Seonghwa estaba en un bar, tomando hasta no poder más, el alcohol era su único amigo cuando tenia que olvidar a Yuna, a su preciosa Yuna, lo único lamentable es que ni tomándose todo el mar podría olvidarla.
Estaba empecinado en hacerle la vida infeliz a Jeongin, porque se esa manera, sentía que le haría daño a ella, tal y como ella se lo hizo a él.
TRES AÑOS ANTES
—Sabes que te amo demasiado, Yuna —un Seonghwa de 25 años besaba los labios de la pelinegra.
—Yo igual, te amo mucho —su voz salió casi robótica recibiendo aquel beso de forma fría— Me tengo que ir, mi hermano me espera.
Sin darle oportunidad a contestar, vio como su prometida se iba corriendo y se metía a su casa.
Yang Yuna había conocido a Seonghwa un día en una reunión de una de sus compañeras del la universidad. Desde ese momento comenzó el cortejo del mayor hacia la linda chica de ojos pequeños.
La madre de Yuna estaba encantada de con todos los regalos que el mayor le daba a su hija y sobre todo los regalos que le daba a ella, claro que Seonghwa había intentado comprar a la familia del menor con regalos costosos, siempre se mostraba como alguien sumamente cariñoso.
¿Entonces cuál era el problema? Que Yuna estaba en una relación con alguien más y gracias a la presión de su madre, ahora estaba comprometida con él, con una persona que no amaba.
—Jeongin ¿Tú me quieres? —le preguntó un día antes de su boda.
—Claro que si YunYun —su hermano se acostó en las piernas de la pelinegra.
—¿Aceptarías todas mis ideas locas?
—Claro que si hermanita ¿Por qué?
—Jeongin —acarició su cabello— Innie… yo no me pienso casar con Seonghwa.
—Espérate ¿Qué? ¿Cómo que no? ¿Por qué?
—Hermano, tu sabes que no amo a Seonghwa y es mi culpa que todo se haya extendido hasta aquí, pero yo no lo amo y no me voy a casar con él.
—P-pero… él te ama, lo vas a dañar.
—Lo sé, pero primero está mi felicidad Innie —le sonrió suavemente— Mañana, me iré con Jimin, nos vamos a escapar y estaremos juntos, sé que mamá no querrá verme nunca más, pero necesito que tu seas fuerte.
Jeongin abrazó a su melliza, pensando en el desastre que ocurriría al día siguiente, en como Seonghwa se sentiría, porque todo ese tiempo al ver que el prometido de su hermana era tan caballeroso, amable y dulce, era como el tipo ideal.
Que equivocado estaba.
Las horas pasaron y pasaron hasta que amaneció, su hermana estaba nerviosa por lo que haría, toda la noche habían hablado de lo que harían y de cómo lograrían que ella pudiese escapar.
El plan era sencillo, Jeongin era quien entregaría a su hermana al altar, así que mientras ella caminara hacia el altar, se iría, huiría en un taxi que ya habían contratado. Yuna se veía preciosa con el vestido de encaje, el peinado y el maquillaje le quedaba perfecto, pero lo usaría para casarse con quien realmente amaba.
Para cuando los murmullos se hicieron mas fuerte al ver a la novia correr, Seonghwa gritó con desesperación e intentó buscarla, pero fue en vano. Jeongin intentó ser un apoyo para él, lastimosamente él jamás aprecio eso.
—Seonghwa… por favor, ya has bebido mucho, vámonos, por favor.
—Ella me dejo ¡Me dejó! —gritó entre lágrimas.
—Tranquilo —lo abrazó.
Siempre dicen que el primer amor es el peor, Jeongin no lo supo en ese instante, había visto que tierno y dulce era aquel hombre, así que jamás imaginó que esa linda persona en el fondo era un monstruo.
Se casaron por civil, tres meses después y aunque no fue la boda soñada, ese día inicio su calvario y él se volvió su verdugo, porque Yuna siempre le repetía que su hermano era lo que más quería en el mundo, así que, si lo hacía sufrir, haría sufrir a aquella mal agradecida.
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ACTUALMENTE
Chan se encontraba con Jeongin en el auto del mayor, rumbo a Incheon, el rubio tenía un juicio que iba a ser concluido en ese mismo día y como Félix no había ido a trabajar a la empresa, prácticamente el menor era como su asistente.
—Nunca había salido de Seúl.
—¿Jamás has salido?
—Noup —le sonrió mientras miraba todo por el avión.
—Por cierto, y antes que me digas que no, todo lo voy a pagar yo ¿Entendido?
—No, no puedo permitir esto, no claro que no.
Chan fingió dormir e ignorar al menor, para que no dijera nada acerca de los gastos, ni de los pagos, el menor solo negó divertido y se dispuso a dormir, hasta que una mano suavemente comenzó a moverlo de un lado a otro.
Frunció el ceño y abrió los ojos.
—Jeongin ya llegamos.
—¿Ya? —hizo un puchero.
—Si, ya llegamos pequeño —bajo del auto y lo hizo bajar también, miró el hotel donde se quedarían hasta el día siguiente.
—Pensé que jamás llegarías, Bang.
—¿Hyunjin? ¿Qué haces aquí? —el mayor sonrió abrazando brevemente al pelinegro.
—Bueno, Félix me comento que ibas a venir y me pidió que te acompañara, por si intentabas suicidarte.
—No, no, no, nuestra relación esta pasando un pequeño problema, pero solo eso.
—Bien ¿Ya iras al juicio?
—Si y agradezco que estes aquí, porque quiero que lleves a Jeongin a conocer Incheon, mientras voy al juicio.
—Encantado, ahora largo.
Bromeo Hyunjin pasando uno de sus brazos por los hombros del menor, quien se sintió un poco fuera del lugar, la verdad era que quería pasar su tiempo con Chan, pero con la presencia del otro abogado, lo vio casi imposible, por lo que prefirió no decir nada.
—Entonces ¿Quieres ir a comer algo?
—Vamos por un helado.
—Conozco una heladería hermosa frente a la playa, vamos —le sonrió y Jeongin le correspondió, porque aquella sonrisa, fue bastante tranquilizadora.
Ambos fueron caminando tranquilamente, Jeongin por un lado estaba mirando todo con mucha curiosidad, parecía un pequeño niño y eso a Hyunjin le pareció algo demasiado tierno, por su parte, él estaba tomando fotografías de cosas que le parecías interesantes.
Editado: 11.01.2024