Te regalo la luna y las estrellas

capitulo 4

La semana siguiente, un dia miércoles exactamente, Rosa y sus amigas se encontraban sentadas en un pequeño jardín al interior de la universidad. Las universitarias estaban hablando sobre la tesis de grado cuando Rafael se acercó a ellas con el pretexto de hablar con Rosa. Patricia y Fernanda lo miraron con desprecio mientras que Rosa lo ignoraba fingiendo leer sus apuntes.

Rafael aun no superaba que había destruido su relación con Rosa y esperaba a que ella algún dia lo perdonara y le diera una oportunidad, pero no conocía bien a la chica. La tímida muchacha solía ser extremista en ciertos aspectos y cada vez que veía la cara de Rafael sentía asco al recordar aquella traición con Antonia.

Sin decir nada, Rosa se puso de pie y se alejó hasta la cafetería. Fernanda y Patricia la siguieron dejando solo a Rafael en aquel jardín. El muchacho bajó la mirada cuando se percató de que varios compañeros vieron el desprecio de Rosa hacia él y comenzaron a reírse.

—Que fastidio ese pelao’ —dijo Patricia —¿No entiende el rechazo?

—Creo que no le ha quedado claro el hecho de Rosa “tiene” una relación y que por lo tanto no lo quiere ver. —comentó Fernanda

—Ya tengo suficiente con aguantármelo hasta finalizar la universidad. De verdad no entiendo qué demonios es lo que quiere si ya le he dicho miles de veces que no hay manera de regresar con él. No sé si es que tengo que decírselo en otro idioma para ver si así logra entender que ya no hay marcha atrás. —Rosa se sentía molesta.

—¿Por qué no le sampas el bolso en la cara a ver si así capta el mensaje? — Patricia tenía el deseo que su amiga lo golpeara algún dia. No podía ocultar su odio por Rafael.

—Ganas tengo, pero no vale la pena maltratar mis cosas por pegarle al animal de monte ese.

Varios compañeros de Rosa se acercaron a ella con el propósito de amargar a Rafael. Vieron que sus amenazas no servirían de nada si Rosa y él no tenían una relación desde hace mucho. Entre risas el grupo de universitarios pasaron el rato hasta que cada quien se retiró al salón que le correspondía.

—¿Le vieron la cara de puño a Rafael? —Fernanda preguntaba riéndose de la rabia de aquel muchacho.

—Me importa un carajo su cara, que vaya y coma mondá.

Fernanda y Patricia se sorprendieron al escuchar aquella expresión por parte de Rosa. Se escuchó tan raro que la tímida joven dijera semejante palabrota, pero era tan grande la rabia y el odio que sentía la chica que no le importó decirla delante de sus amigas.

—Erda y la rabia es grande —Fernanda trataba de hacer sonreír a Rosa

—¡Obvio! —habló Patricia —Que el pendejo de tu ex te siga fastidiando aun cuando tienes una relación es algo que te sacaría la piedra ¿No?

Las tres jóvenes se reían a carcajadas de la supuesta relación de Rosa con Jeffrey. El pobre chico no tenía idea de lo que la vecina de su tía había inventado en Colombia con tal de liberar a su amiga de las garras de un pelmazo que no la valoró. Pensaba que alguien como aquella tierna jovencita no merecía pasar por algo así. En ese momento entró el profesor e iniciaron la clase.

Horas más tarde la joven bajaba las escaleras buscando la salida de la universidad cuando fue sorprendida por Rafael. El chico la sorprendió con caramelos pensando que con eso ella aceptaría hablar con él, pero Rosa desconfiaba sobremanera y llegó a pensar que los caramelos tenían alguna sustancia extraña.

—No voy a comer eso, por favor déjame salir que debo llegar a casa. Me siento cansada y tengo hambre.

—Déjame acompañarte

—Rafael ¿Qué parte de no me molestes más no entendiste para explicarte con plastilina el mensaje?

—¿Aun sigues con él? Dime ¿Qué lo hace tan especial?

A lo que Rosa respondió —Es detallista, honesto, protector, tiene una excelente profesión, no es infiel y es estadounidense.

—Ah, ¿Sí? ¿Y se puede saber que profesión tiene el susodicho? —Preguntó enojado bajo un ataque de celos.

Rosa le dijo que era ingeniero astroespacial y que era candidato para ser astronauta, además pronto visitaría el país para pasar tiempo con ella. Rafael no le creía a Rosa la mentira y comenzó a decirle a todos que su relación era una farsa. Muchos comenzaron a creer lo que Rafael decía, pero a Rosa no le importaba. Fernanda y Patricia la apoyaban ya que ellas sí sabían que Jeffrey era real.

Pasaron dos meses y Fernanda llegó como loca al salón—¡Rosa! ¡Adivina! —Todos allí miraron a Fernanda algo extraño mientras ella saltaba como niña pequeña.

—¿Qué pasó? —Rosa estaba confundida

Fernanda levantó la voz diciendo —Muchos aquí te trataron de mentirosa porque tu novio es gringo y es astronauta o va a serlo como si eso fuese algo de otro mundo. Aquellos que le creyeron al maricón de Rafael se les olvida el pequeño e insignificante detalle de que es un hijueputa ardido que no supera que Rosa tiene una relación con alguien mil veces mejor que él.

Una joven al fondo dijo —Pero ¿Y el supuesto novio qué?

—¡Jeffrey, come here please! —habló Fernanda.

Todos allí quedaron sorprendidos cuando Jeffrey entró al salón y corrió para abrazar y cargar a Rosa.   




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