“Michael fue un milagro…” Pudo decir, aunque en un tono de voz bastante bajo.
Sin embargo, ambos lo escucharon.
Aris Heat dejó libres sus mejillas y bajó la mirada.
“¿Qué quieres decir con que fue un milagro?” Preguntó Nick tartamudeando, tras de haber pasado varios segundos de silencio. Aris era incapaz de hablar. Se había paralizado.
“No podía tener hijos, y no sé cómo sucedió, simplemente…fue un milagro.” Les explicó lo más importante, porque no quería entrar en detalles.
Nicholas sin responder a eso, se acercó a su hermana y le dio un abrazo. Ese que tanto necesitaba en ese momento. Por otro lado, ella miraba constantemente a su esposo. ¿Por qué no reaccionaba, porque no mencionaba algo?
Se alejó de los brazos de Freezer y se puso frente a Aris de nuevo, fue en ese entonces cuando levantó la mirada. Sus ojos estaban llenos de tristeza.
Lo decepcionó. Ella quiere otro hijo y no puede dárselo.
“Michael y tu son lo más valioso que tengo en mi vida. No pido nada más, no me falta nada. Si es la voluntad de Dios, que venga un segundo hijo.” La agarró de la cintura cuando su cuñado retrocedió para irse con pasos silenciosos.
“Te amo, Aris.” Susurró envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, sin dejar de mirar a su hermano que estaba tratando de evitar la conversación.
“Te adoro, cariño.” Dijo él con una amplia sonrisa en sus labios.
Seguía teniendo la mirada clavada en Nicholas, quien comenzó a subir el primer escalón. Negó con la cabeza y con ese gesto provocó una confusión a Aris.
“¿Tu cuando vas a empezar a marcar un gol, hermanito?” Le preguntó Erika, y Aris comenzó a reír a carcajadas.
Nick se detuvo abruptamente, en el tercer escalón, en el momento en que estaba a punto de subir el cuatro. Sintió sus piernas paralizarse y sus manos entumecerse. ¿Había escuchado bien? No, definitivamente no. Seguro ha escuchado mal.
Aunque le daba a su mente la orden de avanzar para subir los escalones que quedaban y finalmente desaparecer de su campo de visión, sus piernas no obedecían.
“La chica tiene veinte años y…” Quiso decir pero se detuvo en el último momento tras de ver a su hermano girar hacia ella y clavar su mirada asesina sobre ella.
“No te atrevas a continuar con todo esto, Erika.” Gruñó él y su hermana ahogó una risa después de que se había alejado de su marido.
“¿Por qué Nick? No tortures más a la chica, no le des falsas esperanzas. Creo que llegó la hora de conocerla, cuñado.” Él que habló era Aris Heat, sin saber que esa chica de la que Nicholas se había enamorado era Lizbeth.
Cuando se enterará, será el fin de todo.
“Sí, hermanito, trae a la chica a cenar. Yo quiero saber quién es. Puede que ya la conocemos.” Bromeó Erika.
Nick cerró las manos en puños y, entre dientes, dijo: “No traeré a ninguna chica aquí, porque simplemente no estoy en una relación.”
Tan pronto como soltó esas palabras, blanqueó los ojos. Su boca se abrió ligeramente y su mirada solamente miraba a la chica que estaba parada en la entreabierta puerta principal. ¿En qué momento la puerta se abrió y Liz entró en la mansión y nadie se dio cuenta?
Maldita sea, no.
Dijo cosas que no debía…cosas que simplemente las ha dicho para cerrar la boca de Aris y su hermana pero, temía, de que su niña lo creyó todo.
“¿No tiene una relación, señor Freezer?” Preguntó con una sonrisa traviesa en los labios. Hizo una pausa y luego continuó, bajo la intensa mirada de su guardaespaldas. “Lo dudo mucho. Un hombre tan guapo y que no tenga una chica a su lado para acompañarlo…”
Nicholas levantó una ceja. ¿Qué le estaba pasando? Ya no podía asegurar si estaba enojada o no con lo que había escuchado cuando entró en la mansión.
Por cierto, ¿Christian por fin se ha ido?
“Mi hermana tiene razón, cuñado, pero, por supuesto que ignoro por completo a ese comentario que te hizo sobre lo guapo que eres…” Dijo Aris entre dientes.
Había pasado mucho tiempo desde que vio por primera vez a Lizbeth Heat y un mes desde que se convirtió en su escolta. ¿Cuándo cambiaria Aris su forma de pensar? ¿No aceptaría por nada del mundo la relación que tenían? Eso no podía suceder, porque Nick simplemente quería seguir con su chica. Aunque tenía miedo, quería vivir con Liz el resto de su vida. Tardaría una posible relación seria, pero lo haría. Le pediría convertirse en su esposa, en algún momento en el futuro, su esposa porque esos preliminares…ser su novia…para él era algo estúpido.