—Mamá dijo que si no tenía caries podías comprarme un dulce.
—Estoy seguro que mamá no dijo eso.
Iban de salida cuando KyungSoo palmeó los bolsillos de su pantalón y no sintió las llaves.
—¿Tienes las llaves?
Seon Ho negó con la cabeza.
Tontas llaves escurridizas, parecía que tuvieran vida propia.
—Ugh, seguro las deje en el consultorio. Vamos.
Por andar en las nubes, KyungSoo olvidó tocar la puerta antes de entrar y cuando la abrió dos pares de ojos corrieron a verlo, enrojeció. Sabía que Byun BaekHyun estaba haciendo su pasantía de odontología, pero nunca pensó encontrárselo en la clínica y mucho menos verlo vistiendo aquella bata blanca que lo hacía lucir más inteligente, más apuesto, más sexy, más...
¡¿Qué demonios estás pensando, Do KyungSoo?!
Parecía un tomate. Primero por el color y segundo porque no hablaba.
—¿Son tuyas estas llaves, KyungSoo? —Preguntó MinHo, el odontólogo que había tratado a su hermanito.
Soo asintió, aun embobado por la belleza que irradiaba el-ya-no-tan-bestia.
Al ver que su hermano mayor no se movía, Seon Ho se acercó para coger las llaves.
—Hola, BaekHyun Gege.
—Holi. —Le revolvió el cabello al menor de los Do.
Luego, Byun evitó la penetrante mirada de KyungSoo y no sabía con exactitud por qué. Generalmente era él quien buscaba bromear con el otro, pero ahora se sentía distinto, la valentía que tenía había desaparecido y estaba tan avergonzado como un fan cuando va a un fanmeeting de su idol favorito. ¿Por qué Soo lo miraba tanto? ¿Quizá se enamoró mágicamente de él? O, ¿tiene un fetiche con verlo en su uniforme de trabajo? Byun tenía muchas preguntas y ninguna respuesta.
—Andando, Hyung embobado. —Seon Ho cogió la mano de su hechizado hermano mayor y lo condujo fuera del consultorio. —BaekHyun pensará que eres un stalker.
KyungSoo miró extrañado a su hermanito. —¿Y tú cómo sabes que es un stalker?
—Tengo mis secretos.
Okay, su hermano era perturbador y todo porque probablemente pasaba mucho tiempo en la laptop.
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Soo reaccionó cuando unas gotas de agua cayeron sobre su rostro.
—¿Qué pasa, pequeño Soo? Has estado distraído toda la mañana.
—¿Cómo sabes si te gusta alguien?
—¿Eh? —Irene abrió los ojos, nunca imaginó a KyungSoo preguntando sobre aquello.
—Digo... Creo que ya sé que foto tomaré. —Buscó cambiar de tema vanamente.
—Ajá. —Ella se movió de asiento, pegándose a su amigo. —¿Y de qué será? ¿De tu crush?
—Yo no tengo un crush. —Si su hermanito era buen actor, ¡él también!
—¿Y por qué te sonrojas? Alguien está enamorado, alguien está enamorado. —Canturreó.
KyungSoo cogió el sándwich y comenzó a comerlo buscando otra forma de zanjar el tema.
—¿Sabes? Yo también tengo un crush. —Confesó la mayor.
—¿Otro tailandés?
—Esta vez no es un actor. —Se defendió. —Es un chico que conocí en el autobús.
KyungSoo se carcajeó. —No puedes enamorarte de alguien a quien conoces en un bus, ¡no volverán a verse!
Irene lo codeó. —¡Eso no lo sabemos! Quizá estamos destinados a volvernos a encontrar y estamos unidos con un hilo rojo.
Soo alzó sus hombros.
Era muy lindo el romance, pero era distinto cuando lo vivías tú mismo. En la secundaria había tenido una novia, lastimosamente ella terminó con él, KyungSoo nunca supo por qué. Luego, salió varias veces con un chico que conoció en una fiesta, sin embargo, quedó en simples salidas y nunca fueron algo más. Y KyungSoo lo anhelaba, él también era un romántico del clóset. Quería una gran confesión, unas hermosas citas y muchas palabras llenas de azúcar a diario. Sí, quería todo eso, y no le importaba si su futura pareja era hombre o mujer. Solo quería una relación mágica, al igual que en las series o películas.
—¿Sientes nervios cuando ves a esa persona? —Preguntó Irene, mirando su celular.
Y KyungSoo perdido en sus pensamientos contestó sin dudar. —Sí.
—¿Te interesas por las cosas que le gustan?
—¿Sí? ¿No? No sé. —Susurró confundido. —Espera, ¿Qué estás haciendo?
—Busqué un test para saber si estás enamorado. —Mostró la pantalla de su móvil.
—¡Irene! —Soo se giró para encararla. —No creo estar enamorado... Quizá atraído.
—¿Atraído? —La chica apoyó sus codos sobre la mesa. —Intenta pasar más tiempo con esa persona, puede ser que así averigües si solo estás atraído porque es apuesto o porque te estás enamorando.
KyungSoo apoyó su cabeza en la mesa. —¿Qué excusa debería de usar para acercármele?