Lizbeth sintió un mareo y se sujetó por la barandilla de la escalera para no caer al suelo. Inmediatamente, su guardaespaldas bajó rápidamente los escalones que lo separaban de su niña y a continuación, la agarró de la cintura. Todo el cuerpo de la chica estaba temblando y Nick se dio cuenta de ello, entendió que algo le pasaba a su pequeña. Liz no se estremeció debido a que estaba enojada con él, no, no era eso. Había algo más escondido detrás de toda ésta reacción.
“Mi niña, ¿qué sientes?” Preguntó intranquilo, y la escuchó resoplar.
“Déjame, Nicholas, estoy bien.” Su respuesta abrupta no le pasó desapercibida.
Tragó con dificultad. Liz todavía estaba enojada.
La chica tras de haberse alejado de los brazos de su escolta, con cuidado bajó los escalones que habían quedado de modo que pisara el suelo plano de la sala de estar. Cuando había llegado al primer piso, pero también lejos del triste Nick, corrió hacia Christian, quien esperaba con una sonrisa amplia en los labios. Se paró justo enfrente de él, ahí donde sus zapatos atléticos tocaron la rueda de la silla. Sin pensarlo dos veces y sin recordar la presencia de Nicholas, se sentó en el regazo de su antiguo guardaespaldas.
“Señorita, no…” Comenzó a decir en voz baja, pero las siguientes palabras se quedaron atascadas en su garganta. Se puso muy ansioso con la presencia de Liz y la decisión que ha tomado de sentarse sobre sus piernas, llegó su mente al límite, se nubló solamente por su toque.
“Christian, hace meses que no te veo, déjame abrazarte un poquito.” Le dijo la chica. Él abrió la boca para responder, pero el repentino abrazo que le dio lo dejó sin palabras.
En ese momento, Erika bajó uno por uno los escalones y se quedó en el escalón donde su hermano se encontraba. Colocó la mano en su hombro y él simplemente suspiró. Sabía que era Erika la que estaba a su lado.
“¿Qué pasó hermanito, ha venido el rival?” Bromeó ella, pero Nick no tenía ganas para sus bromas. Se giró y la miró con enojo.
Ya que la chica solo obtuvo de su hermano un profundo silencio, decidió continuar con las preguntas.
“Nick, Liz te adora, es imposible voltear a ver otro hombre. Aunque Christian siente cosas por la chica, ella no, lo ve simplemente como un amigo, como un familiar.” Le explicó.
La miró con una sorpresa en su rostro.
“¿Desde cuándo lo sabes?” Hizo la pregunta y al mismo tiempo un suave color rojo aparecía en sus mejillas.
“Puede que consiguen ocultarlo de la mayoría, pero no de mí. Sus miradas cada vez que miran el uno al otro, los traicionan. El contacto que existe en los momentos en que la proteges, también. Es obvio que no puede vivir alejados. Por ella no puedo decir con seguridad qué es lo que siente exactamente, pero mi hermano mayor, para ti, puedo decir que estás locamente enamorada de ella.”
Se quedó sin palabras. Se paralizó con todo lo que Erika le había dicho porque en parte tenía razón. No podía vivir sin Lizbeth Heat, pero no estaba enamorado. No. Le era imposible amar después del engaño de Eva.
No trates de ocultar lo que realmente sientes por esa chica encontrando excusas.
Bajó los escalones y avanzó hasta que llegó cerca de Christian y Liz, quien todavía estaba sentada en sus piernas. Carraspeó sintiéndose incómodo y Lizbeth al escuchar su voz, giró la cabeza para mirarlo. Sonrió tímida y luego se levantó de las piernas de Christian dándose cuenta de que había tomado la decisión equivocada de sentarse en las piernas de su ex escolta. Puede que con Freezer estuvieran en una etapa…que era necesario que el tiempo pase para llegar hasta el perdón pero, la chica no se sentía bien estar cerca del sexo masculino, ante todo de Christian que sabía que estaba enamorado de ella. Desde el momento en que había dado unos besos y abrazos con su guardaespaldas, creía que estaban en un tipo de relación…aunque complicada. No le había pedido ser su chica, pero le daría todo el tiempo que iba a necesitar para estar listo de hacerlo.
Se puso al lado de Christian y bajó la cabeza. Se avergonzaba tanto de mirarlo a los ojos. Aunque había sentido un poco de felicidad cuando notó a Nicholas celoso, pero no quería usar el hombre ni lastimar el corazón de su escolta. No era ese tipo de chica. Nunca se acercaría a otro hombre para ponerlo celoso. Estarían juntos de nuevo debido de la decisión de los dos y no porque se forzaron. Estaba muy enojada y estaba segura que todavía no podía perdonarlo pero, al menos, lo trataría bien.