trabaja en dos lados me tenía corriendo. Y no, no era solo “por dormir con el jefe” ¡cosa que ni habíamos hecho!

Entonces sí, estaba indignada.

¡Me veo ojerosa por trabajo no por vaga!

Alzo los documentos en mis manos y suspiro pasando una mano por mi cabello. De acuerdo, calma, esto es como en el colegio. ¡Sí! Solo que ahora es diferente y más fuerte el cotilleo.

—Pueden quedarse aquí a seguir conversando, yo me retiro —les digo caminando hacia la salida, la estar en la puerta me volteo —Solo una cosa para agregar, no soy una santa y como acostón del jefe me quejaré con él sobre esto. No les pido que me amen, pero si que me respeten, al menos dentro la institución donde hay oídos por todos lados.

Dicho esto, cierro la puerta y el silencio no es roto, supongo que siguen analizando que van a tener un memo por esto. Mientras yo miro las hojas de nuevo analizándolas.



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En el texto hay: secuela, secretos, reconquistar

Editado: 10.05.2022

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