Teach me to love (libro #1)

Capitulo 30

Imperio de la mafia, Italia.

Un mes después…

 

 

“Señor Ritsi, la última información que tuvimos de Lizbeth Heat fue que dio su segundo beso con Nicholas Freezer, eso sucedió hace dos semanas.” Informó uno de sus secuaces a Mariano después de haber ingresado a su oficina sin su permiso.

 

“¿Cuántas veces te tengo que decir que golpeas la puerta y tras de responderte con un «si», puedes entrar?” Gruñó y se levantó tan bruscamente de la silla de cuero que se cayó al suelo.

 

 

Su escolta retrocedió dos pasos, aterrorizado mientras que bajaba la cabeza como si estuviera haciendo una reverencia frente a su superior. Mariano eso es lo que quería, que todos lo temieran. Él era el jefe de la mafia y cada uno que trabajaba para él, tenía que obedecer sus órdenes.

 

 

“Me disculpo, señor. No se repetirá de nuevo.” Respondió con voz temblorosa.

 

“Eso espero Philip, porque en la cuarta vez no lo voy a dejar pasar.” Habló entre dientes.

 

 

Mariano estaba bastante molesto por el comportamiento de su alma. A medida que pasaba el tiempo, Lizbeth se acercaba cada vez más a Nicholas de modo erótico. Estaba haciendo un gran esfuerzo para no dejar que el susto quemara sus entrañas. Pero era muy difícil, casi imposible. Tenía miedo de que iba a perder el amor de su pequeña si su guardaespaldas continuaba estando cerca de ella.

 

Nunca tuviste el amor de Lizbeth para perderlo ahora.

 

 

Ignoró la voz de la razón como siempre hacia, y haciendo señas a su secuaz para acercarse hacia él, agarró el Tablet de su mano.

 

 

“Tenemos que avanzar al plan B.” Dijo el mafioso y una sonrisa perversa se extendió en sus labios. Tenía planes para Nick y su alma.

 

“¿Y cuál es, jefe?” Preguntó el hombre con la cicatriz en el brazo. Una cicatriz debido a un incendio hace muchos años. El escolta todavía recuerda la figura de la mujer mientras luchaba con las llamas. Estaba allí cuando la tía de Lizbeth se quemó por completo.

 

“Llegó la hora para una llamada telefónica a Nicholas Freezer.” Dio el Tablet de nuevo a su escolta tras de verificar la información de las familias Freezer – Heat y a continuación, susurró algo a Philip quien estaba parado frente a él.

 

 

Tan pronto como el guardaespaldas se retiró del lugar, caminó hacia el escritorio y, tras de sentarse en el borde de la superficie, se quedó allí esperando que la persona quien ayudaría en el plan B viniera.

 

 

Mordió los labios cuando la deslumbrante figura de Eva Eason apareció frente a él. La mujer diabólica, su mujer. Observó de pies a cabeza su cuerpo, era como un modelo. Cuando sus ojos pasaron por sus pechos, se quedó unos segundos allí hasta que la chica carraspeó. Levantó la mirada y se enfrentó a la suya, una que le hechizaba. La forma en que lo miraba era desconcertante. Algo muy extraño. Mariano Ritsi era el líder de la mafia italiana, quien aterrorizaba a cualquier persona que destruía sus planes. No podía tener tales sentimientos. Era un mafioso, y esta gente no tienen debilidades. No temen. No sienten nada más que enojo, ira, odio y…pasión.

 

 

No tenía idea de porque se sentía débil en los momentos en que se encontraba en el mismo lugar que Eva. Era algo peligroso, y debía urgentemente dejar de sentirse así.

 

Te enamoraste.

 

Ignoró todo cuando llegó a sus oídos la dulce voz de la chica, quien estaba de pie con los brazos cruzados sobre el pecho.

 

 

“¿Qué quieres ahora Mariano?” Preguntó aburrida y él mordió los labios. Si continuaba así, sus labios terminarían sangrientos. “¿Todavía no te aburriste tener mi cuerpo bajo tu control?”

 

 

Tomó una respiración profunda conteniéndose. Quería besarla de forma violenta y salvaje que no habría más aliento en sus pulmones. Tenía la necesidad de hacerla suya por una vez más.

 

 

“No te llamé por eso Eva, sino por otro motivo.” Habló Mariano y la chica se sintió aliviada. Por suerte, hoy el señor no deseaba jueguitos eróticos, o eso pensaba.

 

“Te escucho.” Un guardaespaldas entró en la oficina cuando un silencio se extendió entre ellos y Eva lo miró de soslayo.

 

 

Levantó una ceja y con una sorpresa en el rostro, volvió su atención completamente al mafioso, quien no miraba a ella, sino a Philip.

 

¿Por qué estaba mirando a su mujer? Si no era un hombre de confianza y su amigo durante años…, lo estrangularía con sus propias manos.



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En el texto hay: peligro, mafia, secretos

Editado: 28.09.2019

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