“No tengo idea de quien pudo haber causado el accidente, con el propósito de matar a tus padres. Si supiera te lo iba a decir, porque el que le quitó la vida a mi amiga como si fuera un objeto sin vida, lo va a pagar.” Soltó dejando salir a la ira que había estado guardando dentro de ella durante tantos años. Desde el momento en que se enteró de que no era un simple accidente, quiso encontrar al culpable.
Le diría todo lo que sabía, y no le importaría si le pidiera ayuda al enemigo. Nicholas la ayudaría a encontrar al asesino de Emma y Kaleb Freezer, y luego Nick pagaría por todo el daño que causó a Tomás y a ella.
“El que probablemente sabe más es Alexander. Era el único testigo que se encontraba en el momento del accidente, pero se marchó antes de que la policía y la ambulancia llegaran.” Continuó diciendo ya que notó que Nicholas no pensaba decir algo.
“Si no es culpable, ¿entonces porque desapareció de ese lugar?” Insistió echándole la culpa a ese mafioso. Ya había aprendido a no confiar en esas personas. Los odiaba.
“Se asustó. Pensó que lo culparían por la muerte de esa pareja. Desapareció de la faz de la tierra hasta que un detective privado que yo contraté para buscarlo, lo encontró en una isla en Hawái, con cinco mujeres a su alrededor pero sin dejar de pensar en una sola.” Las palabras de Alicia quedaron grabadas en su mente.
Había comenzado a sospechar…
“Sentía algo por mi madre.” Susurró sin creer lo que estaba escuchando.
“Se enamoró de ella perdidamente Nicholas. De esa relación irracional que tenían ya que a pesar de la ternura que le mostraba no dejaba de ser la joven que compró, se creó un vínculo aún más fuerte. Después de unas semanas de la noche llena de amor y pasión que vivieron, en el vientre de tu madre comenzó a crecer una criaturita inocente.” Por fin la señora Heat había logrado revelar todo lo que quería decir hace años.
El corazón de Nicholas comenzó a latir en su pecho a ritmos incontrolables mientras miraba a la mujer bastante alterado. Por otro lado, Lizbeth abría y cerraba los ojos constantemente tratando de entender lo que su madre acaba de decir.
“¿Soy el hijo de ese mafioso?” Hizo la pregunta tan abruptamente que ni siquiera tuvo tiempo de hacer cálculos.
El silencio de Alicia le dio al escolta la respuesta que no quería escuchar. Su padre era un mafioso. De sus venas fluía la sangre de un peligroso líder de la mafia alemana. Al final se parecía a él, por eso estaba trabajando para este tipo de personas…no bastaba eso…también mató a alguien como seguramente lo hizo Alexander.
“Entiendo…” Dijo en voz baja y fue en ese momento que Liz le apretó la mano de Nick, que aún estaba unida a la suya. Hizo una pausa mirando ésta vez al suelo, y luego continuó: “Vengo de una familia maldita. ¡Mi padre es un monstruo!” Elevó el tono de su voz.
Su protegida negó con la cabeza y a continuación, apoyó la cabeza sobre su hombro. En seguida lo sintió relajarse. Cuando la chica le recordaba con su presencia que estaba allí para lo que él necesitaba, siempre se relajaba.
“No significa que porque él es un mafioso, también es un monstruo.” Habló con calma y lo que acaba de decirle a Nick, lo hizo girar la cabeza y dejar un beso en su sien, de nuevo bajo la supervisión de Alicia, quien comenzaba a alterarse.
Esto ya había alcanzado a otro nivel y cuando la verdad saliera a la luz…el odio crecería en sus corazones. Las dos familias estaban destinadas a sufrir, de una forma u otra, terminarían detestando a ellos mismos porque se amaron y por el hecho de que no podían vivir el uno sin el otro.
“Eres tan inocente, pequeña.” Susurró muy cerca de sus labios ya que Liz había levantado la cabeza para mirar directamente a los ojos al hombre que amaba.
“Verás que tengo razón Nick, las personas cambian.” Le dijo y estas palabras en lugar de hacer entender a Nicholas, lo hizo con Alicia, quien tragó con dificultad.
¿Las personas en verdad cambiaban, o estaban tratando de mostrar un rostro falso? Pensó la mujer elegante.
“Un momento, Alicia, ¿qué tiene que ver toda ésta historia de mi familia con Lizbeth?” Preguntó sacando a la mujer de sus pensamientos.
Iba a responder, si la joven que se escondía en la habitación de Alicia no comenzara a gritar. Se giró hacia el pasillo, de donde provenían los gritos. El resto de los asistentes hicieron lo mismo. Debido al espectáculo que estaba delante de ellos, quedaron todos paralizados. Eva, la ex mujer de Nicholas, corría hacia ellos mientras Tomás intentaba alcanzarla para evitar cualquier escándalo. Pero, ya era tarde porque la presencia de ella ha sido perceptible.