Te reconquistaré

Extra: El par de cupidos

Extra: El par de cupidos

 

Todavía lo recuerdo como si fuera ayer.

Y el motivo porque el que ahora esa A+A=A decidió crecer.

Y ahora la foto que estaba colocada al lado de mi cama era:

 A+A= A

           AA

Amaba esa pirámide más que a nada en el mundo.

Así que es normal que mi sonrisa sea inmediata al ver el recuadro.

Siempre he de recordar como mis tres bebés llegaron a mi vida.

Los tres planeados, solo que dos se hicieron de rogar para aparecer. Para ser exacta, nueve años después volví a quedar embarazada. Y suele ser divertido ya que fue de dos.

Esta vez el baby shower cayó en las manos de Darwin, ya que él mismo decidió hacerlo. Y nosotros no tuvimos quejas de ello. Para ser sinceros, esta vez queríamos que todo fuera lo más sorpresivo. Así que esa fue la razón para no preguntar por el género de los bebés, ni más detalles.

Solo sabíamos que eran dos, porque dos pequeños frijolitos bombeaban dentro de mí y nos gustaba escucharlos y presentárselos a Aiden, quien parecía más emocionado que nosotros porque nazcan.

Fue así que el día del baby shower llegó y con ello la revelación del género de los bebés. Darwin ya lo sabía, Sofía también, para el resto de nosotros todavía era una expectativa.

Incluso había una puesta sobre si eran mellizos o gemelos.

Ese día lo sabríamos todo.

Y cuando nos acercamos a la mesa vimos los dos colores, la mitad era rosada y la otra azul, en medio había una incógnita.

—Bueno futuros padres de nuevo, ¡empiecen!

Y fue así que tiramos de una cinta y de ella empezó a salir solo una tira larga rosada, nos emocionamos, ¡serían dos niñas!, pero luego salió azul, ¡¿O niños?!

Tiramos de nuevo con expectativas y sonreí cuando vi a Alan tan nervioso como yo lo estaba. Al final Sofía nos detuvo y dijo que ella rebelaría el género de una vez.

Hailey se colocó en una esquina y Sofía en la otra, ambas tiraron a la vez y empezó a salir humo de color azul en ambos. Mis ojos se desorbitaron y mi corazón empezó a acelerarse cuando empecé a hacerme la idea de dos bebitos.

Entonces, el color cambió

Estuve confundida como el resto y cuando ambos colores salían a la misma vez, mis ojos dieron con los de Sofía. Los labios me temblaron al comprender y solo Sara se atrevió a preguntar:

—¿Por qué son dos colores?

Alan dejó la cinta y yo también para vernos. Él tenía los ojos como yo, abiertos y temblorosos, y con ellos miramos a Darwin, quien asintió al entendernos.

Solté el aire despacio y puse una de mis manos temblorosas sobre mi boca y la otra sobre mi estómago.

—Sara…

—¿Sí?

—No son gemelos.

—Pero si son dos…entonces —sus labios se abrieron al entender mis palabras y se tapó la boca —¡Oh, dios mío! ¡Son mellizos!

Darwin afirmó riendo y yo no pude más. Lágrimas calientes se deslizaron por mis mejillas y Alan me abrazó besando mis labios fervientemente. En medio de eso escuché el grito y las risas de Aiden que fue alzado por Darwin y consentido por el resto.

Cuando lo dejaron libre él vino corriendo con sus ojitos brillando de emoción.

—¿Es verdad? —preguntó con sus manos tocando mi estómago —¿Serán niño y niña?

—Sí, mi amor.

Él se emocionó más que nosotros y soltó un “Sí” pero en chino, cortesía de su tía Cristina, y me abrazó. Reí por ello y lo abracé más. Alan no perdió el tiempo y nos tomó una foto.

La emoción solo creció cuando ellos nacieron, lo que fue menos doloroso que tenerle a Aiden por alguna razón.

Pero me tuvo toda llorona cuando ya con unos meses de nacidos los bebés fuimos al viejo árbol que solíamos ir.

El A+A=A siempre estaría ahí.

Y solo se agregaron dos A, las cuales estaban algo torcidas por haber sido hechas por Aiden, quien fue ayudado por su papá.

Sonrío de nuevo al ver la foto del árbol con nuestras iniciales, pero dejo de verla y corro hacia el cuarto cuando escucho a Alisa empezar a llorar. La tomo en brazos empezando a calmarla, pero como es de esperar de esta pequeña, llorar más fuerte.

Si hubiera sido mamá primeriza con estos dos pequeños seguro me habría sido muy difícil, pero ahora que he pasado mis peores sustos y desvelos con Aiden, se puede decir que puedo manejarlo.

Así que río levemente mientras pido por mis oídos. La mezo suavemente mientras me preparo para darle el pecho. Ver a mi bebé comiendo me hace preocuparme por mi otro bebé.

Y enojarme también de solo recordarlo. Mataré a Ben cuando regrese.

Ese sujeto se llevó a mi niño como si fuera su muñeco. Creí que volvería en unas horas por lo que no me preocupé, pero el bastardo hace unos segundos acaba de llamarme para decirme que estará más tiempo afuera.

Así que sí, estaba molesta.

Claro, eso me duró poco.

Ya que el ver volver a mi hermano universitario con mi niño en brazos dormido me hace de volver el alma al cuerpo. Como él no se espera, empiezo a bombardearle de preguntas y sí, también me pongo histérica cuando me entero que ha bebido de fórmula.

¡Voy a matarlo!

Salvo que algo me detiene.

¿Quién es ella?

Yo…nunca pensé que mi bebé volvería haciendo de las suyas. Cuando me embaracé nunca conté con que mis hijos se querrían roban mi papel de cupido, pero al ver a Ben sonriendo y con pómulos algo sonrojados mientras mira a aquella chica, me hace pensar que ellos lo heredaron de mí.

Entiendo rápidamente la situación y pese a que lo seguiré regañando luego, me vuelvo hacia la chica pequeña y rubia, que se encuentra al lado de Ben viéndome asombrada.

—Me había asustado —es lo último que le digo.

Ben al ver que he notado a la chica, la señala.

—Ella es Jude, la chica con la que estaba en la tormenta.



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En el texto hay: secuela, secretos, reconquistar

Editado: 10.05.2022

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