Miré por última vez a quienes se habían convertido en mi grupo de amigos durante mi estadía en ese lugar. Sin duda, los extrañaría, pero era consciente de que mi momento había llegado.
Los saludé por última vez antes de perderme entre las escaleras eléctricas. Estaban todos: Rose, Nate, Renzo y, claro, Miles no podía faltar. Este último era, sin duda, a quien más me dolía dejar, pero sabía que seis meses volarían tan rápido como el viento. Sin embargo, no pude evitar soltar algunas lágrimas en nuestra despedida.
Repasé a todos con la mirada, viendo cómo agitaban los carteles efusivamente mientras me gritaban sus despedidas, mientras Miles parecía ocultar su tristeza tras aquella enorme cartulina.
—¡A presto, Kath! —me gritó por última vez Renzo—. ¡Ci mancherai!
—¡A presto, ragazzi, mi mancheranno anche loro! —fue lo único que pude decir antes de perderlos de vista.
Suspiré con cierta melancolía. Extrañaría esa sensación de comodidad que me habían brindado todos esos años. Me giré para retomar mi camino mientras arrastraba mi maleta hacia la sección de abordaje, donde mi tío ya me esperaba, impaciente al notar que no parecían querer dejarme marchar. Sin embargo, sabía que lo entendía, pues él, más que nadie, conocía mi pasado y cómo la falta de compañía a mi alrededor me había afectado.
Pero ya no solía pensar en aquello. A veces creía que, sin duda, sería una huella imborrable que me había forjado, pero no esperaba que definiera mi futuro. Una vez rompí aquellas cadenas que me ataban, pude ser libre de emprender mi vuelo, aunque siempre supe que estaba destinada a aterrizar nuevamente en Travelers.
Algo en ese lugar me llamaba, me susurraba entre sus ventiscas que debía volver, que pertenecía allí, que mi destino me esperaba. Aunque no lo quería aceptar, muy en el fondo yo también lo creía. Entre las sombras confusas de aquellos bosques se encontraban las respuestas a mis dudas y a los misterios que me albergaban, y yo estaba dispuesta a descubrirlos. Pero mi valentía flaqueaba un poco al recordar todo lo que había experimentado a tan temprana edad. Sin embargo, ya no me paralizaba, pues ahora era mi impulso para continuar con mi travesía.
—¿Estás lista, sobrina? —la voz de mi tío John me sacó abruptamente de mis pensamientos, obligándome a volver a la realidad—. ¿Todo bien?
—Todo perfecto, tío. Solo estaba pensando en lo mucho que extrañaré esto —me sinceré, pues sabía que él lo comprendería.
—Sí, creo que yo igual lo haré —un suspiro pesado salió de sus labios antes de adentrarnos por completo en la zona de abordaje—. Prometo que regresaremos algún día a vivir aquí de nuevo.
—Sé que así será, tío —me recargué sobre su costado mientras veíamos por última vez el cielo de la bella Verona—. ¿No esperaremos a Karl?
No pude evitar preguntar al notar su ausencia, a pesar de que claramente no tenía la intención de venir a despedirse de mí. La relación que tenía con su padre adoptivo era buena y no podía comprender que no hubiese asistido, ni siquiera para darle un abrazo reconfortante.
—Odia las despedidas tanto como yo.
Sonreí ante el hecho de que al fin lo había aceptado, comprendiendo a su vez la razón de su ausencia.
—Preferimos hacerlo en casa para ahorrarnos este momento.
—Son tal para cual.
—Es mi hijo al final de cuentas.
Le devolví la cálida sonrisa al hombre a mi lado antes de ingresar por completo al avión, sabiendo que dejaba atrás todo aquello que me había sanado para volver a adentrarme en esa tormenta que amenazaba con destruirme.
………………………. ***** ………………………..
El vuelo había sido de lo más acogedor a pesar de la distancia, aunque, sinceramente, con música y audífonos cualquier cosa podía serlo. A través de la pequeña ventana, podía vislumbrar las nubes y los radiantes rayos solares, que parecían abrazarme suavemente al sentir su roce en mi piel. No pude evitar extrañarlos una vez que desaparecieron, dando paso a aquel frío estremecedor que traían consigo las neblinas que comenzaban a inundar el panorama.
Sin duda, nos estábamos acercando a nuestro destino y yo no podía estar más nerviosa ante ello.
—¿Por qué regresamos tan pronto? Faltan casi dos semanas para entrar a Evermoorny —me atreví a preguntar una vez que vi que volvía a abrir los ojos—. Estamos a catorce de agosto y entramos hasta principios de septiembre.
Recalqué lo obvio, pues estaba consciente de que él tampoco estaba tan emocionado con ese viaje. Sin embargo, lo hacía porque así podría estar más al pendiente de lo que sucediera con el caso de la muerte de mis padres. Después de un tortuoso letargo por las influencias de Sthepano, al fin habían aceptado reabrirlo, y esa era una de las razones más poderosas por las cuales estábamos volviendo.
—¿No te lo había dicho?
Negué lo evidente, pues, fuera cual fuera su razón, no me la había compartido.
—Tenemos que presentarnos a una importante reunión. Asistirá toda la élite y es nuestra oportunidad para conseguir más socios comerciales para la empresa.
—Definitivamente no me lo habías dicho —me sinceré mientras sorbía el jugo que tenía en las manos—. ¿Tendré que asistir yo también?
#451 en Fantasía
#75 en Magia
#211 en Thriller
#100 en Misterio
criaturas miticas seres sobrenaturales, misterio romance magia, enemistolovers
Editado: 05.02.2025