Tears Of Blood

JENNIE.

 

Las calles en la madrugada las sentía un poco insegura siempre, pero por su trabajo debía volver a casa durante esas horas. Jennie era una enfermera, y por esa semana le tocaba laborar toda la noche. El bus la dejo en la parada y debía caminar hacía su casa. Tenía su auto, sin embargo, la había llevado a un taller para reparar algo que fallaba. 

Llevaba puesto los audífonos y miraba de vez en cuando su celular. Su miedo no radicaba mucho solo en las personas, sino también en su miedo por la oscuridad. Desde siempre le ha tenido fobia a eso, pero poco a poco aprendió a controlarlo, aunque la ponía algo incómoda cuando andaba sola.

Su teléfono suena. Su esposo Vincent la llamaba.

—Cariño, hola— respondió ella tomando el micrófono de sus audífonos, y acercándolo a su boca. 

—Hola mi cielo, ¿Cómo estás?, yo ya me encuentro en el trabajo.

—Oh que bien, yo recién estoy llegando a casa. — respondió Jennie.

—Si… perdón por no poder irte a recoger, me llamaron del canal, por una urgencia.

—Entiendo amor, no te preocupes.

— Jen, mi amor…. — El tono de voz de Vincent cambió. — Ten mucho cuidado por favor

Jennie se mostró un tanto confundida.

— ¿Por qué?

—Es que, me llamaron porque aquí hay un caos por saber que sucede y sobre el mensaje del presidente. Es más, están ya programando el noticiero media hora antes del horario habitual. 

—Oh precioso, sí supe algo del mensaje del presidente, lo vi mientras descansaba un rato en el hospital.  

—Sí, y quiero que te cuides, hay vídeos en las redes… la gente está comportándose muy extraña. 

—No, no vi ningún vídeo, los veré en la casa amor.

—Bien, yo regreso que hay mucho para trabajar, tú descansa. Te quiero, besos.

—Besos— añadió Jennie.

Al finalizar la llamada, Jennie arribó a su hogar. Entró y se dirigió a la cocina, tenía hambre y se preparó un emparedado. Subió a su habitación, y enciende el televisor. Se sienta sobre su cama y muerde una parte del emparedado. Cambió el canal hasta el History Channel. Y se puso a ver un documental sobre los depredadores de ríos. Al terminar su merienda, se desvistió y se fue a la ducha. Luego se colocó su pijama, y se metió a la cama para dormir.

El sueño poco a poco la consumió, y olvidó de ver aquellos vídeos que le mencionó Vincent. Estaba muy cansada, y solo quería descansar para volver al trabajo durante la noche. Sin embargo, su celular vibró, puesto que su esposo le había mandado algunos vídeos por WhatsApp.

El cielo comenzó a ponerse de un color azul marino, ya estaba amaneciendo. Y Jennie no escuchó los pasos que provenían desde el primer piso. 




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