Mi situación parecía ir de mal en peor, pero al menos ahora era consciente de que lo que me decía Damian no era solo para hacerme sentir mejor. Ese día fui encontrada inconsciente en medio del bosque con el cuerpo de la criatura a mi lado. Claramente las especulaciones dieron rienda suelta a que el odio hacia mi persona aumentara. Todos afirmaban que yo lo había asesinado a pesar de que muy en el fondo sabían que no era cierto.
Fui llevada a la corte smoll, pues al parecer el joven pertenecía a esa especie. No podía negar que había sido una experiencia interesante. Al fin le había podido poner rostro a una de las criaturas que se mencionaban en legends. Su reino era otra de las razones por las cuales no me encontraba totalmente disgustada. Era enorme, aunque podía entenderlo debido a su pasado como gigantes.
Toda la corte era ataviada por cientos de toques florales y ramas que formaban el palacio. El lugar parecía estar hecho específicamente de cosas naturales. Representando la naturaleza de sus habitantes. Lianas de flores rosáceas colgaban del techo fungiendo como cortinas que le daban un toque delicado y ameno. Contrastando con las apariencias grotescas de los smolls.
Para llegar tuvimos que a travesar uno de los cientos de portales que había por el bosque para entrar a su mundo, pues por ellos también solían vigilar el nuestro. Los guardias de magiesterio, mi familia, Haylin y el ministro habían acompañado mi camino.
Los demás testigos no habían podido ingresar. Pero tenían la ferviente fe de que me condenarían. Hecho que para su desgracia no sucedió, pues toda la corte estuvo de acuerdo que no era la culpable. El rey de los smolls me defendió de aquellos que me acusaban, y los encaro por su inepta acción ante lo que se venía viviendo con las criaturas desde tiempo atrás.
Fueron expulsados todos, sin embargo, a mí se me permitió quedarme al último adiós de aquel joven. Me comentaron que el viento les había susurrado lo que había sucedido, agradeciéndome a mí y al chico cuervo por haber salvado su alma de la condena. El ritual fue hermoso y estuvo lleno de canticos. Antes de incendiar su cuerpo en una balsa que surco un lago cristalino hacia lo que ellos llamaban “el dulce final”.
Como muestra de mi gratitud por confiar en mi le había prometido al rey smoll que le ayudaría a investigar lo que había pasado, pues el cuerpo presentaba unas runas antiguas. Al parecer nadie sabía su significado, y tampoco encontraba nada sobre ellas en los cientos de libros que había devorado al respecto. Era como si fueran algo mas oscuro de lo que se nos permitía saber.
Por eso todos esos días me había mantenido largas horas estudiando en la biblioteca, la cual, al igual que todo lo demás parecía haberse mantenido intacta ante el paso del tiempo
—Esto es inútil —resople totalmente resignada, al ver como un libro más llegaba a su fin—. Parece que esto está más allá de lo conocido.
—Realmente no sé cómo mas ayudarte —Liarder dejo a un lado legends y se acercó a mí—. Son todos los libros sobre runas y marcas que encontré.
Exhale tratando de liberar todas mis emociones. Me sentía totalmente abatida; la desesperación, el agobio y la impotencia luchaban por tomar el control de mi mente. Aun así, trataba de mantenerlas a raya para que no nublaran mi juicio por completo. Era consciente de que eso sería mi perdición en esos momentos.
—Lo se Liarder. Te agradezco tu ayuda —le agradecí dedicándole una sonrisa—. No que haría sin ti.
Lo vi ponerse nervioso ante aquello. Al parecer lo había tomado por sorpresa.
—Para empezar, ni siquiera hubieras podido entrar.
No pude evitar reírme. Realmente esperaba cualquier clase de comentario de su parte, pues sabía que no era mucho de demostrar su afecto.
—¿Es el equivalente a me caes bien? —inquirí para molestarlo un poco.
—En realidad, no —lo vi ponerse aquel libro de portada dorada en su rostro—. Eso fue el equivalente a “tolero tu presencia”
Negué sin más, era imposible sacarle algo a ese ser. Aunque con el tiempo había aprendido a leerlo, así como él también lo hacía conmigo.
—Mis bellos ojos de ángel te cautivaron. Yo lo sé.
Me miro arqueando una ceja, sabiendo que había dado en el clavo. Recordaba muy bien nuestro primer encuentro, y también la vez que me permitió quedarme. Mis ojos habían sido la razón. En ese tiempo no lo entendía, pero ahora era consciente de lo que significaban. Lo único que aún tenía en duda era si aquel chico seguía con vida. De ser así podría buscarlo y pedirle explicaciones.
—No soy mentiroso, así que tendré que darte la razón —decanto al fin.
No insistí mas, pues respetaba su silencio. Sin embargo, tenía que consultarle un par de dudas e ideas que me habían estado taladrando la cabeza esos días. Esperando que pudiera aclararme un poco el panorama, pues él sin duda tenía la respuesta correcta la mayoría de las veces.
—Dejando un poco de lado el tema —lo comencé a seguir entre las estanterías con una pila de libros en mis manos. Teníamos la tarea de reacomodar todo en su lugar, y yo pretendía ayudarlo—. ¿Has sabido algo sobre los vampiros?
Lo vi meditar un poco. Tal vez estaba tratando de recordar algo, pero no parecía estar haciendo efecto.
—Realmente no he escuchado nada interesante por los pasillos —no me miraba, pero sabía que era sincero—. Lo que tú me contaste. Han aumentado. Todos están asustados —lo vi atajar un libro que resbalo de sus manos con unos reflejos sorprendentes—. Esa clase de cosas vanas.
#451 en Fantasía
#75 en Magia
#211 en Thriller
#100 en Misterio
criaturas miticas seres sobrenaturales, misterio romance magia, enemistolovers
Editado: 05.02.2025