Teach me to love (libro #1)

Capitulo 6

Permaneció casi diez minutos en la misma posición. Estaba pensando en la noche anterior que lo había destrozado todo. Su comportamiento inapropiado hacia Christian. ¿Cómo pudo desnudarse en un lugar donde estaba su guardaespaldas? Nunca volvería a beber, tenía que madurar. Al poner las sabanas al borde de la cama, se levantó y se dirigió al gran armario para elegir lo que usaría hoy. Lo abrió, durante dos minutos se quedó mirando un vestido rosa. Lizbeth se perdió en los recuerdos del pasado. Ese pequeño vestido se lo había comprado su madre para su quinto cumpleaños. Ella no tuvo el coraje de tirarlo a la basura, porque era lo único que tenía de su madre. Su padre no quería nada en la casa de su esposa, porque sus cosas solo le recordaban su muerte. Lizbeth no había guardado este vestido solo para recordar a su madre, sino también para guardar su memoria esa noche del trato. El vestido rosa llevaba cuando Mariano, el mafioso más peligroso de Italia, la miraba desde lejos.

 

 

Quiero acordarme de su cara porque no le voy a permitir que cumple su deseo. Cuando venga con el propósito de agarrarme violentamente, yo ya estaré lista para enfrentarlo, pensó.

 

 

Liz desde que regreso de Inglaterra pensaba solamente el siguiente paso. Puede que su hermano le obligo tener un escolta constantemente a su lado, pero ella quería aprender a cuidarse sola. Le pediría a Aris que hablara con Christian para enseñarle técnicas de defensa personal, si fuera necesario aprendería a usar una pistola.

 

 

Cuando logro volver a la realidad, eligió una falda negra ajustada combinada con una camisa de manga larga de color rojo oscuro. Se vistió y en el momento que ponía los zapatos, su escolta toco la puerta. La chica al responder con un “pase”, Christian abrió la puerta y entro al dormitorio.

 

 

“Buenos días señorita.” Dijo con un tono frio.

 

 

La muchacha se dio cuenta que estaba tratando de evitarla. La frialdad que tenía en su voz y su gesto congelado cuando volvió a mirarlo, le dio miedo. Generalmente Christian sonreía cuando estaba con ella, pero hoy era una persona diferente. Ella tenía la culpa. Ayer exagero mucho con el alcohol y con su comportamiento hacia su escolta.

 

 

“Buenos días Christian.” Intento quedarse serena.

Mientras él estaba en la habitación, ella evitaba su mirada. Entró en el cuarto de baño y salió después de diez segundos con la chaqueta negra que olvidó ayer debido a su confusión.

 

 

“¿Le gustaría ir a algún lugar?” Preguntó mirando a la puerta.

 

“En el centro comercial.” Respondió. No necesitaba comprar ropa ni joyas, solo quería poner su mente en orden.

 

“Hecho. Empezaremos en treinta minutos.” Dijo, y luego se acercó a la puerta. Antes de que su mano tocara el pómulo, la voz de Lizbeth lo detuvo.

 

“¿Los demás se fueron?” Preguntó la chica.

 

“Su hermano está en la empresa con la señora Heat y el pequeño está en la escuela.” Dijo y al abrir la puerta, desapareció de su campo de visión.

 

Lizbeth dejó escapar un suspiro.

 

Christian no iba a comportarse como antes, porque eso que ella le dijo y sus actos seguramente le dieron una mala impresión por su persona. Pero la chica no se habría imaginado que el guardaespaldas estaba distante solo para no volver a ducharse con agua fría. Su cuerpo se ha paralizado de las tres veces de ayer.

 

Lizbeth enderezó el pelo, tomó la chaqueta negra entre sus manos porque hacía mucho frío y salió al pasillo. Miró a la derecha y algo le atrajo de nuevo al sótano. Sabía que llenaría su mente de malos recuerdos, pero tenía que hacerlo para dejar de sentir un poco de amor por su padre sin corazón. Se dirigió hacia la puerta del sótano y con la mano temblorosa la abrió. La oscuridad no la asustaba, pero esta vez estaba aterrorizada. Sentía un nudo en el estómago, sentía la presencia de alguien en esa habitación. Bajó el primer escalón e inmediatamente su corazón comenzó a golpearse incontrolablemente. Intentó mirar más allá de la oscuridad profunda, pero fue inútil. Bajó el segundo escalón, apoyando su mano izquierda en la pared húmeda. No veía a dónde pisaba, y si no lograba pisar bien el tercer escalón, caería en el suelo lleno de polvo. La puerta del sótano llevaba siete meses sin abrirse. Aris no tenía el coraje de entrar, y Erika simplemente no quería involucrarse más en el tema del Heat muerto.

 

Cuando Liz finalmente encontró el botón que encendía la luz, todo el lugar se iluminó. Sintió un gran alivio. Ahora no tenía por qué temer que se cayera. En el momento en que bajó el último escalón, escuchó un ruido proveniente de la biblioteca. La sensación de que alguien estaba en el sótano había crecido.



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En el texto hay: peligro, mafia, secretos

Editado: 28.09.2019

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