Tears Of Blood

MATH.

 

Desde la ciudad de Molkin, en el estado de Barchman. Math miraba por la ventana del edificio hacia las calles. El tráfico era inmenso, y las personas iban y venían de un lugar a otro. El cielo tomó un color celeste claro al mediodía, mientras que nubes oscuras se acercaban desde lo lejos. Se remangó las mangas de la camisa, y cruzó los brazos. Pensaba mucho en cómo le iría luego de que vendiera parte de las acciones de la empresa que él manejaba.

Puede que vaya bien, intentaba calmar sus nervios para mañana.

Se dio media vuelta y se sentó de nuevo en su escritorio. Tomó el teclado y buscó un poco de música relajante en YouTube. El ambiente de su oficina se llenó de armonías bajas y calmadas, lo cual generó en Math una sensación placentera. Se apoyó al espaldar y cerró los ojos.

Alguien toca la puerta interrumpiendo su momento de tranquilidad.

—Pase

La puerta se abre, e ingresa una señorita con una figura espléndida.

—Señor Math, disculpe que le interrumpa

Math vuelve a sentarse recto.

—No te preocupes—, entonces se percató que se mordía el labio inferior y estaba muy nerviosa, — ¿Sucede algo?— pregunta.

—Bueno… ocurrió una emergencia en mi hogar, y mi madre enfermó. En estos momentos se encuentra en el hospital y quisiera pedirle si puedo salir temprano hoy.

Math pensó.

Ella era una secretaria muy buena. La mejor que ha tenido hasta el momento.

—Está bien, pero espero que haya dejado todo en orden, ¿no?

—Sí, he dejado encargado a los asistentes y trabajadores.

—Bien, puedes ir. Espero que tu madre mejore.

—Gracias señor Math. Y…

Hubo una pausa.

—Dime— habló Math

—Le sugiero que vaya casa temprano hoy. Han informado en Estados Unidos que una enfermedad se está esparciendo… es lo que dicen en las noticias y en las redes.

—Ohhh eso, no, no. No hay de qué preocuparse. No pasará nada. Más bien ve yendo tú, tal vez tu madre necesite algo importante.

—Si, muchas gracias de nuevo.

Ella sale de la oficina y cierra la puerta.

Trató de realizar de nuevo su ritual de relajación. Sin embargo, no lo logró. Eran las doce.

—Dos horas más y es hora de irse a almorzar…—comentó para sí mismo.

Se levantó de su asiento y salió de su oficina. Caminó por el pasillo hacia el ascensor, presionó el botón para abrir la puerta y entró. Pensó que sería mejor si salía a tomar aire, sus nervios lo tenían muy tenso. Entonces su celular timbró, lo sacó del bolsillo y revisó que era.

Una notificación de Twitter le llegó. Al abrirlo, lo redirigió a un vídeo. En este se mostraba un tumulto de gente protestando con carteles y gritando “WE WANT THE TRUTH” frente a un hospital. A Math le parecía absurdo lo que estaba viendo, era una completa histeria colectiva provocada por una simple enfermedad. La policía acordonaba todo el hospital a la redonda, y llevaban un traje especial contra peligro de enfermedades muy contagiosas. Entonces, se escucharon gritos dentro del hospital. Y un hombre se aventó desde una de las ventanas del cuarto piso. Su cuerpo cayó al suelo, rebotó y dejó un gran charco de sangre. Todos comienzan a gritar, y el vídeo se terminó con esa última escena.

Math comenzaba a dudar de la seriedad de esta enfermedad… pero no quería darle mucha importancia. La gente se alteraba por cualquier cosa.

El ascensor descendió hasta el primer piso. Y la puerta se abrió. Caminó por un pasillo hacía la salida del edificio y decidió dar un recorrido por la cuadra. Pasó por una tienda, y se compró una barra de chocolate. El señor que le atendió le habló sobre la enfermedad, pero Math aún seguía insistiendo que no era algo de qué preocuparse.

Cuando terminó su pequeño paseo, pensó que ya era hora de volver al trabajo. Así que regresó al edificio, pero antes quería ir al baño. Se dirigió al que ese hallaba en el primer piso. Dentro, había cinco cubículos, y el penúltimo estaba ocupado; tal vez por algún trabajador. Así que entró al último, cerró la puerta, y antes de soltarse el cinturón, escuchó que aquel hombre que estaba a su costado comenzó a toser con fuerza.

Math se quedó quieto. Las noticias se le vinieron a la cabeza, y agudizó los sentidos para oír lo que estaba pasando. El hombre de nuevo tosía con mucha energía, y golpeo el muro de metal, lo cual sobresaltó a Math sacándolo del trance. El hombre golpeaba con más fuerza, tosía y se ahogaba.

— ¿Está usted bien?— preguntó muy preocupado

No contestaba.

Math alargo el brazo hacia la puerta para poder salir. Y cuando dio un paso, sintió que pisó algo líquido. Miró hacia abajo, y un charco de sangre corría bajo sus pies. Salió resbalándose pero se sostuvo de una parte del cubículo.

 

Entonces, el hombre comenzó a golpear la puerta, y Math huyó del baño y se metió al ascensor.  El corazón le latía con fuerza, pensaba que un loco, o tal vez un borracho se metió en el edificio. “¿Dónde se metió ese estúpido de seguridad? “Pensó muy irritado y agitado. Subió hasta el quinto piso. Al llegar, tomó sus cosas de la oficina y buscó las llaves de su auto, las encontró y se dirigió otra vez hacia el elevador.




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