Teach me to love (libro #1)

Capítulo 4

"Por alguna razón te conocí y ahora te perdí..."

 

Su guardaespaldas se preocupó y queriendo saber más, tomó su barbilla obligándola mirarlo a los ojos. Pero, fue culpa suya. Christian se perdió en sus hermosos ojos y el único pensamiento que rondaba por su cabeza eran sus labios. Quería besarlos, pero no podía. Su trabajo era protegerla de la mafia italiana y no relacionarse con ella. Como le informó el señor Heat antes de que Lizbeth se fuera a estudiar a Inglaterra, corría un grave peligro ya que el líder de la mafia quería secuestrarla. Nadie sabía porque razón la estaba persiguiendo, y probablemente solo la misma Lizbeth conocía el motivo.

 

 

“¿Quién se alejó de ti?” Insistió sintiendo su corazón latir incontrolable.

 

 

¿Era posible que se haya enamorado? , pensó Christian.

 

 

“Él. Sé que no debería sentir estas cosas por un desconocido, pero fue inevitable.” Lizbeth apoyó la cabeza en su hombro.

 

 

“¿Te enamoraste de ese escolta que casi atropellamos?”

 

 

Sintió su corazón desmoronarse mientras Lizbeth se quedaba pensativa. Estaba consciente de que debía acabar con esa sensación desde el primer día pero, ¿cómo podía si estaba constantemente a su lado?

 

 

Es difícil que el corazón aparta algo que se ha acostumbrado, pensó.

 

 

“No sé Christian, porque no tengo ni idea de lo que significa la palabra amor. Nunca he vivido algo así y es lógico que no…” No pudo terminar lo que quería decir ya que se quedó dormida sobre su hombro.

 

 

La agarró por la cintura y la sacó del agua. La envolvió con una toalla y a continuación, abrió la puerta. Se dio cuenta que Erika todavía se encontraba sentada en la cama. Le sonrió tímidamente.

 

 

“¿Por qué se tardaron tanto?” Preguntó observando la chica dormida, que estaba cómoda en los brazos de Christian.

 

 

“Había tomado mucho…”

 

 

Erika no comentó nada, por suerte, porque Christian no tenía una respuesta lista para ella. Dejó a Lizbeth sobre la cama después de que Erika había hecho las mantas a un lado. Sin sacarle la toalla, cubrió su cuerpo. La chica se quedó mirando el escolta y a Lizbeth dormilona.

 

 

“Aris no debe saber que has visto a su hermana desnuda porque, estate seguro, que no habrá un buen final.” Le dijo negando con la cabeza.

 

 

“Yo no quería…”

 

 

Pero fue ella quien se desvistió. Ni siquiera me dio tiempo para reaccionar. Además, con ella delante de mí, ¿cómo reaccionar? , pensó.

 

 

“Christian, será mejor que te vayas a descansar, es tarde. Buenas noches.” Lo interrumpió acercándose a Lizbeth. Christian hizo un paso atrás para que Erika pudiera sentarse al borde de la cama.

 

 

“Buenas noches señora.” Y con la cabeza agachada salió cerrando la puerta.

 

“Espero que no hayas hecho algo de lo que mañana te arrepentirás.” Murmuró Erika.

 

 

Retiró la toalla del cuerpo de Lizbeth y luego, la cubrió con las mantas. Dejó la toalla mojada en el cuarto del baño y salió al pasillo. Cerró la puerta del dormitorio y bajó al salón. Vio a su esposo en el sofá, sentado en medio de la oscuridad. Ocupó un lugar al lado suyo y seguidamente cubrió su mano con la de ella.

 

 

“¿Estas bien?” Preguntó. Cuando sus ojos se encontraron, ella le dio una sonrisa.

 

 

“Me temo que algún día la van a encontrar.” Susurró con el temor en sus ojos.

 

 

“Christian no lo va a permitir, la protegerá de él.” Intentó tranquilizarlo pero, ¿cómo conseguirlo si ni ella misma lo creía?

 

 

“Cuando ese día llegue, nadie podrá salvarla.” Dijo y abrazó a su mujer, tomando una buena dosis de su aroma.

 

 

“Entonces, ¿Christian porque está aquí?” Quiso saber.

 

 

“Para evitar que mi hermana entra en pánico. Lizbeth necesita vivir una vida normal y no estar pensando que un hombre podría secuestrarla.”

 

 

Puede que Aris creyera que su hermana tenía una vida tranquila con Christian a su lado, pero no era el caso. Aunque la chica parecía feliz, en el fondo temía que ese mafioso, el que aterrorizaba a Italia y casi todo el mundo lograría encontrarla. Cada noche tenía pesadillas con él diciéndole que le pertenecía, pero las guardaba solo para ella. No quería estar hablando de ellas. Se despertaba en la noche llorando en silencio, sabiendo que ese trato, se haría realidad en algún momento.



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En el texto hay: peligro, mafia, secretos

Editado: 28.09.2019

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