—Buenos días, busco a Yang Jeongin, me dijeron que estaba registrado en este hospital.
La recepcionista busco en su computadora, suspirando con algo de cansancio.
—Si, en efecto, él estuvo aquí por 5 días, pero ya fue dado de alta ayer.
—¿Cómo? ¿Con quién se fue?
—No sabría decirle el nombre de la persona, lo siento.
—¿Sabe la descripción de su apariencia? —la miró con desesperación— Quizá un familiar se lo llevó.
—Era un hombre alto, simpático, de cabello negro y con terno.
—Bang Chan —apretó sus puños— Gracias.
La recepcionista lo miro con una cara de confusión, pero no le tomó importancia al hombre que ya se había retirado.
Seonghwa estaba furioso, no podía creer que, a pesar de todo, su marido se hubiera ido con el imbécil que quería quitárselo, pero las cosas no iban a quedarse ahí, él iba a encontrarlo y lo iba a tener a su lado a como dé lugar.
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Hyunjin ayudó a Jeongin a caminar mientras lo llevaba a su departamento, había estado pendiente de él, cuidándolo y visitándolo todos los días, preguntándole a la doctora por su salud y por su recuperación.
Félix no había querido verlo por vergüenza y por culpa, por el contrario, estaba encerrado en su casa, con Chan y Minho cuidándolo, su estado de animo estaba demasiado bajo, no podía dejar de llorar, culpándose diariamente.
Luego de escuchar el diagnóstico de la doctora, no quiso ni imaginar el infierno que había vivido esos meses y todo era su maldita culpa, si no hubiera sido tan celoso, si no hubiera hecho caso a chismes, si no se hubiera alejado de Chan, nada de eso hubiera pasado.
—Hyunjin, disculpa que te pregunte eso, pero… ¿Por qué me traes aquí?
—Yo… no sabia a donde llevarte —abrió la puerta de su departamento— Si tu me das el dato de algún amigo o familiar, yo te puedo llevar ahí.
Jeongin se quedó en silencio, negando suavemente.
—¿Vas a dormir aquí, conmigo?
—No, nuestras habitaciones son diferentes, pero están juntas —le sonrió— Pero todo el personal de casa de la casa estará pendiente de ti, ya solicité una enfermera y claro que yo estaré a tu órdenes.
—G-gracias Hyunjin, no quiero ser una carga.
—Para nada Innie, encantado de tenerte aquí y ayudarte —se acercó a él para tomar sus manos, pero rápidamente el menor las quitó con miedo.
Hyunjin al ver su reacción, quitó rápidamente sus manos y se disculpó la mirada, sintiéndose tonto e idiota, era obvio que Jeongin no iba querer tener contacto con nadie, no después de lo que pasó.
Le sonrió de forma tranquilizadora y caminó lo dejó en la habitación de huéspedes, poniendo su mochilita en el sofá de la habitación.
—Siéntete como en casa, descansa un poco ¿Bien? Yo estaré en la habitación de enfrente, cualquier cosa, llámame o grita.
Jeongin asintió y cuando vio que el pelinegro se retiró, comenzó a sollozar en silencio para no alamar a su dulce salvador, tenía tanto por agradecerle; sin embargo, se sentía frustrado al no recordar nada de lo que pasó.
Pero de algo estaba seguro y es que Seonghwa tenía que ver en lo que sea que le he haya pasado.
Se acostó en la enorme cama de la habitación y comenzó a cerrar sus ojos, dejándose vencer por el sueño, hasta quedar profundamente dormido.
—Jeongin, tenemos que hablar, ven —lo miro con dureza y el menor se levantó confundido— Porque ya me dijeron que tú y Chan se fueron de viaje, así que vamos a hablar sobre como por tu culpa, Chan y yo ya no nos vamos a casar, hablaremos sobre como por tú culpa, mi bebé crecerá sin su padre.
Jeongin se movió por la cama, incomodo.
—Te abrí las puertas de esta empresa, te abrí las puertas de mi casa, te abrí las puertas de mi corazón, te entregué mi amistad y nada de eso fue suficiente ¡Para que no te metieras entre Chan y yo!
Su respiración comenzó a hacerse mucho más rápida.
—La confianza es algo muy difícil de ganar, pero muy fácil de perder —tiró las cosas del escritorio— ¡Yo confié en ti, Jeongin! ¡Pensé que eras mi amigo!
Su frente empezó a sudar, mientras seguía removiéndose por la cama.
—Estas despedido, te quiero fuera de esta empresa ¡Ahora! —lo tomó del brazo pese a sus suplicas— ¡Largo!
—Yo te traccioné —susurró con la voz entrecortada aun durmiendo.
Sin poder evitarlo, comenzó a sollozar, temblando y sudando
—Jeongin… Debo ir a ver a Félix, perdón.
—Créeme Hyunjin —se levantó asustado, respirando y vio todo a su alrededor.
Las cortinas cerradas, la enorme habitación alfombrada, mesitas de noche, un armario enorme, el sofá frente a la cama, el televisor en la pared.
Estaba a salvo, no estaba en peligro, Seonghwa no le haría ningún daño.
Miró el reloj en la mesita de noche y la hora marcaba las 7:46 de la mañana, ya era temprano, en su pesadilla recordó que, al salir de la empresa, recibió un golpe, no recordaba, ni quien, ni en qué momento perdió la conciencia.
Se levantó de la cama la cama asustado y caminó a la habitación de enfrente, tocó con suavidad y un Hyunjin en bata recién bañado le abrió la puerta.
—Lo siento… y-yo… regreso más tarde.
—No Jeongin, tranquilo, entra, me cambio y hablamos.
—Gracias —dijo entrando a la habitación del mayor.
—Hyunjin… no puedo dormir, he estado recordando cosas, cosas que no me acuerdo, ósea sí, pero-
—Hey —lo tomó de los hombros— No te fuerces a recordar, mira, me cambio y vamos a desayunar para que me cuentes lo que sientes.
La puerta fue abierta abruptamente, dejando ver a una hermosa chica de cabello negro, con una falda ploma y camisa blanca, con tacones alto y perfectamente maquillada.
—Perdón por avisarte que iba a venir, Hyun —suspiró con molestia.
Editado: 11.01.2024