Teach me to love (libro #1)

Capitulo 12

“Esto era lo último que esperaba que me pasara hoy.” Comentó Nicholas mirando su reloj. “Chicos discúlpenme, pero tengo que irme.”

 

“¿Te vas a ir?” Dijo Liz triste.

 

Aris sonrió. Su cuñado esta mañana estaba malhumorado y necesitaba una buena compañía…a Lizbeth por ejemplo.

 

“Tengo una cita y ya voy diez minutos tarde. Vendré luego para ver como esta Christian.” Tomo el celular en sus manos y envió un mensaje.

 

La chica frunció el ceño y a continuación cruzo los brazos debajo de su pecho. Estaba celosa, demasiado, y eso la enfurecía porque este tipo debía odiarlo a causa de su primer encuentro poco amistoso.

 

“Que la pase bien, señor Freezer.” Dijo entre dientes y se volteó. Caminó hasta la habitación de Christian y lo siguiente que hizo fue apoyar su espalda contra la pared.

 

Durante el esfuerzo que Lizbeth hacía para mirar la pared delante de ella y no desviarla hacia él, Nicholas trataba de entender porque razón la chica había reaccionado de esa manera.

 

“¿Alguien se ha molestado o me parece?” Sonrió Demetrio y guiño el ojo con picardía.

 

“Te parece.” Respondió en pocas palabras. “Demetrio, nos vamos.”

 

El joven simplemente asintió porque sabía que si difiriera en este preciso instante con su escolta, le daría un puñetazo en la cara. Ya podía decir con certeza que Lizbeth se molestó, aunque no tenía por qué hacerlo ya que Nicholas después del engaño de Eva le era imposible tener de nuevo una cita con una mujer.

 

Los dos hombres se despidieron de Aris, y Demetrio enseguida fue a despedirse de Liz, que se encontraba perdida en sus pensamientos.

 

“Fue un gusto verte Lizbeth, vendremos más tarde con Nicholas.” Dijo Demetrio metiendo las manos en los bolsillos.

 

“Cuando termine con su cita…” El tono irónico de la chica se hizo perceptible.

 

“Cariño, no es necesario llenar ese corazoncito de celos, Nicholas no se encontrara con una mujer, sino con un amigo.” Le explicó.

 

“No siento celos, has confundido mi reacción.” Aunque su voz estable lo convencía, sus mejillas rojizas le mostraban a Demetrio que si estaba celosa, muchísimo.

 

 

Sonrió. Sin darle una respuesta, comenzó a alejarse de ella y acercarse a Nicholas, quien estaba hablando de algo con Aris. Cuando salieron del hospital, el joven no pudo contenerse y le preguntó.

 

 

“¿Qué pasa contigo y con ella?” Nicholas abrió los ojos más de lo normal.

 

“No pasa nada.” Responde. Al abrir la puerta a Demetrio, entró dentro del coche y él hizo lo mismo.

 

“Pusiste celosa a la chica con esa mentira de que tenías una cita.” Dijo y luego puso el cinturón de seguridad.

 

“No pretendía hacerlo, Demetrio, y no he mentido. Tengo una cita.” Encendió el motor y aceleró.

 

“Tienes una cita pero con tu psicólogo, no con una chica que Lizbeth creyó.”

 

 

Nicholas golpeo el volante con la mano enfurecido y miró a Demetrio desde el espejo del retrovisor.

 

 

“¡Esta conversación ha terminado!” Gritó sorprendiendo a su protegido.

 

 

Durante una hora que el coche se dirigía a la casa había un silencio total. Llegaron a la mansión ya que la hora de salida de Demetrio había terminado. Nicholas apagó el motor y bajo del vehículo. Abrió la puerta y de ella salió el joven. Freezer tenía la intención de marcharse enseguida al psicólogo, pero cuando la madre de Demetrio apareció en la entrada principal de la casa, cambió de opinión.

 

El señor Francisco no se enojaría si tardaría unos minutos más. Después de todo, Nicholas siempre a la citas con su psicólogo era puntual.

 

 

“¡Nick!” Chilló entusiasmada la señora Marin y corrió hacia él.

 

 

Cuando la madre de Demetrio se paró frente a Nicholas, le dio un fuerte abrazo. Elisabeth Marin. Una mujer excelente, quien fue la única que ayudó a Nicholas superar sus miedos. Primero, ha podido ser amigable con Elisabeth, que es una mujer. Ella veía a Nick como un hijo, un segundo hijo, y lo amaba mucho.

 

 

“Señora Elisabeth.” Una sonrisa tenue apareció en su rostro. “¿Cómo está?” Preguntó y ella levantó una ceja al escuchar el plural.

 

“Nick, te he dicho que no me llames señora, me parezco vieja.” Ahogó una risa.

 

“Está bien, ¿Elisabeth, como estas?” Preguntó, pero esta vez no era en plural.



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En el texto hay: peligro, mafia, secretos

Editado: 28.09.2019

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