Una tarde después de salir del laboratorio, Jeff y unos amigos decidieron pasar el rato para distraerse del estrés laboral; fueron por unas cervezas y platicaron un poco de deportes y esas cosas que los hombres suelen tratar en sus charlas casuales.
El ingeniero ignoraba que más adelante esa salida con amigos le causaría problemas por culpa de la vecina de enfrente, a quien le gustaba fastidiar a todos en el vecindario.
La mujer llegó a casa de Rosa para decirle que su esposo estaba con otra mujer en una taberna bebiendo cervezas y coqueteando. Rosa, quien recién llegaba de trabajar, muerta de cansancio y con un fuerte dolor de cabeza, esperó a que su esposo regresara a casa.
Una hora después, Jeff regresó. Colgó su chaqueta y dejó la maleta en el sofá como acostumbraba. Rosa estaba sentada en el comedor con las manos en la cabeza.
—¡Hola, cariño! —dijo Jeffrey mientras se acercaba a su esposa —¿Cómo te fue hoy?
Rosa no le contestó y se puso de pie. Lentamente su nariz confirmó lo que la vecina le dijo antes —Jeffrey Stanley Jackman ¿Puedes decirme en donde diablos estabas y con quién?
—Salí a distraerme un rato luego del trabajo ¿Por qué? — Jeff estaba nervioso por la actitud de Rosa, al verla enojada retrocedió un poco y luego preguntó —Rosa ¿qué ocurre?
—Estabas bebiendo cerveza y coqueteando con una mujer en Pasadena ¿No?
—¡Espera un minuto! ¿Quién te dijo eso?
—O sea que lo confirmas al parecer —Rosa empuñaba sus manos y enojaba aún más.
—Lo de beber cerveza sí, pero lo de coquetear con otra mujer no ¿Por qué querría hacerlo si contigo lo tengo todo? —Comentó Jeffrey —Salí con varios de mis compañeros a beber una cerveza para relajarnos luego del estrés del laboratorio, hablamos de deportes y otras cosas, entre esas lo que felices que somos con nuestras esposas. De ti hablé con orgullo, el mismo orgullo que siento por mis hijos y por mi patria ¿Quién te mintió, Rosa?
—¿De verdad no estabas con otra mujer, Jeffrey? —Rosa se calmó y su voz comenzaba a quebrarse.
—No, amor. Si eso te dijeron déjame decirte que es una mentira y muy grave. Jamás te he engañado y no lo haría después de tantos años de respeto, lealtad y confianza. Yo sería capaz de cualquier cosa, pero no de lastimarte. —Jeff se sentía mal porque Rosa desconfió de él —Tuve la osadía de viajar al espacio con todo el peligro que representa hacer una misión a tal altura, pero jamás la tendría para engañarte luego de haberte jurado amor eterno en el altar. Respóndeme, Rosa ¿Quién te mintió?
—Magda, Magda me dijo que te vio con otra mujer en Pasadena.
—Maldita alemana chismosa. Bien, yo tengo pruebas de que lo que digo es verdad. Gary tomó fotografías de todos los que estábamos reunidos en aquella taberna, y ten por seguro que no había ninguna mujer con nosotros.
Rosa le pidió perdón a su esposo por haber desconfiado en él. Jeffrey entendía que su mujer sintiera celos, con eso ella también le demostraba que lo amaba, de lo contrario lo habría interpretado de otro modo.
—Espera aquí —dijo Rosa y salió a la casa de su vecina.
—Espera ¿Qué vas a hacer? —Jeff corrió detrás de ella, pero Rosa era muy rápida para caminar y ya se encontraba del otro lado golpeando violentamente la puerta de la vecina.
La mujer discutió fuertemente con su vecina quien sentía vergüenza pues los demás salieron a ver. Muchos aplaudieron a Rosa por lo que hizo, se sentían cansados de los chismes de Magda, quien siempre los involucraba en problemas por su “mala lengua”.
—No te conformas con decir que Alexier está enamorado de su propia hermana, sino que intentas hacerme pelear con mi esposo. De donde vengo estarías presa por calumnia maldita zorra —Habló Rosa con firmeza, recibiendo una tajante y ofensiva respuesta por parte de su vecina.
—Entonces regresa a tu país cocainómano ¡Esto es América!
Rosa no pudo contenerse y le dio una fuerte bofetada a su vecina, acto seguido la tomó por el cabello y le dijo —Con Colombia no te metas, que en Alemania también la consumen y ¿Cuál crees que es la favorita de tus paisanos?
Magda intentaba soltarse, pero Rosa era fuerte a pesar de su dolor de cabeza. La mujer la soltó segundos después diciendo
—Buen intento, perra. Pero, la próxima vez invéntate una historia mejor que esa.
Rosa regresó a su casa mientras Magda la insultaba en alemán creyendo que la colombiana no entendería una palabra. Llegó un momento en el que maliciosamente, Rosa volteó a ver a su vecina y le gritó — ¡Scheisskerl, fuck you, careverga!
Los vecinos se reían de Magda ya que la mujer por años aparentaba ser la más bravucona de la manzana, pero que ese teatro se derrumbó con lo que Rosa acababa de hacer.
Jeffrey tomó a Rosa e ingresaron a la casa —¡Escúchame, Rosa! ¡Tienes que calmarte, mujer! —Rosa no dijo nada, subió a la recamara y se acostó un rato. Jeff subió detrás de ella con una píldora para el dolor de cabeza —Nena esa mujer es una resentida social, pero admiro mucho lo que hiciste.
—Alguien tenía que darle una lección para que deje a los demás vivir tranquilos.